sábado, 23 de noviembre de 2013

Millonario gracias a Manolete


El pasado jueves, tras la tradicional tertulia taurina, se me acercó un aficionado singular: se llamaba José Antonio Sanz Domínguez de Vidaurreta, una celebridad en la España de 1969 tras ganar un millón de pesetas -antes, una pequeña fortuna- en el concurso de televisión "Las diez de últimas", presentado por el inolvidable José Luis Pecker. La mecánica del programa era sencilla: cada participante elegía un tema y el conductor los bombardeaba con preguntas hasta averiguar quién acertaba más. El tema escogido por José Antonio fue "Biografía de Manolete", mientras que su contrincante se decantó por la Segunda Guerra Mundial.
 

Con aquel millón de pesetas, este Manoletista acérrimo (llegó a leer más de setenta libros sobre el diestro), que jamás se separa de su sombrero, colchonero y de memoria prodigiosa -doy fe que aún la conserva intacta- montó un bar en la calle Altamirano de Madrid al que bautizó, en homenaje al programa que lo lanzó a la fama, "Las diez de últimas". El local, con ocho metros de fachada y vivienda incluida, le costó 300.000 pesetas. Y allí vivió José Antonio, con el repique de fondo de las Campanas de Linares, desde 1970 a 1980.
 
 
A sus 76 años, aún se le encienden los ojos al rememorar la primera vez que vio a Manolete: fue durante una corrida de La Beneficencia cuando, con nueve abriles, su tío lo llevó a Las Ventas. En otra ocasión, vio al torero cordobés salir del Hotel Victoria y cruzar la Plaza del Ángel. Poco después de ganar "Las diez de últimas", a José Antonio le hicieron un homenaje, precisamente, en le Victoria. En el hall, un amigo se metió la mano en el bolsillo, le entregó una peseta y le dijo: "Toma. Ahora ya pasas de millonario".
 

El jueves, tras la tertulia taurina, José Antonio no intentó pagar los vinos con aquella peseta, sino con un billete tan genial como su propia biografía. "Algún día publicaré la verdadera historia de Manolete", sentenció antes de marcharse.
 

1 comentario:

  1. Que personaje de otra época ya desaparecida (felizmente), que sigue fiel a su Manolete, al que apenas conoció y casi ni vio, pero del que se aprendió todo hasta llegar a ser un personaje superpopular en la España de la TV en blanco y negro y un único canal.

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