martes, 19 de febrero de 2013

El torero más arrogante y mejor plantao


"Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
con una vara de mimbre
va a Sevilla a ver los toros.
Moreno de verde luna
anda despacio y garboso.
Sus empavonados bucles
le brillan entre los ojos.
A la mitad del camino
cortó limones redondos,
y los fue tirando al agua
hasta que la puso de oro.
Y a la mitad del camino,
bajo las ramas de un olmo,
guardia civil caminera
lo llevó codo con codo.
 
El día se va despacio,
la tarde colgada a un hombro,
dando una larga torera
sobre el mar y los arroyos.
Las aceitunas aguardan
la noche de Capricornio,
y una corta brisa, ecuestre,
salta los montes de plomo.
Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
viene sin vara de mimbre
entre los cinco tricornios.
Antonio, ¿quién eres tú?
Si te llamaras Camborio,
hubieras hecho una fuente
de sangre con cinco chorros.
Ni tú eres hijo de nadie,
ni legítimo Camborio.
¡Se acabaron los gitanos
que iban por el monte solos!
Están los viejos cuchillos
tiritando bajo el polvo.
A las nueve de la noche
lo llevan al calabozo,
mientras los guardias civiles
beben limonada todos.
Y a las nueve de la noche
le cierran el calabozo,
mientras el cielo reluce
como la grupa de un potro".


Este poema de Lorca titulado "Prendimiento de Antoñito El Camborio camino de Sevilla" recuerda a la hermosísima zambra "Antonio Vargas Heredia", compuesta, presuntamente, por Joaquín de la Oliva y Juan Mostazo en 1938 para la película "Carmen la de Triana". Escibe Manuel Francisco Reina: "Existe una polémica soterrada sobre esta copla, ya que hay quienes dicen que su autoría es de Rafael de León, que vendió la letra a los músicos y letristas que luego la registraron. Rafael de León, dada su discreción, nunca dijo nada al respecto de esta letra de factura bellísima".


Antonio Vargas Heredia sí era digno de su raza y estirpe, no como Antonio Torres Heredia, que fue un cobarde y se dejó apresar por la Guardia Civil tras robar limones en el camino de Sevilla.
"Con un clavel grana sangrando en la boca.
Con una varita de mimbre en la mano,
por una verea que lleva hasta el río
iba Antonio Vargas Heredia, el gitano.
Entre los naranjos, la luna lunera
ponía en su frente su luz de azahar.
Y cuando apuntaron las claras del día
llevaba reflejos de verde olivar.

Antonio Vargas Heredia, flor de la raza calé...
Cayó el mimbre de tus manos
y de tu boca el clavel.
De Puente Genil a Lucena,
y de Loja a Benamejí,
las mocitas de Sierra Morena
se mueren de pena llorando por ti.

Era Antonio Vargas Heredia, el gitano,
el más arrogante y el mejor plantao.
Y por los contornos de Sierra Morena
no lo hubo más bueno, más guapo y honrao.
Pero por culpita de una hembra gitana,
su faca en el pecho de un hombre se hundió.
Los celos malditos nublaron sus ojos,
y preso en la trena de rabia lloró".



¿Y quién era este hombre, flor de la raza calé, que volvía locas a las mozas de Sierra Morena? Un torero, por supuesto. En la película "Carmen la de Triana", protagonizada por Imperio Argentina, ella se colaba en el Cuartel de Dragones para llevarle a su Antonio, que estaba preso, algo de tabaco que le aliviara las duquelas. Por avatares del destino, en el tiempo que dura la condena, entre tantas idas y venidas, acaba enamorada de un brigadier. Cuando sueltan a Antonio, la encrucijada de celos está servida. Finalmente, Vargas Heredia muere en el ruedo tras recoger del albero un clavel lanzado por la traicionera Carmen.

 

A causa de las penurias desencadenadas por la Guerra Civil, "Carmen la de Triana", dirigida por Florián Rey y con guión inspirado en la obra de Merimée, fue rodada en Berlín en español y alemán. Allí, la coproducción se estrenó bajo el título de "Andalusische Nächte" y cosechó un enorme éxito.
Las historias de celos y navajazos han cautivado a medio mundo. Si a Antonio Vargas Heredia le hubieran comprado un billete de avión desde Córdoba a Buenos Aires, bien podría haber sido el protagonista del tango "Silbando", de José González Castillo, Sebastián Piana y Cátulo Castillo.
"Una calle... Un farol... Ella y él...
y, llegando sigilosa,
la sombra del hombre aquel
a quien lo traicionó una vez la ingrata moza...
Un quejido y un grito mortal
y, brillando entre la sombra,
el relumbrón
con que un facón
da su tajo fatal..."


3 comentarios:

  1. Es una canción bellisima; y aunque no estoy de acuerdo con una parte de la letra cuando culpa del asesinato a la jitana en lugar de a los actos del propio jitano, lleno de celos, justificados o no. Quien empuña y hunde la faca en el pecho del fulano es él. Eran tiempos en que estas razones se justificaban. Afortunadamente, ya han pasado. Pese a esto, sigo pensando que es una letra y una canción preciosa

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  2. En el comentario anterior escribí gitano y gitana con «j». Perdón, no es correcto. Quisiera corregirlo pero no lo encuentro

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