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martes, 2 de febrero de 2016

Y te canto bajito...


Acaba de fallecer quien probablemente fue el primer ídolo de la música juvenil española, un pionero del pop patrio y un auténtico One Hit Wonder, que lo llaman en inglés. Me refiero a José Luis y su inseparable guitarra, deidades en la década de los 50 y los 60. En 1958, la canción "Mariquilla" -compuesta durante los años de "mili" y dedicada a su novia y futura esposa, María del Carmen- arrasó en la radio, recaudando una pequeña fortuna en derechos de autor. En pleno franquismo, el jienense José Luis -inspirador de numerosos amores juveniles- impactó en los programas de discos dedicados con su voz acaramelada, su letra sensiblera, su rasgar de guitarra y su contagioso tararear. 


En ese mismo año de 1958, el periódico francés Le Figaro entrevistó a Franco, quien declaraba: "Considero que el Régimen actual del Estado español es el más adecuado para la defensa del pueblo. La voz popular se deja oír a través de los organismos vivos de la nación: la familia, los municipios, los Sindicatos". Al Generalísimo se le olvidó añadir que, en aquellos tiempos, la voz popular por excelencia era José Luis y su guitarra. El despiste quizá se debía a que el Régimen casi censura la letra de "Mariquilla": "Me echaron para atrás Mariquilla porque decía cuánto te adoro, eres mi bien. Argumentaban que sólo se adora a Dios, y tuve que convencerlos de que hasta las abuelas adoran a sus nietos". 

Mariquilla bonita,
graciosa chiquita,
tu eres mi querer.
Yo te doy mi vida,
mi alma y mi sangre
y todito mi ser.

Y te canto bajito
lo que te quiero,
cuánto te adoro,
tú eres mi bien.


A José Luis, estrella con aspecto de estudiante aplicado, también le favoreció, por qué no decirlo, el nacimiento de la televisión en España, que lo convirtió en el ídolo de la canción ligera. "La primera vez que actué en televisión me temblaban las piernas. Yo quería que me dieran un coñac pero no me lo dieron", confesaba el cantante no hace mucho en Diario de Córdoba. Descanse en paz, José Luis Martínez Gordo, y que le sirvan muchos coñacs en el cielo.

lunes, 22 de junio de 2015

Las portadas del verano

Llegó el verano, a la vida y al papel. Las revistas también se llenan de verano y resulta muy difícil no arramblar con todos los números de julio y agosto, que pronto serán hojeados durante las maravillosas tardes de playa y piscina. Sin embargo, para inolvidables, aquellas portadas que Eduardo García Benito diseñaba para Vogue durante los años 30 y 40... sin Illustrator, ni Indesign, ni Photoshop.
 
 
García Benito -nacido en Valladolid en 1891- fue el principal artista español del movimiento Art Decó a nivel mundial. A los veintiún años, fue becado por el Ayuntamiento vallisoletano para continuar sus estudios de pintura en París, donde entabló amistad con Picasso o Modigliani, pasando por Juan Gris o Gauguin. Durante la Belle Époque, ya era considerado un brillante dibujante, comenzando a trabajar para Vogue y Vanity Fair.
 
 
Las portadas de García Benito -hoy injustamente olvidado- nos transportan al mismo corazón del verano, el más elegante, con cielos estrellados azul cobalto, tejidos ligeros, barcos reflejados en la bahía, cigarrillos al anochecer e interminables paseos por la playa.
 
 
"Se cruzaron junto al ascensor, reflejados en los grandes espejos de la escalera principal, cuando él se disponía a bajar a su cabina, situada en la cubierta de segunda clase. Ella se había puesto una capa de piel de zorro gris, llevaba en las manos un pequeño bolso de lamé, estaba sola y se dirigía hacia una de las cubiertas de paseo; y Max admiró, de un rápido vistazo, la seguridad con que caminaba con tacones pese al balanceo, pues incluso el piso de un barco grande como aquél adquiría una incómoda cualidad tridimensional con marejada. Volviendo atrás, el bailarín mundano abrió la puerta que daba al exterior y la mantuvo abierta hasta que la mujer estuvo al otro lado. Correspondió ella con un escueto «gracias» mientras cruzaba el umbral, inclinó la cabeza Max, cerró la puerta y desanduvo camino por el pasillo, ocho o diez pasos. El último lo dio despacio, pensativo, antes de pararse. Qué diablos, se dijo. Nada pierdo con probar, concluyó. Con las oportunas cautelas" (Arturo Pérez-Reverte, El tango de la Guardia Vieja).

