martes, 5 de febrero de 2013

El taxista que soñaba con un cocido


"No me hable usté
de los banquetes que hubo en Roma.
Ni del menú del hotel Plaza en Nueva York.
Ni del faisán
ni los foagrases de paloma,
ni me hable usté
de la langosta Thermidor.
Porque es que a mí,
sin discusión, lo que me quita el sueño
y es mi alimento y mi placer
la gracia y la sal
que al cocidito madrileño
le echa el amor de una mujer".


Éste fue uno de los grandes éxitos del cantante riojano Pepe Blanco. Cuenta Manuel Francisco Reina que el argumento de esta canción se le ocurrió a Rafael de León observando a un grupo de albañiles que trabajaban en el Teatro Real de Madrid a la hora de comer. La copla se estrenó en 1949.

 
"Cocidito madrileño,
repicando en la buhardilla,
que me huele a yerbabuena
y a verbena en Las Vistillas.
Cocidito madrileño
del ayer y del mañana.
Pesadumbre y alegría
de la madre y de la hermana.
A mirarte con ternura
yo aprendí desde pequeño.
Porque tú eres gloria pura,
cocidito madrileño".

 
José Blanco Ruiz, la voz del cocidito, nació en Logroño en 1911. Su currículum, hasta que terminó la Guerra Civil, estuvo marcado por un exceso de fatigas y la escasez de manduca. Sigue narrando Manuel Francisco Reina: "Al cumplir 16 años de edad, fatigado por la actividad de carretero, y sabiendo que su vocación era cantar, comenzó a trabajar con la extinguida firma comercial Casto Barrio cuya actividad mercantil consistía en compraventa de vehículos, motocicletas, remolques, bicicletas y ciclomotores. A los 18, obtuvo el carnet de chófer comercial, dedicándose a conducir taxis para la familia Casto Barrio, para otras empresas y por cuenta propia. Durante este período, fue, además, chófer particular del alcalde de Logroño, en 1929. En 1935 contrae matrimonio con la riojana Rosa Sistiaga. En esa época Pepe ya actuaba como cantante, su verdadero destino, y su fama se reducía al público que asistía a las tabernas de Logroño y otras poblaciones interioranas de La Rioja.

Pepe Blanco arropado por varios taxistas riojanos en 1978

Tras la guerra, "una vez desmovilizado, retornó a Logroño, a la edad de 28 años, estableciéndose como taxista. Pepe, para 1939, contaba con una sólida popularidad entre sus paisanos como cantante de voz varonil, dentro de los arquetipos del nuevo nacionalcatolicismo, y todos los clichés de hombría española [...] Cada noche ofrecía conciertos en el Café Ibiza -ahora "Café Moderno", sobre el que hablamos ayer-, donde había recibido el apodo de Marchenita [...] En 1945, el empresario Tarraman reunió, en el Teatro Maravillas de Madrid, por primera vez a Pepe Blanco y Carmen Morell. Aquí actuaron a dúo, sentándose las bases de aquella pareja profesional y sentimental que tanto que hablar y éxitos daría".


Por aquel entonces, Pepe tenía 33 años y Carmen 16. Tras tres lustros de triunfos y disgustos, Morell decidió dejar a su logroñés, un desengaño que lo marcó hasta el final de sus días, en 1981. Una curiosidad: "Consta en los medios informativos bonaerenses que Pepe ha sido el extranjero que mejor ha cantado el tango".

 

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