miércoles, 21 de octubre de 2015

Aprender a andar... en torero


Ya inscrito [en la Escuela Taurina de Madrid], ese mismo día me dispuse a entrenar con los demás; mi padre había ido al Rastro y me compró todo el equipo: un capote y una muleta, que por cierto me venían grandísimos, mi espada de ayuda, el palillo para la muleta y el pañuelo de hierbas para hacer el típico lío de los maletillas. Creo que él disfrutó más que yo con el asunto.

[...] Y cuando ya me iba a poner a torear -a mi manera, porque yo no tenía ni puta idea- llegó uno de los profesores y me dijo que dejara los trastos quietos y que me pusiera a andar. Estuve dando vueltas y más vueltas a la plaza hasta que acabaron las clases. ¡Dos horas! Luego me enseñaron a doblar el capote y la muleta, los até en el pañuelo y me mandaron para casa. Al día siguiente se repitió la operación: monté la muleta yo solo y cuando me disponía a torear de salón me volvieron a decir lo mismo: ponte a andar. Y otra vez vueltas y más vueltas hasta el final de la tarde. Tres días me tuvieron así. Pasado el tiempo, cuando ya era uno de los alumnos aventajados, me atreví a preguntar a don José de la Cal por qué hizo aquello conmigo.

- Porque no sabías andar, porque no andabas en torero -me contestó.


Era verdad, porque, como chulito del barrio, caminaba de puntillas y moviendo los hombros. De "vacileta". Hasta que no me vio caminar erguido y posando bien los pies sobre la arena aquel hombre no me dejó coger un capote. Aprender a andar, ésa fue la primera lección que me dieron en la Escuela Taurina de Madrid. Eran, claro, mis primeros pasos en el toreo.

Autobiografía de José Miguel Arroyo, "Joselito, el verdadero"

2 comentarios:

  1. Los andares, las heshuras, el garbo, la torería, irse andando pa la cara del toro, haserle el embroque en la misma cara y clavarle un para salir de la misma manera: andando.

    Andando, ojú que cosa.

    ResponderEliminar
  2. He leído lo del título de FP Básica de Tauromaquia y sólo pueden matricularse alumnos con 15 a 17 años, condición absolutamente injusta y discriminatoria, porque una cosa es tener un título y otra ejercer la profesión. Yo permitiría que a esa FP taurina pudiera acceder cualquier persona a cualquier edad, varón o hembra, simplemente para adquirir formación en una tarea u oficio que te emociona, como si te expidieran un título de cocinero o cocinera y luego no trabajaras para El Bulli, sino para tí mismo. Perviviría aún más la afición.

    Basta leer el enunciado de algunas asignaturas para apuntarse con pasión y cariño a la tarea: "Lidia", " Liturgia taurina", "Suertes". Maravilloso todo.

    Yo me imagino a Gloria aprendiendo a torear a la verónica, así, adelantada la pierna contraria, cargando la suerte, la barbilla pegándole en el pecho y su pelo rubio recogido, y me apunto rápidamente de toro en el Ministerio del Interior.

    Beso Gloria.

    ResponderEliminar