lunes, 27 de abril de 2015

Saetas, toreros caninos y Miuras

Estrellita Castro cantando una saeta (Sevilla, 1942)

Manuel Jiménez Centeno podría considerarse el padre de la saeta moderna. Nació en la sevillana Puerta la Carne en 1885 y, antes de dedicarse al cante, sintió la llamada del toro. Siguiendo su primera vocación y ayudado por un tío materno -el afamado matador José Centeno-, se hizo banderillero y después novillero, pero la aventura duró poco, pues a los tres años colgó el traje de luces al recibir varias cornadas. Tiempo después, reconocería en una entrevista a El Liberal:

"Me da la afición por el toreo y salgo el año 1907 como banderillero. Verme la gente y decir aquí hay un matador de toros, todo fue uno. Ese mismo año marcho a Méjico con mi tío José Centeno, que fue gente en el toreo, y estoy allí un año. Regreso y debuté en Sevilla como matador, con Cuatrodedos y Morenito Chico de San Bernardo. Se me dio regular, y toreo seis novilladas, alternando con Angelillo, Ostioncito, Punteret y varios más. De estas corridas sacan mis amigos la impresión de que yo no soy banderillero ni matador, sino un buen torerito. ¡Y desgraciado de aquel que le digan que es un buen torerito. Hay que ser torero a secas, no toreador ni torerito. ¡Como no se sea torerazo, malo!".

Manuel Centeno con su tío, el torero José Centeno

Resultó que Centeno tenía la torería en la voz y no en los trastos. Afortunadamente, el hambre le hizo encontrar el camino y, tras su desafortunado lance taurino, se hizo cantaor de flamenco. En aquella entrevista para El Liberal, explicaba: "Yo empecé a cantar en un día raro. Era torero. Tenía mi coleta y todo. Llegué a mi casa a la hora en que se suele almorzar, y aquel día no había de qué. Con mi coleta, con cuerpo para pensar en otra cosa, en vez de pensar me puse a cantar tarantas y granaínas y fuera porque tenía el cuerpo vacío, o porque cantara con más sentimiento aquel día, lo cierto es que escuché más de una vez decir que me las podía buscar por el cante, y decidí buscármela".

"El Emperador de la Saeta"

El escritor Antonio Puente Mayor, en su libro Cofrades de Leyenda, resume así la trayectoria del Emperador de la Saeta: "Centeno fue un hombre muy polivalente, ya que además de cantaor fue novillero, actor y tenor de zarzuelas. En la Semana Santa de Sevilla llegará a ser el saetero más cotizado, tanto que le bautizarán con el sobrenombre de Emperador de la Saeta. Suya es la mágica innovación de cantarle a la Cruz de Guía del Silencio al salir de su templo. Fue en el año 1926 y la letra comenzaba diciendo: Silencio pueblo cristiano....

El cantaor Manuel Torre

[...] Otro de los grandes fue sin duda el jerezano Manuel Torre, figura a la que se le llegó a considerar cantador de leyenda pese a ser un gitano analfabeto. Federico García Lorca decía de él, sin embargo, que era el hombre con mayor cultura en la sangre. Manuel Barrios recoge una anécdota del cantaor en su apogeo saetero en Sevilla, cuando llegó a hacer llorar al ganadero Eduardo Miura una mañana de Viernes Santo:

Cuando cierra el pellizco del último ¡ay!, la gente que asiste, pasmada, al acontecimiento no aplaude ni vitorea. Todos sacan los pañuelos, en silencio, y la plaza de la Encarnación se convierte en un inmenso aletear de palomas blancas que piden una nueva saeta a aquel hombre fabuloso a quien un gitanillo, que le acompaña, dice, señalando a don Eduardo Miura:
- Fíjate, primo, con la mala uva que se gasta criando toros y ahí lo tienes, que me los ha hecho llorar".

domingo, 26 de abril de 2015

Aprieten los dientes, que llegan los Miuras

"Matar una corrida de Miura es una medalla que el torero cuelga de la pechera de sus mejores recuerdos" (Vicente Zabala Portolés).
 
