martes, 29 de septiembre de 2015

Apagaste las luces y encendiste la noche

Apagaste las luces y encendiste la noche.

Cerraste las ventanas y abriste tu vestido.
Olía a flor mojada. Desde un país sin límites
me miraban tus ojos en la sombra infinita.


Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) es el nuevo Premio Nacional de Poesía. Dos poemas suyos para celebrarlo.


Este aroma no es tuyo

Este aroma no es tuyo.
No es el olor tan suave de tus manos,
ni el perfume que anuncia tu llegada.
Tampoco viene de la infancia,
ni trae consigo imágenes de jardines remotos.
Tan sólo es el aroma de la sangre vertida
entre las páginas de un libro
sobre la guerra en la Edad Media.
Llevo toda la tarde sumergido
en ese olor de fiesta y de coraje.

Soneto de amor oscuro

La otra noche, después de la movida, 
en la mesa de siempre me encontraste 
y, sin mediar palabra, me quitaste 
no sé si la cartera o si la vida. 

Recuerdo la emoción de tu venida 
y, luego, nada más. ¡Dulce contraste, 
recordar el amor que me dejaste 
y olvidar el tamaño de la herida! 

Muerto o vivo, si quieres más dinero, 
date una vuelta por la lencería 
y salpica tu piel de seda oscura. 

Que voy a regalarte el mundo entero 
si me asaltas de negro, vida mía, 
y me invaden tu noche y tu locura.  

3 comentarios:

  1. Con el permiso de Luis Alberto y de la Jefa, aquí os mando un cantesito que le hice a mi mora y taurina Córdoba:


    Canto a Córdoba.-


    Ellos la hicieron para la vida y el amor.

    Tenian un rio, y en sus lindes agotaron la belleza.

    Se merecía fuentes, agua cristalina, naranjos, lugares recogidos para el rezo y el placer, y la abrumaron.

    Sus hombres y sus dias tienen esquema, la armonía de la razón.

    Sus calles meditan.

    Sus aceras nos devuelven nuestro eco y nuestra sombra enajenada.

    Sus casas y sus patios quieren la luz atrapada, para herirnos.

    Los teoremas y las tesis claman en los arcos y en la bóvedas.

    Si camino, el aire me inunda, me intimidan los muros blancos y vuelo a los balcones y las azoteas.

    Si pienso, quiero poemas, silencio en las almenas y los campanarios.

    Si bebo, soy pez y sangre desatada.

    Si la mujer viene, ya sé cómo enamorarla.

    Si muero, dejarme para siempre boca arriba, que pueda verla al amanecer.



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  2. ( Espero no haber defraudado a Córdoba )

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  3. El soneto del amor oscuro de Luis Alberto, tan carnal , me ha recordado una idea que ya no me acuerdo de quién es, leshe ya con la memoria, y que tiene musho de cierta a mi pareser:

    - El momento culminante del amor es cuando se sube la escalera.

    Beso jefa.

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