Detrás de todo hombre hay una historia. Y detrás de toda tarta de chocolate, también. Michel Bras nació un frío día de noviembre en Gabriac, un pequeño pueblo francés del departamento de Aveyron, en la región de Mediodía-Pirineos. De niño, a Michel le gustaba salir a jugar en la nieve con su hermano André. Los críos correteaban sobre el campo helado hasta que dejaban de sentir las manos y se les cortaba la respiración. Después volvían helados a casa, donde su madre les esperaba con un enorme tazón de chocolate caliente. Así nació el famoso biscuit au chocolat coulant.
Michel Bras ideó esta receta en 1981, en su restaurante de Laguiole, en Aubrac. Quería honrar aquel chocolate a la taza, brillante y delicado, que preparaba su madre. También el color de los paisajes donde forjó su niñez: el marrón de los árboles en otoño, el pardo de los caminos, el blanco de la nieve. Para ello, preparó un esponjoso bizcocho que envolvía un núcleo de chocolate fundido, todo acompañado de helado o crema. No era la magdalena de Proust, pero casi.
Tras dos años de pruebas y ensayos hasta conseguir la textura perfecta, el coulant de Michel Bras se ha convertido en el postre más plagiado del mundo. Su nombre procede del participio del verbo francés couler, que significa "fluido", como la crema de chocolate caliente que brota del corazón del bizcocho horneado cada día en Aubrac.
Sea en coulant, a la taza, en bombones o en tabletas, debemos hacer acopio de chocolate dentro de la caja fuerte. Corre el rumor de que el calentamiento global nos va a dejar sin cacao en 2020. ¡Qué tragedia!
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