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lunes, 16 de junio de 2014

Incluso cuando el cielo no es totalmente azul

 
El colmenarete Ulpiano Checa (1860-1916) fue uno de los cartelistas más importantes de finales del siglo XIX. Miembro de la Sociedad de Pintores Litográficos de París, participó en varias de sus exposiciones. Tal era su prestigio que, en 1897, recibió el encargo del Sindicato de Iniciativas de Turismo y de Aguas Termales de Bagnères de Bigorre para diseñar sus carteles publicitarios.
 
Carteles diseñados por Ulpiano Checa

La consigna era clara: cielo siempre azul, personajes felices, paisajes maravillosos, lujosos hoteles, apetecibles termas e impecables casinos. Checa, junto a Jules Cheret y Alphonse Mucha, fueron los pioneros del cartel publicitario, produciendo obras de enorme calidad y belleza.
 
 
Aún recuerdo con verdadero deleite los paseos por Amélie-les-Bains, una pequeña localidad de apenas 4.000 habitantes en el departamento de los Pirineos Orientales, a orillas del Tech. El nombre le fue otorgado en honor a la reina María Amalia, esposa de Luis Felipe, que solía pasar allí largas temporadas. Es de alabar el gusto de la soberana, pues en todos los rincones de Amélie se escucha el discurrir del agua, gélida y transparente. Los romanos ya construyeron allí unas termas, de las que subsisten una sala abovedada y una pequeña piscina.
 
 
En la plaza de Amélie hay una fuente y, justo enfrente, una gran panadería donde les améliens compran grandes barras rústicas, de corteza fuerte. Los sábados por la mañana, los vecinos se acercan al mercado al aire libre en busca de fruta y queso. Les gusta especialmente la variedad tomme des Pyrénées, un queso de montaña, elaborado con leche de vaca.
 
 
Visitar Amélie implica reencontrar la belleza de los placeres sencillos. Uno se reconcilia con la civilización. Escuchar la rabia del Tech cuando cruza el Vallespir concede varios años de vida, como una fuente de la eterna juventud, incluso cuando el cielo no es totalmente azul.
 

lunes, 26 de mayo de 2014

"La Intrépida Martina" o "La Lagartija mujeril"

Cuando clavaban el par
y por el suelo rodaban
ciertas cosas enseñaban
que ocultas deben quedar.

En la época "madura" de La Martina, Ulpiano Checa era
estudiante de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
 
"La Martina" (Martina García), nació el 25 de julio de 1814 en Colmenar de Oreja (Madrid). También fue conocida como "La Maestra", "La Intrépida Martina" y "La Lagartija mujeril". Según el libro Historia de la plaza de toros de Madrid, publicado por primera vez en 1883, quedó huérfana de padre y madre a los siete años y a los catorce se fue a Madrid a trabajar de niñera; y luego de cocinera en un bar de la calle Hortaleza, donde trabó amistad con unos empleados de la plaza de toros que la convencieron para que se hiciera torera. Actuó en Madrid por primera vez como banderillera el 15 de enero de 1837 y el 18 de febrero de 1838 salió al ruedo como matadora con su propia cuadrilla, cobrando 200 reales. Toreó mucho y los críticos coincidieron en calificarla de intrépida y serena ante los toros.
 
Tenía un valor desmesurado, pero poco arte y los toros la castigaron bastante. Llegó a cobrar tanto como las figuras de la época. Fue famosa. Encabezaba una importante cuadrilla femenina. Alternó con Cúchares y participó en la última corrida que se dio en la vieja plaza de la Puerta de Alcalá el 14 de agosto de 1874, pero su última actuación en público tuvo lugar en la plaza de la carretera de Aragón de Madrid el 7 de noviembre de 1880, cuando tenía 66 años.
 
 
[...] Dicen que el mismísimo Curro Cúchares elogiaba su desmesurada valentía, al tiempo que lamentaba que su desconocimiento del oficio le privara de mayores y más numerosos triunfos [...] Martina García fue una especie de Pedro Romero en el capítulo femenino, porque toreó su última corrida cuando ya había sobrepasado los sesenta años. No obstante, Pascual Millán la compara con Lagartijo por su gran habilidad en el ruedo y dijo de ella que era una institución y que nunca tuvo rival.
 
[...] En el libro de Benito Madariaga de la Campa y Celia Valbuena se califica a La Martina de "marimacho", y en el libro Costumbristas españoles de Evaristo Correa Calderón, además de marimacho se la califica de gorda. José Gutiérrez Solana insiste en la oronda figura de La Martina y describe a nuestra torera como de movimientos cansados y de formas no muy correctas, y decía de ella que tenía el pelo corto y que parecía un torero de verdad. Edmondo de Amicis afirma haber visto torear a La Martina cuando contaba sesenta años y dice de ella "que iba vestida como una bailarina callejera". Paloma Fernández Quintanilla dice que La Martina "de señorita no tenía nada". Sin embargo, José Alba Abad afirma que "el éxito alcanzado por La Martina, que de cocinera se convirtió en torera, lanzó al arte a varias muchachas...".
 

[...] Antonio García Ramos cuenta que Cúchares, con quien La Martina había toreado en diversas ocasiones en corridas mixtas, le dijo: "Martina, si lo que te sobra de valentía, lo tuvieras de conocimiento de las reses, serías tanto como yo".
 