 
Este domingo, tres matadores lidian Miuras en Sevilla: Eduardo Dávila, Iván Fandiño y Manuel Escribano. La ganadería lleva anunciándose en La Maestranza 75 años seguidos, sin faltar una sola temporada a la cita desde 1940, cuando terminó la Guerra Civil. Aquel 20 de abril, fueron Pascual Márquez, Juanito Belmonte y "Manolete" los encargados de estoquear los toros de la A con asas. Un año después, Pepe Luis Vázquez puso el kiosco boca abajo cortando dos orejas al Miura que cerraba plaza. En una entrevista publicada por El País en 1985, el torero de San Bernardo contaba: "Que no se dé cuenta de que le tienes miedo. Sobre todo, que no se dé cuenta, porque entonces abusa de su poder y ya no tienes dónde meterte. Estos toros entienden lo que pasa y, sobre todo, ven si eres débil. A mí me ha revolcado algún Miura, pero nunca he tenido una cornada grave. ¿Sabe por qué? Porque, si he tenido miedo, no me lo ha notado. Me he puesto cerca y he apretado los dientes".
 
 
 
En la misma entrevista, Pepe Luis recordaba que, hasta los cincuenta, ningún torero que se preciase cerraba la temporada sin haber lidiado un par de corridas de Miura. "Lo que de verdad diferencia a este toro es su personalidad, una especie de capacidad psicológica para darse cuenta de cuándo es dueño de la situación. Cuando sale el toro bueno, es bueno de verdad, te haces con él, y como son largos, de bonita lámina y bien armados,  la corrida es un lujo. Pero si te achicas, se da cuenta y entonces va por ti".
 
 
Para que este domingo, la corrida de Miura en Sevilla, la septuagésima quinta desde 1940, sea un lujo. Y que nadie se achique.

martes, 7 de abril de 2015

La Virgen de la Esperanza ha servido de escudo al corazón del valiente Joselito

"Durante las pasadas fiestas taurinas de San Sebastián, Joselito, el torero valiente, el artista imponderable, que modela esculturas atrevidas ante las astas amenazadoras de los toros, que se burla de las fieras con su trapo ágil, seguro y elegante, muleteaba a un Saltillo, llevándole dócil, manejándole obediente y escuchando las aclamaciones frenéticas de la muchedumbre, que abarrotaba los huecos todos de la enorme plaza. Los vítores de la multitud traquean sus nervios mozos; y hambriento de gloria, levanta el arma y se atraca de toro entre pitón y pitón. Al salir la bestia de aquellos brazos con la muerte en el corazón, asestó una cornada peligrosa en el pecho del torero, y pudo ser golpe de venganza matando al morir. La concurrencia se apercibió del peligro y se levantó inquieta, anhelante. No fue nada; su ídolo permanecía en pie: cayó rota al suelo por el desgarrón de la camisa una cadenita de oro, se hundió en la arena una medalla abollada. La Virgen de la Esperanza ha servido de escudo al corazón del valiente. Joselito llevaba en su pecho la imagen de la Virgen que adoran los macarenos, el barrio sevillano de la majeza y la torería; y cuando la fiera le acometió de muerte, la punta acerada del cuerno se embotó en el disco dorado. Cuando Joselito tornó a la fonda, fue rodeado por su familia".

Publicado en el Blanco y Negro del 24 de agosto de 1913


En 1913, Joselito tenía 18 años y hacía su primera temporada completa como matador de toros, deslumbrando a público y crítica con su dominio de las suertes. A pesar de ser ya una eminencia en el toreo, aquella tarde de agosto en San Sebastián, fue una medalla de la Esperanza Macarena la que le salvó de una cornada segura. Al finalizar la temporada, Joselito, triunfal, viajó a París con el recuerdo del quite realizado por la Virgen ante un toro de Saltillo. El de Gelves entró en una de las grandes joyerías del centro parisino y compró, como regalo para la Señora de San Gil, cinco broches verdes compuestos de pétalos de cristal de roca francés engarzados en oro blanco y rematados con brillantes. A comienzos del siglo XX, este broche femenino, llamado también "mariquilla", era utilizado por las jóvenes de buena sociedad al ser una pieza muy atrevida y chic inspirada en el estilo art decó.
 
