Para este domingo electoral, Taurodelta decidió programar "El Cartel de la Juventud": ninguno de los toreros -David Galván, Víctor Barrio y López Simón- llegaba a los 30 años. La juventud, divino tesoro, es uno de los "valores" de la sociedad del siglo XXI: hay que ser eternamente joven y dejar que los jóvenes tomen las riendas... Aunque imbéciles los hay jóvenes y viejos (sólo hay que echar un vistazo a los resultados de los comicios locales y autonómicos). Tampoco todos los jóvenes vienen arreando de igual manera: unos se los pasan más cerca de la barriga que otros. Los toros, digo.
López Simón se arrima a base de bien. El torero de Barajas volvía a Las Ventas tras la goyesca del 2 de mayo, donde vivió el haz y el envés de la Fiesta: Puerta Grande y enfermería. Y regresaba con mala carita, bastante pálido, pero dispuesto a aprobar la reválida. En primer lugar lidió un bicho de Las Ramblas llamado "Diablo" -¡menudo sosiego que te salga un nombre así en el sorteo!-, con un pitón izquierdo que parecía un garfio. Como de costumbre, no es oro todo lo que reluce y, a pesar de su apelativo y la siniestra ganzúa, "Diablo" resultó bastante noble y mansote. López Simón le cogió pronto el aire, destacando especialmente en los pases de pecho. Casi al final de la faena, tras un cambio de mano, el toro le hizo hilo hasta derribarlo tontamente. Pero como "Diablo" no quería mandar a nadie al averno, le pasó por encima sin encelarse. El torero, algo molido, cogió el estoque entrando a matar muy de verdad y llevándose de propina otro golpe seco en el vientre. La paliza tuvo su recompensa: una justa oreja.
El sexto, "Hojaldrero", era un toro sin la menor codicia, pero López Simón decidió que aquel animal desaborido podía servirle para abrir de nuevo la Puerta Grande. Y lo logró a base de corazón y tesón, de meterse entre los pitones y de cerrar el trasteo con manoletinas. Tras matar de pinchazo y estocada, le concedieron otra oreja que descarrajaba la puerta de los sueños. Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Igual que la perdida exigencia de Las Ventas... Se notaba que hoy, además del Cartel de la Juventud, se celebraba Pentecostés. Cincuenta días después de la Pascua, los judíos organizaban una fiesta para agradecer los bienes de la cosecha: era una jornada de regocijo y gratitud en la que se ofrecían las primicias de lo producido por la tierra. Siendo la fiesta de la recolección, la Presidencia venteña ha decidido no quedarse corta y segar dos orejas en vez de una.
David Galván y Víctor Barrio, aunque jóvenes y en Pentecostés, no cosecharon nada, a diferencia de Roberto Martín "Jarocho", quien se desmonteró por sus excelentes pares al quinto.
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