martes, 5 de noviembre de 2013

El marido que pasó su luna de miel jugando al ajedrez

"Jugar es como esbozar algo" (Marcel Duchamp)
 

Además de exponer un urinario en la Sociedad de Artistas Independientes (Nueva York, 1917), Marcel Duchamp fue un magnífico jugador de ajedrez; una afición que no deja de ser sorprendente, ya que el riguroso orden del tablero contrasta con sus obras vanguardistas. Sin embargo, Duchamp fue capaz de trenzar ambos mundos y, en 1912, pintó El rey y la reina rodeados de desnudos flotantes, para continuar un poco más adelante con la obra cubista Los jugadores de ajedrez.

 
Su obsesión por el ajedrez llegó a tal extremo que, en 1920, cambió los pinceles por el mundo de los peones y compañía. A partir de entonces, compitió en torneos internacionales, representó a Francia en varios Juegos Olímpicos y publicó un libro sobre el tema. En 1919, escribió: "Tengo la impresión de estar a punto de convertirme en un fanático del ajedrez... Juego todo el tiempo".
 
Ni tan siquiera su esposa, con la que contrajo matrimonio en 1927, consiguió quitarle el ajedrez de la cabeza. Durante la luna de miel en Niza, Duchamp tampoco se alejó del casillero blanquinegro, donde pasaba las horas, diurnas y nocturnas, incumpliendo sus obligaciones como marido, hasta que su mujer, indignada, pegó con cola las piezas al tablero para que no pudiera moverlas.


"El ajedrez es un deporte violento. Si hubiera que definirlo con una palabra, es lucha. El juego en sí es muy plástico. Eso es lo que me atrajo tanto hacia él... No todos los artistas juegan al ajedrez, pero todos los ajedrecistas son artistas" (Marcel Duchamp).

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario