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jueves, 30 de enero de 2014

Las flores del tomillo, del té y de la canela

Resulta complicado conocer al dedillo todas las letras que Rafael de León escribió para el mundo de la copla. La producción es tan inmensa como soberbia. El otro día volví a escuchar una canción ya casi olvidada, compuesta a ritmo de bulerías en 1951 para el espectáculo La niña valiente de Juanita Reina: La flor del tomillo, con música de Manuel López-Quiroga y el imprescindible toque de Antonio Quintero. La copla se recuperó en la película Gitana tenías que ser, interpretada por Carmen Sevilla.
 
Tomillo en flor
 
La letra cuenta la historia de unos bandoleros que, durante el reinado de Fernando VII, asaltan una diligencia donde viajaba una bella joven. Finalmente, tras robarle los vestidos de raso y tafetán, el jefe de la cuadrilla acaba localmente enamorado de la dama.
 
Cuando esta tonadilla,
cuando esta tonadilla
llega a la real presencia del Deseado,
del Deseado.
Ladrones en cuadrilla,
ladrones en cuadrilla
mi hermosa diligencia me han asartado,
me han asartado.
Ciento treinta vestidos,
ciento treinta vestidos de raso y tafetán,
y el corazón herido por el bandido del capitán.

Corre que te pillo, que voy que te mato.
Mira, mira, mira que ya te arcancé,
que yo sólo trato de darte un retrato
con mis patillitas y mi calañé.
Toma, toma, toma que toma er cuchillo,
que ya de poquito me puede valer,
porque como eres la flor der tomillo,
corona y anillo te voy a poner.
 
 
Rafael de León compuso coplas a otras "niñas floridas", como La flor de los cantes o La flor del temperamento, una letra que me hace especial gracia en la voz de Lola Flores.
 
 
Me entiende el ruso y el japonés,
pues donde llego yo soy audaz.
Me da lo mismo cantá en inglés
que dar las gracias en alemán.
¡Ay, várgame Dió!
Me da de momen, ¿qué?
Y todo es por mor,
y todo es por mor riquitintintín,
riquitintintón der temperamén.
 
De la copla al cuplé, tenemos la delicada Flor de té que interpretaban Virginia Luque o Sarita Montiel.
 
 
Ella es pobre y él un caballero
que le ofrece su amor y su fé
como un sol alto y fuerte que quema
besando a la humilde flor de té, flor de té.
La muchacha que muere de amor
sueña así que le canta el señor:
Flor de té, flor de té
no desdeñes mi amor
que contigo es la vida un encanto
y sin ti es un dolor.
 
Infusión con flores de té
 
Y, aunque nos salgamos de la copla, si hemos escrito sobre la flor del tomillo y del té no podemos olvidar la flor de la canela...
 
La flor de la canela
 
Nota: sobre la flor del romero ya hablamos en este blog la pasada primavera.

lunes, 24 de junio de 2013

Miguel Poveda celebra 25 años de alternativa en Las Ventas


El reloj de la plaza de toros marcaba las diez y cuarto de la noche cuando empezó el concierto. Ya ni durante las corridas nocturnas de agosto nos dejan permanecer hasta esa seductora hora en Las Ventas. Quizás de ahí provenía aquel íntimo regocijo, alimentado por una luna casi llena y dos luceros perpendiculares al tendido 6 y 8. La faena de Poveda duró tres horas y media: hasta las dos menos cuarto no cayeron "Tres puñales" que, por fin, apuntillaron a este otoño intempestivo.
 

El cantaor de Badalona congregó el pasado sábado en Las Ventas del Espíritu Santo a casi 7.000 personas, una cifra que, en el mundo del flamenco, supone prácticamente un lleno de no hay billetes, aunque bajo el prisma de un avezado empresario taurino, la plaza sólo registró un tercio. Igual que durante una novillada de agosto. Miguel Poveda, por supuesto, no hizo el paseíllo solo, y contó en su cuadrilla con músicos de la categoría de Juan Gómez "Chicuelo" a la guitarra, Joan Albert Amargós al piano, Marcelo Mercadante al bandoneón y muchos más "ayudas", con "Londro" en los coros y "La Lupi" como bailaora y moza de espadas.
 

El largo trasteo, que festejaba 25 años de alternativa musical, fue irregular y de menos a más. Poveda, que a veces pecó de frío, no se desenvuelve en las suertes del tango o el bolero, sin embargo, borda los palos acompañados de guitarra, palmas y cajón, como esos tanguillos de "Triana, puente y aparte" o las bulerías y cantiñas que huelen a Cádiz. Sin olvidar un hermoso homenaje a capela a los cantaores antiguos, de Pepe Marchena a Antonio Mairena.
 

El toro que levantó la noche tenía la "Fina Estampa" de una grande: María Dolores Pradera, quien dijo con ironía que no eran horas para estar despierta: "tengo memoria, pero a estas horitas...". Con su señorío de otra época se ganó la Puerta Grande de Las Ventas mientras los tendidos la ovacionaban en pie. Junto con la vuelta al ruedo de la cuadrilla de Castaño, ha sido el momento más apoteósico de lo que llevamos de temporada.
 

Pero el público, que ya había entrado en calor, no quería escuchar más soleás, tientos ni mineras, ni más homenajes a los poetas del 27, a Chavela Vargas o a Camarón, ni más canciones del irrepetible Bambino, ni siquiera otro dúo con Carmen Linares, que de todo eso hubo. No. El pueblo, como siempre ha ocurrido, quería escuchar copla, y pedía enfervorecido "Ojos verdes" o "Los tres puñales" de Rafael de León. Entonó entonces Poveda fragmentos de "Carcelero", "Y sin embargo te quiero", "La bien pagá", "En el último minuto", "La senda del viento" y "A ciegas", desatando el entusiasmo popular. Y reconozco que me reconfortó comprobar cómo la copla, un género tan incomparablemente bello como agonizante por culpa de unos puñales que le habían dando muerte, resucitó a coro y de madrugada en Las Ventas.
 


Merci, Jos.