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jueves, 7 de febrero de 2013

Diccionario del fraude taurino (I)

Una tarde, tras presenciar un monumental petardo de Curro Vázquez en Las Ventas, Fernando Taboada y Ángel Guillén decidieron escribir "El diccionario del fraude taurino". He aquí una selección de términos:


ABANTO: Se designa así al diestro que se desentiende de la lidia, o al que da la espantá.
ABROCHADITO DE PITONES. Una de las condiciones más favorables que puede tener un toro para ser elegido como semental, dada la alta probabilidad de que su descendencia adquiera tal atributo, muy demandado en el mercado del toro comercial.
ACOPLARSE. Esfuerzo que ha de hacer el toro para adecuar su embestida a la faena que el torero trae ya premeditada.
AFICIONADO. Persona non grata para los toreros, ganaderos y empresarios. Para alivio de éstos, tan rara avis está en vías de extinción.
ALAMAR. Lo único brillante de muchas corridas.
ALBERO. Tierra arcillosa cuyo mal estado es la excusa más socorrida y estúpida con que se justifican las caídas de los toros y se encubre su falta de fuerzas.
ALMOHADILLA. Cojincillo muy cómodo para el espectador pero incomodísimo para el torero cuando son arrojadas. Es ideal para echar una cabezadita durante las faenas de los pegapases o las interminables vueltas al ruedo de las figuras.
ANDARÍN. Diestro cuya movilidad ya desearían muchos ganaderos para sus astados. Curiosamente hoy es el toro el que se para y clava las pezuñas en la arena, mientras el torero se contonea y baila alrededor de él.
ARRIMARSE. Acción de acercarse a un apoderado eficiente.
ARTE DE TOREAR. Según Bergamín es el arte de birlibirloque. Entendemos birli por aquello de birlar el dinero al aficionado, y lo de birloque porque hay que estar un poco loco para seguir apoyando a tanto torero artista. Será, pues, el arte de engañar, no tanto a un toro en presencia de los aficionados, como al aficionado en presencia de eso que se sigue llamando toro sin serlo.
AVISO. Toque de clarín cuya finalidad es despertar a los aficionados que se han ido quedando dormidos durante la larga faena.
AYUDADO POR BAJO. Torero que, para ser incluido en los carteles, ha de ser auxiliado subrepticiamente por algún amiguete poderoso.
BAJAR LA MANO. El aficionado podrá bajar las manos una vez que se ha consumado el atraco y no se devuelve el toro inválido.
BERREON. Torero que, tras agredir con un bajonazo a la res, la emprende a gritos con sus peones para que lo dejen caer solo, como si hubiera ejecutado el más perfecto volapié.
BOSTEZO. Manifestación que ha suplantado al “¡Ole!” y denota el estado anímico con que el aficionado soporta las plomizas faenas, tan abundantes en pases como escasas en verdad y emoción.
BRAVURA. Gen recesivo que se está intentando erradicar en el toro de lidia, dadas las molestias que ocasiona para el despliegue del bello arte del toreo, quedándose así el toro en mera fachada (aunque la mayoría de las veces ni eso).
BRINDIS. Único momento del último tercio en que el matador clava las zapatillas, se estira y corre la mano.

CALLEJÓN. Lugar recóndito en los bajos fondos y las plazas de toros donde se cuecen negocios turbios.
CAPILLA. Dependencia de la plaza donde los toreros demuestran su religiosidad, aunque muy pocos quieren saber nada del cura de Valverde y casi ninguno es devoto de San Isidro o San Fermín.
CARA. Lo que debe tener el toro serio. Lo que tienen los taurinos que se ríen del aficionado.
CARTEL DE TOROS. Publicidad engañosa en la que lo único cierto son las cifras (fecha, hora y cantidad de reses) y donde palabras como bravo, magnífico, extraordinario, hermoso, etc., pierden su significado real.
CENICIENTOS. Pueblo cercano a Madrid que tiene el privilegio de contar con la única plaza portátil de España a la que las figuras se niegan a ir.
CLAVEL. Flor que se luce en los tendidos y jamás se marchita, puesto que quien las lleva tan sólo va a presenciar dos o tres festejos al año, con el fin de dejarse ver y ultimar negocios.
CRUZARSE. Acto que se repite entre toreros durante la tarde del festejo (en la que, por ejemplo, se cruzan en el hall del hotel, a la entrada de la capilla, en la tronera del burladero, o en el ir y venir por las carreteras en busca del récord, pero raramente en la cara del toro).

DE PODER A PODER. Pulso que se da entre los apoderados y el poder establecido en el que los primeros intentan imponer sus fechorías.


DESECHOS DE TIENTA. Fenómeno en cascada por el que reses rechazadas en una tienta, en vez de ir al matadero, son cedidas a un taurino cualquiera, que fundará con estas sobras una nueva ganadería. De los desechos de éste, asimismo, se surtirá un tercer ganadero, y así, sucesivamente, rebajándose cada vez más la poca sangre brava que queda.
DINASTÍA TORERA. Una de las escasas vías para llegar a ser torero sin tener que recurrir a los servicios de un ponedor.
DIVISA. Cintas de colores que sirven de distintivo para cada ganadería, pero que encubren un único encaste. Así, las figuras, por más que se anuncien con diversos hierros, dando una sensación ilusoria de pluralidad, realmente están toreando ejemplares del mismo encaste de moda, por más que se distingan gracias a esas tiras coloreadas sobre el morrillo.
ECHAR LA PATA ALANTE. Gesto que las figuras sólo hacen para poner zancadillas a los modestos que llegan arreando fuerte.
EN TODO LO ALTO. Lugar desde el que avistan la corrida los aficionados con menos poder adquisitivo.
ESCUELA DE TAUROMAQUIA. Centro docente en el que se instruye a los alumnos en las suertes fundamentales de la tauromaquia: entrenar para que en los brindis la montera caiga boca abajo, colear a los toros derrengados, nociones de primeros auxilios para atender a las reses inválidas y algunos adornos para meterse al público en el bolsillo.

