Mostrando entradas con la etiqueta Gallito. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Gallito. Mostrar todas las entradas

miércoles, 30 de enero de 2013

Un nazi en Las Ventas


Heinrich Himmler presenció una corrida de toros en Las Ventas durante la temporada de 1940. Al líder de las SS, jefe de la policía alemana, mano derecha de Hitler y, dos años después, a partir de 1942, organizador del holocausto judío, las autoridades franquistas le eligieron un cartel excepcional: Marcial Lalanda, Rafael Ortega "Gallito" -causa de los suspiros de una joven Lola Flores- y Pepe Luis Vázquez, que confirmaba alternativa ante Carmoneño. Los toros eran de Bernardo Escudero -que posteriormente pasarían a manos de Victorino Martín- y Manuel Arranz -que no llegaron a lidiarse-, y sus divisas, azules y encarnadas, hicieron juego con las esvásticas que engalanaron la plaza.

Pepe Luis  Vázquez entra a matar al toro de su alternativa

Llovió a lo largo del festejo -que comenzó puntual a las cuatro menos cuarto de la tarde- y acabó por suspenderse al caer el tercero de Escudero, no sin que antes sonaran los himnos de Alemania, España y La Falange. En el cartel se rogaba a las "señoras y señoritas" que fueran ataviadas con "el clásico mantón y peinetas españoles". Rompiendo la costumbre en Las Ventas, "una brillante banda" amenizó el espectáculo, "interpretando los más escogidos pasodobles toreros".


A pesar de que Himmler orquestaría una de las mayores atrocidades humanas, horrorizado por la crudeza de la Fiesta, sufrió un desmayo en el palco de Las Ventas y tuvo que ser atendido por los servicios médicos. Después de aquel 20 de octubre de 1940, declaró que los toros le parecían un espectáculo "deleznable y extremadamente sangriento". Al igual que los anti-taurinos actuales, el futuro supervisor de los campos de concentración consideraba que los animales estaban por encima de las personas (no olvidemos que, desde la época del Imperio Romano, Hitler fue el primer dirigente en promulgar leyes que penaban el maltrato animal).


Tras la truncada corrida, los matadores subieron al palco para cumplir con el nazi mareado, quien les regaló unas pitilleras de plata y los condecoró con unas medallas alemanas.
- ¿Qué le parece la medalla, maestro? -le preguntó un subalterno a Lalanda.
- Está bien, pero donde se pongan dos orejas, un rabo y salir a hombros por la Puerta Grande... ¡las medallas pa´la Virgen!


Himmler se hace la foto oficial con Lalanda
La plaza de toros de Bayona tampoco se libró de la visita nazi
Los aficionados también entraremos en Las Ventas brazo en alto...
por si se nos cae encima la cubierta

domingo, 20 de enero de 2013

Los toreros de Lola


Manolo Caracol "enseña" a torear a Paco Camino

"Un volcán en el escenario y fuera de él, la más grande, la Niña de Fuego, la salvaora, la perdición de los hombres, la que miente cuando besa, según la copla que cantaba Manolo Caracol. Su efímera relación con el torero Manolo González acabó con los tormentos del cantaor".

Este lunes, 21 de enero, Lola habría cumplido 90 años

"Lo cuenta Ignacio García Garzón en El volcán y la brisa. A Lola, torera y genial, tampoco le salió bien ese amor fugaz con el torero de moda, un seductor que la había embelesado con zalamerías y buena labia. «Me dijo palabras tan bonitas al oído que yo estaba como en una nube y comprendí que no podía seguir con Caracol, que tenía que dejarlo». Despechada con Manolo Caracol, que se había acordado de los muertos de Lola, cosa imperdonable en la ley gitana, se lo contó. Y se acabó la historia de Caracol para siempre".

Foto de Martín Santos Yubero (1943)

"A Rafael Ortega, Gallito, sobrino de los Gallos, Lola lo recordaba como un amor iniciático y puro, cuando aún era virgen y el torero un donjuán que quería llevársela al huerto. En sus memorias, dice que se enamoró «hasta los tuétanos; éramos una pareja de cine, el torero triunfante y la gitana bonita». Y luego razona por qué, pese a temblar de deseo cada vez que veía a Gallito, permaneció virgen: «Si doy mi honra a este torero por amor a cambio de nada, ¿qué voy a tener para el día de mañana si me hace falta dar eso a cambio de dinero que puede necesitar mi familia?». Perdido eso en Valladolid, entregado a cambio de nada a Niño Ricardo, genial guitarrista, Lola tuvo menos escrúpulos. Sus grandes amores fueron futbolistas: el vallisoletano Gerardo Coque, un genio que jugaba en el Atlético de Madrid, y Gustavo Biosca, defensa central de la selección y del Barcelona" (fragmento escrito por Javier Villán en su libro "Tauromaquias").


Manolo Caracol -mote que heredó de su padre cuando éste, de crío, entraba en la cocina con una olla de caracoles-  estaba emparentado con los Gallo. Lola Flores también era  gran aficionada  a los toros... y a los toreros. Primero con Rafael Ortega, Gallito, que se despidió de la jerezana un inesperado día, tras confesarle que le aguardaba una señora mayor que ella, dueña de un cochazo de impresión con chófer incluido, abrigo de pieles y joyas a tutiplén. Gallito, de diminutivo, tenía poco.


Después llegó Manolo González, matador zalamero -y posteriormente ganadero y apoderado- que "apuntilló" sentimentalmente a Caracol. Dicen sobre él en el Cossío: "Manolo González ha sido un torero sevillano del más puro estilo. Pertenece a la rama de tal toreo que, sin precedentes en el siglo XIX, cuaja en la figura de Rafael El Gallo a principios del XX, se continúa con el arte excepcional de Chicuelo y llega a su mayor esplendor con Pepe Luis Vázquez. La esencia de tal toreo reside en el garbo de los movimientos, en el garbo y la característica gracia incomunicable del andaluz. Si tal estilo tiene su nombre en Pepe Luis, Manolo González, manteniendo la tendencia, le añade el valor, un valor auténtico que en sus primeros años de matador, y en los de novillero, llegaba a ser lo más destacado de su manera de torear. Habrá habido toreros con más gracia de arte, y los habrá habido con tanto valor; pero el valor informando al arte, no sé de torero alguno de nuestro tiempo que lo haya patentizado como Manolo González".

Manolo González

Éste Manolo González Cabello (Sevilla, 1929-1987) fue el creador de la ganadería homónima, tras comprar, en 1974, una vacada de procedencia Núñez y trasladarla a la sierra de Aracena.  

Otro de los diestros de Lola, al menos en la ficción: el mítico Juncal

Casualmente, hubo más toreros que rodearon a Lola: un antiguo banderillero de Antonio Márquez y Domingo Ortega, Palmita, fue su representante durante algunos años, al principio de su carrera. En esa época cantaba con frecuencia "Los niños de la Gabriela", el pasodoble "Angustias Sánchez" dedicado a la madre de Manolete, "¡Ay, mi abanico torero!" y "Olé mi torero", que decía:
"Señor duque de Veragua
no mande usté ese ganao
que me tiemblan las enaguas
de verle tan bien plantao".

 
Lola tenía casta para regenerar toda la cabaña brava.
En 90 años no ha vuelto a nacer otra como ella.