Enseñando las garras de
astracán,
reclinaba en la barra de “Chicote”,
la “bien pagá” derrite, con su escote,
la crema de la intelectualidad.
Permanén, con rodete Eva Perón,
“Parfait amour”, rebeca azul marino,
-”Maestro, le presento a Lupe Sino,
lo dejo en buenas manos, matador”-
Y, luego, el reservao en “Gitanillos”,
y, después, la paella de “Riscal”,
y, la tarde del manso de Saltillo,
un anillo y unas medias de cristal.
reclinaba en la barra de “Chicote”,
la “bien pagá” derrite, con su escote,
la crema de la intelectualidad.
Permanén, con rodete Eva Perón,
“Parfait amour”, rebeca azul marino,
-”Maestro, le presento a Lupe Sino,
lo dejo en buenas manos, matador”-
Y, luego, el reservao en “Gitanillos”,
y, después, la paella de “Riscal”,
y, la tarde del manso de Saltillo,
un anillo y unas medias de cristal.
¿Quién era Lupe Sino antes de que le presentaran a Manolete, cierta noche, reclinada sobre la barra de Chicote? Los biógrafos más amables, escribieron que actriz o cantante; los más crudos -y probablemente realistas-, prostituta en el Madrid de postguerra. Sobre sus comienzos, se conoce su verdadero nombre -Antonia Bonchalo Lopesino- y poco más. ¿Era Antonia, chica de Chicote, una oscura clavellina que, hasta conocer al torero cordobés y calzar medias de cristal, iba de esquina en esquina, volviendo atrás la cabeza?
Soy la que no tiene nombre,
La que a nadie le interesa,
La perdición de los hombres,
La que miente cuando besa.
Ya...lo sabe... Yo soy... ésa...
La que a nadie le interesa,
La perdición de los hombres,
La que miente cuando besa.
Ya...lo sabe... Yo soy... ésa...
Sobre la juventud de Lupe Sino, escribe El Zubi en el Diario de Córdoba: "Siendo sólo una chiquilla, entró a servir como criada en casas de señores adinerados, huyendo de la inmensa pobreza en la que nació un 6 de marzo de 1917 en Sayatón, en la provincia española de Guadalajara, pues su padre Nicomedes Bronchalo Sánchez, de fuertes convicciones republicanas, era un humilde peón agrícola, que apenas ganaba para dar de comer a los nueve hijos que tuvo".
Lupe al lado de su primer marido
Después de servir como criada en el Barrio de Salamanca, consciente de su belleza y deseosa de ganar dinero para mantener a sus hermanas, Antonia pasó a trabajar como actriz en una sala de espectáculos madrileña. ¿Y luego? En este punto, entra en escena Andrés de Miguel, sociólogo y excelente aficionado que frecuenta la tertulia taurina del CEU cada jueves. Charlando acerca de Manolete, Andrés, generosamente, se ofreció a mandarme unas líneas sobre Lupe Sino que un amigo suyo había encontrado por casualidad mientras buscaba documentación sobre la Guerra Civil. A los pocos días, recibí este texto en mi correo:
"Manuel Salgado Moreira y Antonio Verardini, ingeniero de padre italiano y amigo personal de Cipriano Mera, se inventan en diciembre de 1936, una embajada, la de Siam, país como de las mil y una noches, y la montan con una bandera de fantasía en un chalet que ya no existe en la calle Juan Bravo 12. Para llenarla de gente que buscaba desesperadamente la seguridad de las embajadas se valen de un individuo de la alta burguesía madrileña Alfonso López de Letona, señorito calavera, ocasionalmente pistolero derechista. A los que llegan, los recibe Antonio Verardini como “canciller de la embajada”, mientras que Salgado Moreira había puesto micrófonos por todas partes para espiar a los “asilados”. Todo como una divertida película de espías excepto que en el Madrid de la época aquello acababa con un tiro en la cabeza.
[…] De Antonio Verardini sí que os voy a contar una historia real como la vida misma y porque no, divertida. En 1937 se casa con una mujer llamada Antonia Bronchalo Lopesino y por las fotos que se tienen de ella extraordinariamente bella. Antonia procedía de una familia numerosísima y muy humilde de un pueblo de Guadalajara y como muchas otras mujeres se había venido a Madrid “a servir” huyendo del hambre, pasado un tiempo se plantea que tiene suficientes “armas” desparpajo y belleza como para probar suerte en el mundo del espectáculo y así lo hace con el nombre artístico de Lupe Sino y de esta forma le sorprende la guerra y así la conoce Antonio Verardini que se casa con ella por todo lo alto, siendo testigos de su boda nada menos que el general Miaja y Cipriano Mera, también asiste como invitado el todopoderoso Eduardo del Val secretario del Comité de Defensa de la CNT. Es decir de golpe y porrazo Antonia Lopesino se encuentra codeándose con toda la “jet set” de la izquierda en Madrid.