Ángel Benito García
("Historia Taurina de Colmenar de Oreja y otros sucesos")

martes, 29 de abril de 2014

El tren de Colmenar

"Ocurrió en 1903 una circunstancia que cambió la vida de Colmenar de Oreja en todos los sentidos, también en el taurino, que fue la inauguración y apertura al público del tramo de ferrocarril que aún quedaba pendiente de tender entre Chinchón y Colmenar de Oreja. La empresa que explotaba la línea con dos salidas diarias desde Colmenar a Madrid, era la Compañía de Ferrocarril del Tajuña.
 

La existencia de una conexión directa entre Madrid y Colmenar de Oreja hacía posible que todas las mercancías, las materias primas y productos extraídos, fabricados o elaborados en Colmenar de Oreja pudieran transportarse a la capital de una manera más rápida, barata y segura, si bien hundió al gremio de los carreteros y a las empresas de diligencias, como la de Frascuelo, que hasta entonces eran los encargados de los transportes de mercancías y viajeros.
 

Ambas pinturas son de Ulpiano Checha

Este tren hizo también posible que muchos aficionados de Madrid, Chinchón, Morata o Arganda, pudieran desplazarse más cómoda y rápidamente hasta Colmenar para asistir a las corridas de novillos o de toros. Y la compañía que explotaba la línea no dudaba en anunciar las fiestas de Colmenar de Oreja en la prensa para ofrecer trenes especiales desde Madrid:
 

Los días 3 y 4 del actual se celebrarán en Colmenar de Oreja las populares fiestas del Cristo con procesiones, corridas de toros y funciones teatrales. Para comodidad del público, la Compañía del Ferrocarril del Tajuña ha dispuesto la circulación de dos trenes especiales en ambos días, que saldrán de Madrid a las 12 de la mañana y de Colmenar a las 7,30 de la tarde. Además circularán los tren ordinarios que salen de Madrid a las 8 de la mañana y 6,30 de la tarde, y de Colmenar a las 6,30 de la mañana y 4.45 de la tarde. Los precios de los billetes de ida y vuelta son: primera clase, 8,45 pesetas, segunda 6,35, y tercera 4,25. Estos billetes son valederos para hacer el viaje de ida en el tren primero del día 2 y el de regreso en el primero del día 5
".
 
Ángel Benito García
Fragmento del libro "Historia Taurina de Colmenar de Oreja y otros sucesos, 1700-1936"

martes, 22 de abril de 2014

Las estancias de Ulpiano Checa en Colmenar de Oreja


"He viajado por tres continentes, he vivido en las principales capitales del mundo: Londres, París, Roma, Buenos Aires. Hablo castellano, domino muy aceptablemente el italiano y el francés, y chapurreo el inglés. He conocido Reyes, Papas, presidentes. Mantengo amistad con grandes artistas, poetas, músicos, escritores. Mis obras han viajado por todo el mundo, incluidas Rusia e India. Soy, permitidme la inmodestia, una celebridad. Recibo invitaciones para fiestas, recepciones y certámenes. Por mis casas de París y de Bagnères de Bigorre pasan cientos de personas que controlan la industria, la política y la cultura francesa y europea.

 
Pero, con todo, necesito volver a mi Colmenar de Oreja. Tengo que volver, no sólo a visitar a mi familia, a mi madre, a mi hermano, sino a pasear sus calles de tierra y polvo, para oler el humo de encina de las chimeneas, a comer las chuletillas de lechal braseadas en los sarmientos de las vides, a ver al Morenito, el Cristo del Humilladero. Cuando estoy en mi pueblo me siento en casa y, siempre que es posible, me hago acompañar por toda mi familia. Quiero que mis hijos conozcan cuáles son mis raíces, que vean las fuentes donde iba con mis amigos a refrescarme en verano, que sepan cómo se hace la liga para cazar jilgueros, que distingan el trigo de la cebada o del centeno, que coman un melón con el fresco del rocío.
 
 
Colmenar de Oreja está en la base de mi personalidad, en mi manera de ver y comprender las cosas y a las personas. Pero también está en mi pintura: los ocres de sus tierras, los azules y añiles del horizonte, los naranjas del crepúsculo, están grabados en mi retina y los utilizo con frecuencia. Los monumentos de Colmenar, el nombre de los barrios (la Espartería, el Zacatín, Afuera Tinajeros...) me hablan de la historia de España depositada en mi pueblo. En los rasgos de mis paisanos descubro, sin esfuerzo, sus antepasados moros, judíos, cristianos viejos, incluso godos. La tinaja es árabe, el arado es romano, como lo es la romana de pesar, los apellidos de muchos artesanos son judíos. Todas las civilizaciones que forman parte de la historia de España dejaron su huella en Colmenar de Oreja y en mí. Huella de luz, de color, de olor, sonora".

 
Ulpiano Checa fue un excelente pintor, escultor, cartelista e ilustrador. Nació en Colmenar de Oreja (Madrid) en 1860 y falleció en Dax (Francia) en 1916. En el museo municipal Ulpiano Checa, en Colmenar, aún puede visitarse la colección más amplia del pintor. Es una excursión altamente recomendable.