miércoles, 27 de mayo de 2015

De bandera

Se llama de bandera al toro que es excepcional por su bravura y nobleza. La Real Academia puede incluir como acepción de esta expresión a Jabatillo, de Alcurrucén. ¡Qué clase sacan estos "núñez" coloraditos! Son incomparables por su embestida profunda y humillada, metiendo la cara con un ritmo creciente por ambos pitones (aquello que los viejos taurinos llamaban "el tranquito Núñez"). Jabatillo es -o fue- una maravilla que se degusta de tarde en tarde: un toro de bandera que no peleó en el caballo -clásico en este encaste- y que se vino arriba en el último tercio persiguiendo los engaños con una fijeza y categoría incomparables. ¡Y que claro lo vio Castella! Su inicio de faena resultó magistral, con pases cambiados seguidos de un rosario de trincherillas, molinetes y pases del desprecio en el mismísimo centro del anillo. La plaza, llena a reventar, empezó a rugir con el francés. A continuación, llegó el toreo al natural, tremendamente templado. Y el de pecho. El kiosco rugía al unísono, al sol y a la sombra. Jabatillo continuaba embistiendo como un jabato, peinando la arena con el pitón izquierdo. 


Nunca he ocultado mi afición radical, ni mi debilidad por el tercio de varas, ni mi pasión por lo de Santa Coloma. Pero cuando un Núñez sale bueno, reconozco que entro en colapso. Por eso me he emocionado durante la vuelta al ruedo de este Alcurrucén de bandera. Imagino la felicidad de la familia Lozano: los aficionados les estamos muy agradecidos, al igual que Castella, que ha abierto la Puerta Grande tras pasear dos orejas triunfales, recompensa que también celebro. Jabatillo es un toro que descubre, para bien y para mal, y el de Béziers ha estado a la altura a pesar de que la estocada cayó baja. Con los años, Castella ha dejado a un lado las faenas prefabricadas y los arrimones innecesarios y se ha puesto a torear de verdad. ¡Bravo! 


El resto de la corrida de Alcurrucén no sirvió. Morante se marchó entre una injustificada pitada y El Juli advirtiendo con la mano que le queda otra tarde este San Isidro. En el tendido 2, además de Don Juan Carlos, se encontraba el Embajador de Francia en España, Monsieur Jérôme Bonnafont. Con uniones tan soberbias como Jabatillo y Castella, la Fiesta se defiende sola. Los toros son algo excepcional. 

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