Aguilillo, toro que, cuando era conducido a Marsella el 13 de septiembre de 1900, rompió la jaula y subió a cubierta del vapor "Andalucía", causando el pánico entre los pasajeros. Fue rematado a tiros por el capitán y la tripulación
(Tomo I de Los toros, de Cossío)
[...] El gigantesco buque mixto "Andalucía" viajaba hacia Argelia con una carga muy especial. De repente, un estrépito descomunal apresó al pasaje, al que se advirtió que abandonara la cubierta. Aunque la tarde estaba serena, parecía que una tempestad había aflojado la obencadura.
- ¡Un toro! ¡Se ha escapado un toro!, gritó un marinero. Un astado enorme y cornimonumental de Miura había roto la jaula donde lo transportaban, para ser lidiado en el coso de Orán.
De un testarazo, la fiera arrancó un trozo de la crujía y con sus enormes agujas hizo cuantiosos estragos. Las entrañas del barco se estremecieron: carreras, pisotones, chillidos, bastonazos y sombrillas abandonadas. Víveres, maderaje y cabos volaron al rasel y hasta cayeron al mar: sacos de serrín atravesados como manteca, las tablas de cubierta desencajadas y convertidas en pequeñísimas virutas, y fuertes maromas que, partidas, zigzagueaban como leves serpentinas.
Los gritos histéricos de algunas pasajeras se entremezclaron con las respiraciones jadeantes de la mayor parte el pasaje, entretanto la tripulación del buque, también azarada, intentaba sosegar los ánimos a los más exaltados, quienes se refugiaban en los camarotes.
(La anécdota del toro "Aguilillo" inspiró a Luis Nieto Manjón para escribir
el relato "Un toro en alta mar", al que pertenece este fragmento).
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