 
De vuelta a Sevilla, Joselito entregó las cinco "mariquillas" verdes a Juan Manuel Rodríguez Ojeda, afamado bordador y mayordomo de la hermandad hasta 1900. Pronto, aquellos broches verdes se integraron en la iconografía de la Macarena, hasta tal punto que, un siglo después, aún los lleva prendidos sobre su pecho.
 
 
Precisamente, fue Rodríguez Ojeda quien vistió a la Virgen de riguroso luto en 1920, cuando un toro de la Viuda de Ortega, Bailaor, arrancó la vida a Joselito en Talavera de la Reina un trágico 16 de mayo. Esta vez, la Macarena no pudo servir de escudo al corazón del "Rey de los Toreros".
 
 
Suspira bajo su manto
la Virgen de la Esperanza
y arrían en señal de duelo
banderas en La Maestranza.
Y Sevilla, enloquecía,
repetía a voz en grito:
¿pa´qué quiero mi alegría?
¿Pa´qué quiero mi alegría
si se ha muerto Joselito?
 

miércoles, 18 de junio de 2014

La Ley Cenicienta y la coronación de Felipe VI

Con el fin de acabar con la "crueldad emocional contra los niños", los hijos de la Gran Bretaña han inventado la "Ley Cenicienta", es decir, a partir de ahora, los padres que no den amor a sus criaturas acabarán en chirona.
 
 
El nombre "Cinderella Law" me parece sencillamente maravilloso. Nosotros, los españoles, también tenemos una Cenicienta ibérica: me refiero a la inminente reina, Letizia Ortiz, quien por arte de magia, ha pasado de periodista a princesa rockera amante de los zapatos.
 
 
Zapatos aparte, en esto de la coronación de Felipe VI se ha armado mucho revuelo porque don Juan Carlos ha decidido salirse de najas y no asistir a la ceremonia del jueves. Aunque pocos "tertulianos" han caído en la cuenta, los copleros ya vaticinaron los hechos: el niño Felipe, próximo rey de España, no tiene padre. O lo tiene, pero en paradero desconocido.
 
 
Copla 1-. Y sin embargo te quiero (Quintero, León y Quiroga)
 
Llorando junto a la cuna
me dan las claras del día;
mi niño no tiene padre
¡qué pena de suerte mía!
-Anda, rey de España, vamos a dormir.
Y, sin darme cuenta, en vez de la nana
yo le canto así [...]



Copla 2-. Con los bracitos en cruz (Molés, Alfonso y Naranjo)

Déjame que ponga un beso en tu frente
quiéreme aunque murmure la gente,
yo te he llevao en mis entrañas
te di sangre de mis venas
dime tú a mí, rey de España
si es no grande mi condena.
Con los bracitos en cruz,
iré a buscar a tu padre,
lo juro por mi salud
pa que siempre sepas tú
lo buena que es una madre.


¡Estos copleros! ¿Se pueden escribir nanas con mayor sentimiento y cariño? ¿Qué opinan sobre estas coplas los impulsores de la "Ley Cenicienta"? En su abandono, ¿padece Felipe "déficit de afectividad paternal"? A diferencia de los zapatos de Letizia, la subasta del cariño ni se compra ni se vende..., pero ésa es otra copla.

 

martes, 6 de mayo de 2014

Una noche de amor en una verbena madrileña


Para la mayoría de los mortales, Marcelle Auclair (1899-1983) es la cofundadora, junto a Jean Prouvost, de la revista femenina Marie Claire, creada en 1937. Esta hispanista francesa, que había pasado su juventud en Chile a causa del trabajo de su padre, un prestigioso arquitecto, de vuelta a París, contrae matrimonio con el escritor Jean Prévost en 1926. Tras tener tres hijos, Michel, François y Alain, la pareja se divorcia en 1939. Sin embargo, pocos saben que Marcelle fue el último amor que lloró el torero Ignacio Sánchez-Mejías. El pasado 3 de mayo, Andrés Amorós descubría esta hermosa historia en las páginas del ABC.
 

