jueves, 12 de febrero de 2015

Consultorio sentimental


Adoro los programas de radio nocturnos donde sólo llaman locos o "desenamorados". Por estas fechas de San Valentín son impagables. Historias del tipo: "Julia se casó con su marido muy enamorada. Al nacer su cuarta hija, él empezó a cambiar de comportamiento y cualquier situación que se presentaba era una excusa perfecta para salir con los amigos. Cierto día, uno de esos amigos y delante de una vecina, le confirma a Julia la verdadera condición sexual de su marido". O: "Laura se ha llevado una desagradable sorpresa tras descubrir que el chico de la camiseta blanca y bronceado urbano no sólo era el socorrista de su corazón, sino de la urbanización entera. Tras sacarle el dinero para cubrir sus gastos, se da cuenta del engaño y ahora se pregunta cómo pudo haber caído en sus redes". 


Nada nuevo bajo el firmamento radiofónico: entre 1947 y 1983, durante 36 años, Elena Francis fue el gurú de las mujeres españolas. En su libro Elena Francis: un consultorio para la Transición, el profesor Gerard Imbert explica: "Lo que en un principio se concibió como un consultorio de belleza para promocionar cosméticos de marca, luego se transformó en un confesionario, aunque en el programa cabía de todo. Se hablaba de temas domésticos, del cuidado de la casa, de moda, de cocina [...] Una vez una chica preguntó cómo se colocaban las cosas en la nevera". Entre consulta y consulta, se ponían canciones dedicadas o se leían vidas de santos. Continúa Imbert: "Había muchas Elenas Francis encerradas en una: la amiga, la confidente, la directora espiritual; pero también la censora, la juez, la represora. Todo estaba empapado de grandes dosis de maternalismo".


Sobre asuntos amorosos y sexuales, Elena Francis se regía por los preceptos de la Sección Femenina: la principal función de la mujer era la maternidad, la homosexualidad era un transtorno que las esposas podían remediar, las muchachas no debían llevar tacones... Según Imbert: "La filosofía del programa era la de proponer un modelo de mujer abnegada, sufridora, entregada enteramente al hogar y capaz de cualquier cosa con tal de salvar la unidad familiar. Infidelidades, malos tratos, alcoholismo... Todo había que soportarlo por el bien de los hijos y su futuro". Igualito que ahora.


En 1982 se destapó el secreto de la señorita Francis: el personaje no existía "en cuerpo y alma", sino que era un montaje del catalán Instituto de Belleza Francis para promocionar sus productos. Desde los inicios, las cartas de las oyentes -20.000 al mes- eran respondidas por un grupo de asesores, entre los que figuraban un cura y un psicólogo. A partir de 1966, le encargaron el guión del programa al crítico taurino Juan Soto Viñolo... ¡para que luego digan que los aficionados no somos sensibles! Diversas locutoras prestaron su voz al personaje ficticio de Elena Francis, aunque la más carismática fue Maruja Fernández.

Juan Soto Viñolo en los toros... escribiendo, quizá, para la señorita Francis

En cierta ocasión, en el programa de RNE Carta de España, la condesa de Quintanilla -que, en realidad, era la condesa de Romanones- enumeró qué cualidades buscaba la mujer en un hombre. La respuesta fue colosal: "Yo creo que busca lo que ellas no tienen: que sea muy equilibrado, porque las mujeres somos muy emotivas y menos equilibradas". Actualmente, en los programas de madrugada, los locutores recomiendan la Ley del Talión: si él te pone los cuernos, ponlos aún más; si él tiene dudas, desprécialo; si él llega tarde a casa, no le abras la puerta; si él evita salir con tus amigas, escúpele... Eso sí: si tu pareja te confiesa que es homosexual y le gustan los hombres, se comprensiva y hazte su amiga.

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