sábado, 2 de mayo de 2015

La perla negra de Burdeos

La primera plaza de toros de Burdeos fue edificada a comienzos del siglo XVII. Sin embargo, el primer gran coso nació en 1863 gracias a un español, López Vincent, quien construyó "très grandes arènes pour de véritables corridas", aunque sin muerte final del toro. A partir de entonces, se sucedieron otras cuatro plazas. La última llevó por nombre  "les arènes du bouscat", con capacidad para 10.000 espectadores y un ruedo de 41 metros de diámetro. 


A pesar de que "les arènes du bouscat" han desaparecido, robándole a Burdeos sus raíces taurinas, la capital de Aquitania ha dado a luz un torero: Clément Dubecq, "Clemente" en los carteles. Este chaval de veinte años recién cumplidos, rubio como la miel y apoderado por los Zúñiga debutaba el 1 de mayo en Las Ventas. Y resolvió la papeleta mejor que muchos novilleros criados bajo las encinas de Salamanca o en las dehesas extremeñas, apuntando buenas maneras, clase, rapidez de reacción y eficaces estocadas, incluso pechando con un lote deslucido (2º y 5º). Los Zúñiga han dado con una rara avis: un torero rubio y de Burdeos. Resulta más sencillo encontrar una perla negra.


Paradójicamente, también esa misma tarde, se presentaba en Madrid un novillero nacido en uno de los lugares más taurinos del mundo: La Fuente de San Esteban, cruce de caminos que conduce a todas las ganaderías del Campo Charro. El chico lleva por nombre Alejandro Marcos y lo apodera el matador de toros retirado Juan José. Ha heredado de su maestro la composición de la figura, sobre todo en los muletazos donde enseña el medio pecho. No obstante, aún torea despegadito, entrar a matar se convierte en un calvario y pierde los papeles cuando el novillo aprieta (3º y 6º). Poco a poco, quizás algún día llegue. 


Finalmente, completaba el cartel Juan Miguel (1º y 4º), de Colmenar de Oreja, del que poco se puede decir, salvo que el 1 de mayo no fue su día.


La novillada de González Sánchez-Dalp era un zapato. En general, pecó de sosa, salvo el buen tercero, un colorado de nombre Chalapo, terciadito, noble a rabiar y con el tranco Núñez. Para cortarle las dos orejas. El sexto, negro listón y que tiraba más a lo de Villamarta, sacó genio. Precisamente, ante estos dos utreros, que formaron el lote de Alejandro Marcos, se lucieron los picadores salmantinos, Alberto Sandóval y Óscar Bernal. También fue interesante el primer novillo, del Puerto de San Lorenzo, que remendaba el conjunto. 

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