lunes, 4 de febrero de 2013

Logroño, bastión de toros y vino

"Los aficionados de las peñas taurinas mantienen la actualidad
de la Fiesta en los meses sin toros" (Paco Camino).

El pasado sábado embarqué rumbo a Logroño donde los amigos de la peña El Quite me habían invitado a dar una charla sobre los valores en el siglo XXI y su influencia en la tauromaquia. Anteriores conferenciantes me habían dando excelentes referencias sobre este grupo de aficionados riojanos, pero jamás pensé que su amabilidad y hospitalidad fuese tan colosal. Me sorprendió gratamente que tanto el presidente de la peña, Alejandro Lerena, como muchos de sus miembros, con Daniel Velasco a la cabeza, son unos jóvenes entusiastas de la Fiesta y la cultura taurina. A lo largo del año, despliegan una actividad abrumadora: tertulias, exposiciones, ciclos de cine, presentación de libros, visitas a ferias... Son ellos quienes realmente defienden y sostienen el bastión torista de Logroño, ya que, si fuera por la inexistente ayuda de la Casa Chopera, esta histórica afición habría entregado las armas hace ya algunas temporadas. Sirva como ejemplo la desastrosa corrida concurso, o pasarela de desechos de tientas, que organizó la empresa durante la pasada Feria de San Mateo.


El fin de semana empezó y terminó con un brindis taurino en La Laurel, calle de perdición si unas horas después tienes que hablar en público o coger un autobús de regreso a Madrid. El vino elegido fue "Tremendus", que la bodega Honorio Rubio embotella en Cordovín utilizando la varietal viura. Un blanco -vino de mujeres- que resultó todo un descubrimiento, muy fresco y afrutado. En Logroño, a pesar de los Chopera y el viento del norte, conservan la tradición de tomar vinos en la calle mientras se habla de toros y se lidia con un rosario de apetitosos pinchos. Hacía tiempo que no probaba unos champiñones a la plancha más ricos ni con mayor trapío que los que preparan en el bar Soriano. ¿Y qué decir sobre los "caracoles de la tapia del cementerio" que cocinan con mimo en El Muro? ¿Puede existir un nombre más poético?

Gracias también a la amabilidad de Félix y Paco

Harina de otro costal es la solera del Café Moderno, que lleva desde 1916 en la calle de Francisco Martínez Zaporta. En sus paredes conservan un retrato de un riojano ilustre: el genial Pepe Blanco, al que se rifaban en Sudamérica y que tendrá un merecido "post" en este blog.


Pepe Blanco, con el torero local Chicuelo II y aficionados logroñeses,
durante los San Mateos de 1954.

Yo voy recorriendo el mundo
Y la llevo por bandera
Para orgullo de mi pueblo,
La jota de La Ribera.

Tú que me viste nacer,
Calle de la Rua Vieja
De mi tierra que es Logroño,
Tú que me viste nacer,
Ermita de San Gregorio
Chiquitita, chiquitita…
Cuantas veces por el mundo te lloré,
Calle de la Rua Vieja
De mi tierra que es Logroño.


Tanto Pablo García Mancha como Pedro María Azofra, que tuvieron el detalle de entrevistarme para El Diario de La Rioja y El Correo, han resumido el contenido de mi charla, tremendamente humilde en comparación con la acogida de la peña El Quite y de los aficionados que salieron de casa el sábado por la noche, echándole valor al tiempo infernal (gracias a Pablo e Isabel, por encontrarse entre el público):

- En Diario La Rioja: "Hemos terminado con la incertidumbre".

Con el presidente de la peña durante la conferencia

Tras la conferencia, los riojanos del Quite decidieron ir a punta de capote hasta el Asador La Chata, donde nos sirvieron una cena-degustación-pantagruélica de siete platos. Aún se me saltan las lágrimas cuando recuerdo la exquisita menestra de verduras, la sopa y las pencas con foie y queso. Con estos mimbres, se trenzan recios cestos, porque los riojanos son, sin duda, gente sólida, noble y de imperecederas tradiciones. El domingo por la mañana me llevaron de visita a una bodega, pero eso, como diría Kipling, es otra historia que contaré mañana.

Regalo de El Quite que conservaré siempre:
dos copas y un decantador con el escudo de la peña y mi nombre.

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