miércoles, 14 de noviembre de 2012

La huelga (crónica gráfica y doméstica)


Pasó el 14-N y España sigue igual de canina que el 13-N, martes y trece (si alguien pretende que recordemos todas las abreviaturas alfanuméricas que se han sacado del bolsillo en los últimos diez años, van aviados). Para ser justos, por culpa de los paros en el metro de Madrid, quizás yo esté algo más canina que la víspera porque he tenido que ir y volver del trabajo andando (dos horas de caminata) y a estas alturas de la noche escribo con el último resuello. Como no hay mal que por bien no venga -ya lo decía Franco-, a eso de las siete y media de la mañana, sin despuntar la aurora, encontré entre Chamberí y el Barrio de Salamanca a un buen aficionado a los toros y abonado de Las Ventas, junto al que recorrí parte del trayecto hablando, por supuesto, de cuernos y caireles. Estas cosas no pasaban en las pelis de Eisenstein.


Entenderán, pues, que este miércoles no esté para muchas florituras literarias y me limite a colgar una crónica gráfica y doméstica de la huelga en Madrid, algo diferente, quizás, a las que han publicado en otros medios, mucho más serios y fiables. 

Hora de poner pies en polvorosa rumbo a la oficina... a pata.
La huelga ayuda a esculpir el cuerpo serrano.

Los niños han ido al cole. No sé si a las feministas les gustará
que la madre le lleve la maleta a su hijo... ¿atenta contra la paridad?

La tahona de "Magallanes" ha abierto.
Nada de porcentajes: he aquí el auténtico termómetro social.

Qué pena: en "Magallanes" tienen un pan estupendo...
Prefiero la pancarta de "¡Menos chorizos y más jamón!"

14:00 horas. Mercado de La Paz en la calle Ayala.
La gente sale a hacer los últimos mandaos.

17:30 horas. Grupúsculo de sindicalistas frente a la Biblioteca Nacional.
Por unos grandes altavoces, "pinchaban" música zen.


Graffiti sobre cristal.
Hora del consumista e inaceptable cafelito de la tarde. 

Graffiti sobre pared con emoticono incluido.

Última hora de la tarde. El personal sale a correr por el parque.
Un deportista previsor se pone el casco, por lo que pueda suceder.
En el cielo se oye el TA-TA-TA-TA-TA de los helicópteros.


1 comentario:

  1. Una vez más, mi querida Glorita, me encanta tu artículo y tus puntos de vista y de humor. Besos de tu compi de las Ondas.

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