A medida que el ejército republicano iba perdiendo la guerra, el agudo instinto de supervivencia de Lupe Sino volvió a hacer acto de presencia. En los albores de 1939, la pareja se separó: Antonio escapó a Orán y Antonia permaneció en Madrid. Imaginamos que en aquellos años, hasta conocer a Manolete en 1943, la vida de Lupe no debió de ser fácil ni virtuosa. Junto al califa de los ruedos, la alcarreña de ojos verdes probó todos los lujos de la época: las medias de cristal, los reservaos en los restaurantes de moda, la famosa paella de Riscal, las joyas de Enrique Busián, los abrigos de astracán... Sin embargo, doña Angustias, la recelosa madre de Manolete, nunca confió en aquella mujer que, hasta entonces, había demostrado una asombrosa capacidad para arrimarse al sol que más calentaba.
Cuando el sol Manoletino se eclipsó tras la silueta de Islero, un tanguillo cantado por el Príncipe Gitano recorrió España: "La novia de Manolete / ya no lleva más collares / porque Manolete ha muerto / en la plaza de Linares". Pero esta tragedia tampoco detuvo a Lupe, quien volvió a contraer matrimonio -casi por tercera vez- con un abogado mexicano. A pesar de sus múltiples biografías, seguimos sin saber los verdaderos motivos que movían a esta atractiva mujer: ¿se trataba de una Mantis religiosa? ¿De una adelantada a su época? ¿De una chiquilla con mala suerte? ¿De una superviviente nata? ¿De una criatura enamoradiza...? O, sencillamente, ¿de la nuera que ninguna suegra desearía tener?
Con doña Angustias, nos vamos de puente. Felices días de descanso
se trataba de una superviviente, en todo caso, verdad? interesante personaje, su vida podría ser un buen guión cinematográfico.
ResponderEliminarHay algunas inexactitudes. El padre no tenía ni idea de política -lo del republicano convencido le va muy grande a un hombre que ni sabía leer-, más bien su posición 'política' saldría de su extremada pobreza y del subsiguiente odio a los señoritos. El hombre se ganaba la vida como una especie de cantaor por unas perras y fabricando carbón vegetal. El pueblo desapareció tapado por un pantano y todos ellos, muy muy pobres, se vienen a Madrid con todo lo que poseían, que era nada.
ResponderEliminarAntoñita sale a Francia al acabar la guerra con su 'marido', separándose en ese momento. Él se queda próximo a la frontera con España y de ahí parte a Orán cuando los alemanes entran en francia y ella se va a París, de donde retornará a Madrid bastante pronto.
La 'boda de campanillas' no es tal. Se casan por un procedimiento llamado en la época 'por el dedo'. Antoñita nunca tuvo que divorciarse porque no había un documento administrativo que acreditase su matrimonio. Cuando ella retorna de París ya viene en plan de poderío, trayendo abrigo de pieles y todo. Entonces ella empieza a relacionarse con la gente del cine y es cuando la regalan el chalet en Arturo Soria, frente a los estudios de la CEA que fue demolido en los '80.
Ella más bien comienza a frecuentar Chicote ya como artista en ciernes que como puta. En la CEA rodó algunas películas -nunca hizo un protagonista que yo sepa- como "Tierra y Cielo", de 1941 con Maruchi Fresno.
Como bien dice Raúl, una superviviernte. Murió en Madrid de un accidente, por una inyección que la pusieron en un mal sitio.
Saludos. Enhorabuena por tu bitácora. JRM.
Estimado o estimada Bebe Chico,
EliminarAntonio, ese "marido", salió a Orán desde España, y allí estuvo en un campo de concentración. De allí consiguió escapar y se alistó en el ejército francés, con el que volvió a Francia a luchar contra esos alemanes de los que habla, en el ejército y en la resistencia. Vivió y murió en París, donde yo tuve la suerte de poder conocerle y visitarle un par de veces de niño con mi abuela (su hermana) y mi padre (su sobrino). Saludos.