jueves, 25 de septiembre de 2014

Cuencos de café con leche

"Desayuno continental" de Pablo Lozano
 
Se sorprende a sí mismo soplándose los dedos como cuando era niño y se echa a reír mientras le viene a la garganta una bocanada nostálgica de pan dormido empapado en café con leche. ¡Hay que ver los recuerdos! Cualquier cosa te desencadena un amontonamiento de imágenes rotas.
 
- Joan, no jodas más y tómate la leche.
 
 
Le decía su abuelo. Como él mismo podría decírselo día tras día a sus hijos […] Se echa a reír. El niño pone entonces cara de orgulloso obligado por las circunstancias y engulle la leche con perfección técnica, incluso despreciativa. Beber la leche, de mañana, con las manos adaptadas al cuenco, buscando el misterioso calor que parece subirle desde el centro de la tierra. Yo tazas de ésas no quiero, le dijo a su mujer cuando vio que había comprado una vajilla de duralex. Para la leche nos las quiero. Estás cargado de cuentos. Mira, no sé por qué, pero si no me tomo la leche en tazón no me parece buena, sobre todo la leche de la mañana. La que tiene que limpiarlas soy yo y la loza se desconcha, siempre es un nido de mierda, tú muy señorito, pero...

- ¡Se acabó lo que se daba! ¡La leche en tazón y no hablemos más!

De vez en cuando hay que sacar el genio porque si no a uno le toman por el pito del sereno. Ya sé que son manías, pero tampoco está cargado uno de tantas como para no permitirse ésta. El tazón de leche le permitía recuperar la infancia, rostros de fondo, casi imposible recuperarlos del todo.
 
Manuel Vázquez Montalbán
("La soledad del manager")
 

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