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sábado, 16 de noviembre de 2013

Una caricatura del mundillo taurino

Dubout y sus gatos (1948)
 
En 1905, nacía en Marsella un dibujante, de humor corrosivo, apasionado por la Tauromaquia. Hasta los quince años, el travieso Albert Dubout soñó con ser torero, pero muy pronto comprendió que su porvenir se escondía entre los lápices, no entre los estoques. Siguiendo su instinto, en 1923 ingresó en la escuela de Bellas Artes de la luminosa Montpellier. Sin embargo, nunca olvidó su primera afición, y con gracia, desparpajo y maestría, plasmó el lado más caricaturesco e irreverente del mundillo de los toros.
 
 

En 1967, la editorial Trinckvel llegó a publicar un libro recopilando los dibujos taurinos de Dobout, y le pidió a Georges Brassens que escribiera el prólogo, el cual inició con la siguiente frase: "El eterno Dubout les invita a una gran corrida". Et voilà!

La Fiesta es hoy una gran caricatura... y sin la ayuda de Dubout

sábado, 20 de octubre de 2012

Versiones y perversiones tormentosas


La tormenta de Benedetti

"Un perro ladra en la tormenta
y su aullido me alcanza entre relámpagos
y al son de los postigos en la lluvia

yo sé lo que convoca noche adentro
esa clamante voz en la casona
tal vez deshabitada

dice sumariamente el desconcierto
la soledad sin vueltas
un miedo irracional que no se aviene
a enmudecer en paz

y tanto lo comprendo
a oscuras / sin mi sombra
incrustado en mi pánico
pobre anfitrión sin huéspedes

que me pongo a ladrar en la tormenta".


La tormenta de Krahe

"Yo tuve un gran amor
durante un chaparrón
y sentí aquella vez
tan profunda pasión
que ahora el buen tiempo me da asco.
Cuando el cielo está azul
no lo puedo ni ver.
¡Qué se nuble ya el sol!
¡Qué se ponga a llover!
¡Qué caiga pronto otro chubasco!"



"Parlez-moi de la pluie et non pas du beau temps,
Le beau temps me dégoûte et me fait grincer les dents,
Le bel azur me met en rage,
Car le plus grand amour qui me fut donné sur terre
Je le dois au mauvais temps, je le dois à Jupiter,
Il me tomba d'un ciel d'orage".

Jeremy Mann


Y, finalmente, la calma después de la tormenta (Álvaro Mutis)

"Por los árboles quemados después de la tormenta.
Por las lodosas aguas del delta.
Por lo que hay de persistente en cada día.
Por el alba de las oraciones.
Por lo que tienen ciertas hojas
en sus venas color de agua
profunda y en sombra.
Por el recuerdo de esa breve felicidad
ya olvidada
y que fuera alimento de tantos años sin nombre.
Por tu voz de ronca madreperla.
Por tus noches por las que pasa la vida
en un galope de sangre y sueño.
Por lo que eres ahora para mí.
Por lo que serás en el desorden de la muerte.
Por eso te guardo a mi lado
como la sombra de una ilusoria esperanza".