lunes, 25 de noviembre de 2013

"Le drame du taureau" visto por Lucien Clergue

"Puisque de toi la mort détourne ses yeux pers /
Ya que la muerte deja de mirarte con sus ojos azulados
Vide à ses pieds bâtards tes cornes d´abondance /
Vacía a sus pies bastardos tus cuernos de abundancia
Et sur la piste veuve après, l´or d´une danse /
Y sobre el ruedo ya viudo, el oro de una danza
Te voilà devenir cette ombre où tu te perds /
Hará que te conviertas en una sombra donde te pierdes"
(Jean Coucteau)


Lucien Clergue conoció a Picasso en 1953, durante una corrida de toros celebrada en el anfiteatro de Arles. El joven fotógrafo francés tenía 19 años, mientras que el autor del Guernica, 71. Éste, a causa quizás de su pasión común por la tauromaquia, adoptó a Clergue como si fuera un hijo. Poco después, le presentó a su amigo Cocteau.
 
 
Clergue, actual presidente de la Academia Francesa de las Bellas Artes, está a punto de cumplir los 80 años y sigue siendo un enamorado de la Fiesta (es un gran partidario de Juan Bautista) y La Camarga. Hasta tal punto le fascina la muerte del toro bravo en la plaza, que llegó a publicar un libro de fotografías sobre este motivo ("Toros muertos", 1970). Sus planos en contrapicado y el blanco y negro de su trabajo resultan estéticamente apabullantes.

 
Pero eso no es todo: algunos años antes, en 1965, Clergue rodó un cortometraje taurino titulado "Le drame du taureau". En diez minutos, el arlesiano consiguió plasmar su crudo, y a la vez turbador, punto de vista sobre la muerte en el ruedo y la fascinación que ésta despierta en el pueblo.

 
"Lucien Clergue est de ceux qui nous ouvrent les yeux,
parce qu´il a lui-même les yeux grands ouverts
et que son âme s´emerveille" (Mario Prassinos)
 

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