Bienvenidos a Contraquerencia

Taberna "La Nueva" fundada en 1911

en pleno corazón de Chamberí

A contraquerencia de los tiempos. Éste es un lugar pasado de moda, irremediablemente demodé; como una taberna aislada en la era de los botellones, los pubs y las discotecas: vacía, silenciosa, en penumbra, con el dueño acodado en el mostrador, ataviado con su mandil a rayas, entre el aroma a madera vieja, tinto y aguardiente de hierbas. Este blog es como esa taberna, un puerto donde echar el ancla, un error cronológico, condenado a desaparecer.

En alguno de sus artículos, Antonio Díaz-Cañabate, maestro del costumbrismo, describía el ambiente de una taberna con solera fiel a los cánones del siglo pasado. Así tenemos que procurar que sea este sitio: «En la taberna no se trata nunca de negocios, ni de los afanes cotidianos. La taberna es el olvido de lo actual. En cambio se habla mucho del pasado, se recuerdan los momentos felices. Las desgracias no entran en la taberna; los desgraciados sí. Y por unos momentos truecan su desventura en dicha. Pero no por el vino, como aseguraban los majaderos, sino por la atmósfera, esa atmósfera indescriptible, hecha, formada por el optimismo de muchas generaciones acumulado, condensado, prieto, pero fluido, accesible, perceptible, palpable; atmósfera contagiosa, envolvente, insinuante, cariciosa y que, aclaremos, sólo se puede gustar aquí, en las tabernas antiguas, con pátina, con solera, con tradición. Por eso hay que huir de los bares, de lo moderno, de lo recién pintado, de las reformas. Desconfiad de esos locales en los que de pronto aparece un cartelito: "Cerrado por reformas". Huid de ellos. Han muerto. No renacerán».

Huyamos de lo moderno. A contraquerencia de los tiempos y siempre a contramano, pero bienvenidos...; porque a contraquerencia se comprueba lo bravo, lo que resiste al tiempo, lo que permanece y adquiere la categoría de clásico que, como decía El Gallo, es aquello que no se puede mejorar... Aquí tenéis un refugio a contramano de estos tiempos de usar y tirar. En definitiva, bravos, clásicos y anacrónicos, estáis en vuestra casa.