martes, 30 de septiembre de 2014

"Chicas jazz" entre universitarios (1920-1929)


La década de 1920 estuvo plagada de contradicciones. Europa, que todavía se recuperaba de la devastación de la Primera Guerra Mundial, sufrió una serie de crisis económicas. Sin embargo, fue una época de grandes hitos culturales. Al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos, la nueva era comenzó con la aprobación del derecho al voto de las mujeres y la Ley Seca, terminando la década con el colapso de la bolsa de Wall Street en 1929.

Imágenes de la película "Los violentos años veinte" de Raoul Walsh
 
Fue la época del jazz, marcada por un aire de frivolidad y un acento en la juventud. Cada vez más gente acudía a los cines para ver a estrellas como Joan Crawford bailando el charleston en Vírgenes modernas, o leían sobre sus homólogas literarias en El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald. Las melenas cortas de las mujeres inspiraron nuevos estilos de sombreros, sin olvidar, por supuesto, las faldas sorprendentemente cortas. Sólo las más atrevidas las llevaban por encima de la rodilla, pero incluso los modelos a media pantorrilla eran más cortos que nunca y, con tanto mostrar las piernas, se fue prestando más atención a las medias y al calzado. La mayoría de las mujeres llevaban zapatos bicolor más sencillos para el día y elegían preciosos zapatos de baile con finas tiras y tacones Luis XIV para la noche.

Joan Crawford bailando el charleston
 
Los jóvenes acudían en tropel a las universidades. El príncipe de Gales marcó tendencia en tanto que los hombres imitaban su estilo informal, pero elegante: jerseys bajo una chaqueta, pantalones con cinturón y el denominado "cuello americano". La ropa de deporte también se puso de moda, apoyada por atletas y celebridades. Los pantalones de golf holgados que se cerraban por debajo de las rodillas y el jersey tricotado con patrón de cable y cuello en pico pronto abandonaron las pistas y los campos para ocupar los armarios masculinos. El jugador de tenis francés René Lacoste comenzó a sacar provecho de su apodo, El cocodrilo, para diseñar, y posteriormente vender, polos con el logotipo de un cocodrilo bordado.

 
En economía, los negocios prosperaban y resultaba fácil obtener créditos. Las mejoras en producción y las innovaciones en el mercado minorista impulsaron las cadenas de tiendas que ofrecían un gran surtido a precios bajos. Era el paraíso de los publicistas.

Anuncios de moda en la década de 1920-1929:

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