En los toros -no confundir con el taurineo- todo es verdad, incluida la muerte. Por eso fascinan tanto. Begin de Beguine. Volver a empezar. Volver a nacer. Saúl Jiménez Fortes se encuentra estable en la clínica San Francisco de Asís de Madrid. Cuando el Doctor D. Máximo García Padrós y su equipo salieron de la enfermería pasadas las diez de la noche, todos aflojamos las mandíbulas: el pitón no había afectado a vasos, ni a la vía aérea ni al esófago. El malagueño había salvado la vida milagrosamente la víspera de San Isidro.
La fatalidad -y el posterior prodigio- comenzó cuando Droguero, un colorado chorreado en verdugo de 640 kilos, empezó a apretar entre los tendidos 7 y 8. Aquel toro de Salvador Domecq parecía un tigre certero. En mitad de una serie, el bicho encunó a Fortes, quien cayó violentamente al albero, y allí, a merced de Droguero, recibió una terrorífica cornada en la base del cuello que le atravesó la garganta. Cuando logró zafarse, el torero se puso en pie taponando la herida con la mano. Al instante llegaron las cuadrillas, que lo llevaron a la enfermería en mitad del silencio. La plaza quedó horrorizada, apretando los dientes, y así continuó hasta conocer el parte médico de García Padrós.
Antes, Fortes había cortado una oreja a su tercero en una faena valiente sellada con unas bernardinas que entusiasmaron a la turba. Sin embargo, ese toro, muy geniudo y de nombre Alondro, habría merecido otra faena, de mayor distancia y mando. Bien es cierto que el fuerte viento que sopló durante toda la tarde hizo difícil el dominio con la pañosa. Uceda Leal también sufrió contra el vendaval y un deslucido lote, formado por un remiendo de Fidel San Román y otro ejemplar de la ganadería titular. En cuando al mexicano Diego Silveti, que reaparecía con los puntos puestos tras una cornada en el gemelo, tragó quina. Lo suyo fue una lucha titánica contra el dolor de la herida y la brusquedad de los toros.
Hace casi un año, el 20 de mayo de 2014, otro torero nos conmocionó por su hombría y mal sino. Era David Mora, que como Jiménez Fortes, recibió una fatal cornada en la pierna, que lo apartó de los ruedos hasta la fecha. Este jueves, antes de que Droguero saliera por la puerta de chiqueros, el diestro malagueño recordaba a su compañero Mora -a quien llevó en brazos hasta la enfermería- en un emotivo brindis. Va por ellos. Y por los milagros.
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