domingo, 8 de diciembre de 2013

¿Y el próximo domingo...?


A las puertas del puente, cayó en mis manos la película Torero sobre la vida del matador mexicano Luis Procuna (1923-1995), una pequeña obra maestra dentro del género taurino rodada por Carlos Velo. La cinta, protagonizada por el propio Procuna, mezcla magistralmente imágenes documentales con otras reconstruidas, hasta el punto que cuesta trabajo distinguir cuáles son reales y cuáles ficción.
 

La historia arranca una mañana de 1956, cuando el torero, que ha decidido reaparecer presionado por la prensa, se asoma a la ventana para comprobar si sopla el viento. Conforme el reloj se aproxima a las cuatro de la tarde, hora de inicio del festejo en Insurgentes, Procuna -que solía intercalar tardes gloriosas con monumentales petardos- comienza a reflexionar sobre los motivos que lo han empujado a volver a vestirse de luces. Así se inicia un largo flashback que narra su vida y parte de la historia de la tauromaquia en México. Son varios los matadores que aparecen a lo largo del relato, como Manolete (al que vemos sonreír), Carlos Arruza, Luis Briones, Manuel Dos Santos, Luis Castro o Lorenzo Garza. 
 

Con un montaje tremendamente ágil, Carlos Velo -influenciado, quizás, por los pioneros del cine ruso comandados por Eisenstein- intercala planos generales con primeros planos, picados y contrapicados, escenas de sosiego -cuando Procuna se encuentra rodeado por su familia- y otras de enorme tensión y dramatismo que se desarrollan en La Monumental mexicana, llena siempre hasta la bandera. Este ensamblaje hace que la película siga pareciéndonos tremendamente actual, a pesar de haberse rodado hace 57 años.
 

En su "buen envejecer", también influye que el guión aborda cuestiones atemporales: el deseo de superación, el miedo, la lucha contra uno mismo, el amor por la familia, la pasión en el ruedo, etc. Procuna se desenvuelve con la misma naturalidad haciendo el paseíllo que rodeado de mariachis bajo la ventana de su querida Chelito. Pero siempre en su cabeza martillea la misma pregunta: "¿Y el próximo domingo?". ¿Qué será de él cuando llegue el próximo domingo y tenga que regresar ante la cara del toro? Los caprichos de la vida no quisieron que Procuna, "El Berrendito de San Juan", muriese en la plaza, sino en un trágico accidente aéreo acaecido en 1995.
 

Así dio la agencia EFE la triste noticia: "E
n España la tristeza por desaparición de Procuna, fue sintetizada por el maestro del sevillano barrio de San Bernardo, Pepe Luis Vázquez, que recordó con melancolía al torero y amigo, que ejerció muy cabalmente las dos facetas: Lo hemos sentido mucho, al conocer esta mañana la noticia (ayer), porque han sido tantas cosas en común y tan entrañables, que uno piensa que ha desaparecido algo propio. Tenga en cuenta que era un torero con mucha personalidad -advierte-. Su fama era grande porque salió en contra de lo que se estilaba entonces, que era la cosa clásica. Luis era de parón, tieso y muy derecho. Causó muy buena impresión. Piense por un momento lo que significó variar la estética del toreo".
 

Román Gubern ha llegado a afirmar que "Torero sería considerado unánimemente como el mejor film taurino de la historia del cine".


Procuna fue uno de los tres matadores que inauguraron la Plaza México, en 1946,
junto a Luis Castro, El Soldado y Manolete
 

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