Julio Verne -el escritor francés más traducido en el mundo- ha sido el gran agitador de la imaginación infantil y juvenil. Y digo "ha sido" porque ahora, desgraciadamente, en los colegios recomiendan unas lecturas absurdas, consiguiendo que los niños no vuelvan a hojear un libro. Me recuerdo a mí misma devorando las novelas de Verne durante el verano, en la playa o en la terraza: La vuelta al mundo en ochenta días, La isla misteriosa o la mejor de todas: Miguel Strogoff. Recientemente, en clase de francés, hemos leído un cuento bastante desconocido de su última etapa, titulado La jornada de un periodista americano en 2889, publicado en 1889. En él, Verne demuestra, una vez más, que era un visionario. No en vano, sospecho que Orson Welles y Herman J. Mankiewicz conocían este relato cuando, a principios de los cuarenta, escribieron el guión de Ciudadano Kane.
La isla misteriosa
Los hombres de este siglo XXIX viven en medio de un
espectáculo de magia continua, sin que parezcan darse cuenta de ello. Hastiados
de las maravillas, permanecen indiferentes ante lo que el progreso les aporta
cada día. Siendo más justos, apreciarían como se merecen los refinamientos de
nuestra civilización. Si la compararan con el pasado, se darían cuenta del
camino recorrido. Cuánto más admirables les parecerían las modernas ciudades
con calles de cien metros de ancho, con casas de trescientos metros de altura,
a una temperatura siempre igual, con el cielo surcado por miles de aerocoches y
aeroómnibus. Al lado de estas ciudades, cuya población alcanza a veces los diez
millones de habitantes, qué eran aquellos pueblos, aquellas aldeas de hace mil
años, esas París, esas Londres, esas Berlín, esas Nueva York, villorrios mal
aireados y enlodados, donde circulaban unas cajas traqueteantes, tiradas por
caballos. ¡Sí, caballos! ¡Es de no creer […]
¡Pues bien! Vamos a encontrar al conjunto de estas
maravillas en una mansión incomparable, la mansión del Earth Herald,
recientemente inaugurada en la avenida 16823 de Centrópolis, la actual capital
de los Estados Unidos de las dos Américas […]
Xanadú, la mansión de "Ciudano Kane"
Todas las mañanas, en lugar de ser impreso, como en los
tiempos antiguos, el Earth Herald es "hablado": es en una
rápida conversación con un reportero, un político o un científico, que los
abonados se informan de lo que puede interesarles. En cuanto a los clientes no
suscriptos, se sabe que por unos centavos toman conocimiento del ejemplar del
día en las innumerables cabinas fonográficas.
Esta innovación de Francis Bennett revitalizó el antiguo
periódico. En algunos meses su clientela ascendió a ochenta y cinco millones de
abonados y la fortuna del director aumentó gradualmente hasta los treinta mil
millones, cifra altamente superada en la actualidad. Gracias a esta fortuna,
Francis Bennett ha podido edificar su nueva mansión, colosal construcción de
cuatro fachadas, cada una de las cuales mide tres kilómetros, y cuyo techo se
ampara bajo el glorioso pabellón de setenta y cinco estrellas de la Confederación.
Francis Bennett, rey de los periodistas, sería hoy el rey de
las dos Américas si los americanos pudiesen alguna vez aceptar la figura de un
soberano cualquiera. ¿Usted lo duda? Los plenipotenciarios de todas las
naciones y nuestros mismos ministros se apretujan en su puerta, mendigando sus
consejos, buscando su aprobación, implorando el apoyo de su órgano
todopoderoso. Calcúlese la cantidad de sabios que animaba, de artistas que
mantenía, de inventores que subvencionaba. Realeza fatigosa la suya; trabajo
sin descanso y, ciertamente, un hombre de otro tiempo no hubiera podido
resistir tal labor cotidiana. Felizmente, los hombres de hoy son de
constitución más robusta, gracias al progreso de la higiene y de la gimnasia,
que ha hecho elevar de treinta y siete a cincuenta y ocho años el promedio de
la vida humana, gracias también a la presencia de los alimentos científicos,
mientras esperamos el futuro descubrimiento del aire nutritivo, que permitirá
nutrirse... sólo con respirar […]
"Metrópolis" de Fritz Lang
Habiendo dado esta breve lección, Francis Bennett continúa
la inspección y penetra en la sala de reportajes. Sus mil quinientos
reporteros, situados entonces ante sendos teléfonos, les comunicaban a los
abonados las noticias del mundo entero recibidas durante la noche. La
organización de este incomparable servicio se ha descrito a menudo. Además de
su teléfono, cada reportero tiene ante sí una serie de conmutadores que
permiten establecer la comunicación con tal o cual línea telefótica. Así los
abonados no sólo reciben la narración, sino también las imágenes de los
acontecimientos, obtenidas mediante la fotografía intensiva […]
La sala contigua, vasta galería de medio kilómetro de largo,
estaba consagrada a la publicidad y fácilmente se imagina lo que debe ser la
publicidad de un periódico como el Earth Herald. Producía un promedio de
tres millones de dólares al día. Gracias a un ingenioso sistema, una parte de
esta publicidad se difundía en una forma absolutamente novedosa, debida a una
patente comprada al precio de tres dólares a un pobre diablo que está muerto de
hambre. Consiste en inmensos carteles, que reflejan las nubes, y cuya dimensión
es tal que se los puede percibir desde toda una comarca […]
Como todas las personas acomodadas de nuestra época,
Francis Bennett, renunciando a la cocina doméstica, es uno de los abonados a la Gran Sociedad de
Alimentación a Domicilio. Esta sociedad distribuye mediante una red de tubos
neumáticos manjares de toda clase. Este sistema es costoso, sin duda, pero la
cocina es mejor y tiene la ventaja de suprimir la exasperante raza de los
cocineros de ambos sexos.
Au XXIXe siècle: La journée d'un journaliste américain en
2889
(Cuento de Julio Verne publicado en 1889)
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