martes, 13 de noviembre de 2012

El cordón de mi corpiño


Escaparate de una tienda de lencería en noviembre de 2012

La mujer del cuadro se llama Naná. Para pintarla, Manet se inspiró en un personaje que aparecía en varias novelas de su amigo Zola ("La Taberna" y "Naná"). En la historia, Naná -una especie de don Juan femenino- era una joven prostituta que, gracias a diversos avatares, acaba convirtiéndose en una personalidad dentro de la sociedad parisina de mediados del XIX. La modelo que eligió para este cuadro se llamaba Henriette Hauser, amante del príncipe de Orange y asidua del café Tortoni. La imagen de esta mujer retocándose en el estudio del artista mientras un hombre la contempla de espaldas ofendió a las clases pudientes de la época, que rechazaron que la pintura fuera expuesta en el Salón de París en el año 1877.


Otro cuadro que recuerda a Naná es "Mujer ante el espejo", donde una joven de espaldas a nosotros contempla su reflejo. Al igual que el personaje de Zola, viste un corpiño de satén azul cielo. 


Si la imagen de Naná con su sostén celeste ha venido hoy a mi memoria ha sido porque, mientras pasaba ante un escaparate de lencería, iba escuchando en el MP3 a Antoñita Moreno cantar "El cordón de mi corpiño", arma de seducción desde tiempo inmemorial y que no pasa de moda. Hablemos en plata: "El cordón de mi corpiño" es un temazo por el que no transcurren los años. Lo escuché por primera vez en el verano de 2005, en un programa de RNE que dirigía José María de Juana y que se llamaba "Tal como éramos". Flipé en colores, como dicen los modernos. Desde entonces, es una de las perlas imprescindibles de mi repertorio.


"Tu quieres que yo te dé,
lo que no te debo dar,
el cordón de mi corpiño, mi niño,
que no lo puedo cortar..."


¡Cuánta sal y pimienta, y a la vez clase, derrochaba Antoñita Moreno cantando esta copla! La hizo suya aunque, como recuerda Antonio Burgos, su autor fue el maestro Guerrero:

«Un día, en Cádiz, en la calle Columela esquina a la plaza de las Flores, Salvador Guerrero me hizo su mejor autorretrato. Le presenté a Isabel mi mujer, que no lo conocía. Le dijo el poeta:

- ¿Te suena "el cordón de mi corpiño"? Pues yo soy el de "El cordón de mi corpiño", cariño...

El cordón del corpiño de Antoñita Moreno, cariño, admirado Salvador Guerrero, es el que anuda, como un balduque, el legajo de sus Coplas Completas, que si me pongo ahora a poner sus títulos, llegamos desde mi escritorio hasta la calle Columela en su Cádiz de usted, maestro. […] Aparte de Cádiz, Andalucía tenía que darle a Salvador Guerrero el cordón de su corpiño. Y con ese cordón, la medalla de Andalucía».

Salvador Guerrero, que a los 14 años, viajó de su Tacita de Plata natal hasta Elorrio, en la fría Vizcaya, para hacerse cura, terminó escribiendo "El cordón de mi corpiño"... ¡y 7.000 canciones más que tiene registradas en la Sociedad General de Autores! Surrealismo ibérico. Para que luego vengan unos progres indocumentados y huelguistas a hablar sobre la censura en el franquismo: a Manet los propios parisinos le prohibieron exponer a su encorsetada "Naná" y, en cambio, Salvador Guerrero se hizo una celebridad en España con "El cordón de mi corpiño". Si bien es cierto que, oficialmente, está copla fue prohibida por su "moral contraproducente", no dejaba de sonar por la radio. Tampoco extraña tanto si tenemos en cuenta que una de las canciones favoritas de Franco era "El emigrante".


Portada con dibujo de Toulouse-Lautrec

Al final, Naná se soltó la melena...
y se cortó hasta el cordón del corpiño

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