Se movió con lentitud por la casa, para no hacer ruido, se preparó un café y fue a hacer la compra a la tienda de la esquina. Compró cuatro latas de sardinas, una docena de huevos, tomates, un melón, pan y ocho croquetas de bacalao, de ésas ya preparadas que sólo hay que recalentar en la sartén. Después vio un pequeño jamón ahumado que colgaba de un gancho, recubierto de paprika, y Pereira lo compró.
- Veo que ha decidido llenar la despensa, señor Pereira -comentó el tendero-.
[...] Frente al portal se hallaba el mercado del
barrio y la Guardia Nacional Republicana estaba estacionada allí con
dos camionetas. Pereira sabía que el mercado estaba agitado porque
el día anterior, en Alentejo, la policía había matado a un
carretero que abastecía los mercados y que era socialista (fragmento
de Sostiene Pereira por Antonio Tabucchi).
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