FAENA ASEADA. Aquélla que se realiza a un toro que tiene la carita lavada y está bien afeitado; además, sin que el diestro se manche el traje.
FALTA DE FUERZAS. Invalidez del ganado que los taurinos achacan al exceso de kilos. Cabe añadir que en sus ganaderías favoritas se caen hasta los becerros.
FANS. Creciente sector de público que no para de aplaudir y se sorprende del magnífico ambiente, del fulgor de los trajes de luces, o de los caballos de los alguacilillos, mas no logran entender qué es lo que pinta en todo este espectáculo ese animal negro que sale después.
FIESTA NACIONAL. Espectáculo genuinamente español que sólo se da con rigor en Francia.
FIJEZA. Cualidad de algunos toreros afines a la Empresa gracias a la cual, inexplicablemente, sin ganarse el puesto, son repetidos en algunas ferias temporada tras temporada.
FUERA DE CACHO. Situación en la que queda el torero cuando el toro no sabe colocarse para el siguiente muletazo.

martes, 25 de septiembre de 2012

Lengua de la Nueva Tauromaquia (LNT)

Estos días, la prensa continúa resacosa tras la catarsis tomasista-nimeña, que purificó el espíritu de tantas criaturas que viajaron cientos de kilómetros para tutearse con el Dios del toreo y arrancarle los alamares en el umbral del anfiteatro romano. La mañana, como comprenderán, dio para llenar varios pantanos de épica incluso en tiempos de sequía. Tal y como aseguró Simón Casas, empresario/productor artístico de Las Arenas de Nîmes, «José Tomás ya ha muerto en la plaza: en realidad, es Manolete resucitado». En la catarsis nimeña -fruto, como todas las catarsis, de la compasión y el miedo, eleos y phobos- no faltó de nada: tuvo una resurrección... y un indulto.

Simón, ese empresario que, si no existiera, habría que inventarlo

Ya ha regresado "Ingrato", el toro de Parladé salvado por el Dios JT -a semejanza de los emperadores cuando le concedían la vida a los gladiadores elevando el pulgar-, a su finca en "Lo Álvaro", paraíso en la tierra donde tiene a sus pezuñas un harén de 25 vacas. Gracias a la bondad de JT y sus picadores, el animalito sólo recibió dos puyazos breves, limpios y al relance y, una semana después de la catarsis, se encuentra fuerte y sano. Su ganadero, Juan Pedro Domecq Morenés, hijo del creador del "toro artista" y la "toreabilidad", aseguraba en una entrevista para "La Razón" que «no ha tenido ni fiebre, que es la mejor señal». Continúa Juan Pedro: «No pude ir a Nimes, pero por los vídeos que he visto fue un toro muy importante, con una bravura exquisita [...] Todo un cóctel de caracteres aglutinado en un genio y para otro genio».

El exquisito "Ingrato"

No me negarán que las palabras del ganadero son asimismo geniales: la "bravura exquisita" me ha llegado al alma. También me gusta cuando los toros salen "manejables", "toreables", "comerciales" o "enrazaditos" (¿no es más bonita la palabra "casta" en vez de "raza", que suena a perro?). Recuerdo otra frase maravillosa de Álvaro Núñez Benjumea, propietario de la ganadería de Núñez del Cuvillo: «La bravura nace de la mente del ganadero». Olvidó decir que también de su boca. Habría que registrar todas estas perversiones lingüísticas en un diccionario sobre la neolengua del toro de lidia que, a buen seguro, se convertiría en todo un best-seller.

Ejemplo de toro manejable

Pero, bien mirado, ¿cómo no van a salir toros de bravura exquisita si son "instrumentos musicales"? A la pregunta de si consideraba ético que los toreros eligieran para sus gestas "astados mansitos", Simón Casas, el productor de arte, respondió hace pocos días: «Mire, yo estoy a favor de que escojan el tipo de toro. Como los músicos, son libres para elegir su 'instrumento', ya sea un chelo o una trompeta. El peligro no viene de la envergadura del animal ni de su peso. Lo pone la manera de torear, el estilo... ¡Lo importante es la interpretación!».

Cuestión de estilo

Precisamente, esta semana se quejaba Alfonso Ussía también en "La Razón" de los neousos lingüísticos de la modernidad en los medios de comunicación: «En los informativos de las radios y las cadenas de televisión, han crecido como enanos los trituradores del lenguaje. O por analfabetos, o por cursis o por obediencia y seguimiento de consignas nubladas». En el toro, sin duda, nos hemos vuelto unos cursis: exhalamos almíbar. Franco, a nuestro lado, con su España como destino en lo Universal, por el Imperio hacia Dios y la conspiración judeo-masónica, era una sobria fachada románica. ¡Los ganaderos son los verdaderos prodigios del barroquismo lingüístico!

Para prendas delicadas y exquisitas

¿Qué análisis haría Víctor Klemperer de las musarañas verbales de los nuevos criadores de toros exquisitos, verdadera coctelería de caracteres? Probablemente las llamaría LNT ("Lengua de la Nueva Tauromaquia" o "Lengua de las Nuevas Tonterías"). La polisemia de las siglas, otra cuestión muy de moda, ya se sabe, es peligrosa y, a menudo, no entiende de exquisiteces.