Los madrileños, chulos como nadie, poseen su propia leyenda de Sleepy Hollow, aquel jinete sin cabeza creado por Washington Irving en 1820.
El terrorífico relato madrileño se remonta al reinado de Pedro I. Durante una noche del año 1353, unos ladrones entraron en la iglesia de San Ginés (Arenal, 13) para robar las joyas, candelabros y cálices que allí se guardaban. Los saqueadores, sin embargo, no repararon en un anciano que rezaba cerca del altar. Al ver al hombre, resolvieron asesinarle de una forma espeluznante: cortándole la cabeza y colocando su testa a los pies de la Virgen. Transcurrido un tiempo, varios madrileños juraron haber visto la sombra de un decapitado paseando bajo la arcada de San Ginés. Se trataba, por supuesto, del espíritu del anciano que había regresado del más allá para revelar el nombre de los criminales.
A pesar de la aterradora leyenda que se forjó entre sus muros, en este templo -uno de los más antiguos de la capital- fue bautizado Francisco de Quevedo (1580) y contrajo matrimonio Lope de Vega con Isabel de Urbina (1588). Aún hoy, muchos paseantes aseguran sentirse observados cuando caminan por la calle Arenal.
Es, además, un caso rigurosamente gótico.
ResponderEliminarMis saludos y, permítame decirle, su blog es espléndido.