Marcelle Auclair, el último amor de Ignacio 

Cuenta Amorós: «En febrero de 1933, Marcelle, que tiene 34 años, visita Madrid. Lorca le recomienda que conozca a Ignacio, el andaluz por excelencia. Él es nueve años mayor que ella. Se conocen en casa de Jorge Guillén, en la lectura que hace Federico a un grupo de amigos de Bodas de Sangre. Años después, ella lo recuerda en su libro Enfances et mort de García Lorca: "Se sentó a mi lado. No decía nada. Me miraba. Yo le miraba. Los dos mudos, heridos en lo vivo. Yo estaba allí, en mi silla, y él me miraba. Sus manos temblaban. La idea de marcharme, al día siguiente, se me había hecho insoportable... Acabada la lectura, nos encontramos en la calle, Ignacio y yo, con los otros amigos, que no se atrevían a dejarnos. Federico gruñía: ¡Qué barbaridad! Pasamos toda la noche, parándonos de vez en cuando en algún café. Ignacio sólo bebió agua pero recitó poemas de Góngora, más ardientes que todos los licores" [...] Al final de la noche, fueron a un baile popular, en La Bombilla, Allí, bailaron juntos, al son de La verbena de la Paloma. "Al primer paso de baile que di, Ignacio me paró en seco y, poniendo sus grandes manos sobre mis hombros, me dijo: Aquí, soy yo el que mando"».
 
 
En aquel momento, Ignacio estaba casado con Lola Gómez Ortega, hermana de los "Gallos", y tenía como amante a Encarnación López, "La Argentinita". La carga familiar de Marcela tampoco era menuda: seguía casada con Prévost y la esperaban tres hijos en Francia. Continúa la narración Amorós: «Vuelve Marcelle a París, creyendo que la relación ha terminado. Pero Ignacio se presenta allí, en su casa y se encuentra con el marido: "La declaración de guerra entre los dos, fue muda pero brutal". Luego, esa tarde, la lleva a escuchar a unos gitanos: "Único contacto físico: un beso, en el taxi, que ha durado de Étoile a Montrouge. Quedamos en vernos al día siguiente". Pero un capricho del Destino lo impide».
 
 
No vuelven a coincidir hasta el 5 de agosto de 1934, durante una corrida que Ignacio torea en Santander. Aquella tarde, Sánchez-Mejías realiza una faena temeraria a un toro de Coquilla y corta cuatro orejas y un rabo. Completaban el cartel Victoriano de la Serna y Félix Colomo. Quizás porque localizó tarde a Marcelle en la plaza, no le brindó la muerte de ningún toro. Amorós termina así la historia: «Ignacio la descubre, en el tendido, al dar la vuelta al ruedo. Esa noche, la llama por teléfono [...] Seis días después, el 11 de agosto, Ignacio sufre una grave cornada, en Manzanares: muere en Madrid, dos días más tarde [...] Y hasta el final de sus días, en 1983, Marcelita guarda en su corazón el recuerdo de aquella despedida, en la estación de Orsay: siempre le quedó París. Y una noche de amor, en una verbena madrileña».
 
 
No hubo príncipe en Sevilla
que comparársele pueda,
ni espada como su espada,
ni corazón tan de veras.
Como un río de leones
su maravillosa fuerza,
y como un torso de mármol
su dibujada prudencia.
Aire de Roma andaluza
le doraba la cabeza
donde su risa era un nardo
de sal y de inteligencia.
¡Qué gran torero en la plaza!
¡Qué gran serrano en la sierra!
¡Qué blando con las espigas!
¡Qué duro con las espuelas!
¡Qué tierno con el rocío!
¡Qué deslumbrante en la feria!

(Federico García Lorca)

sábado, 26 de abril de 2014

La vuelta al mundo de Cayetano

 
"L'imprévu n'existe pas". Ésta era la frase favorita del flemático caballero británico Phileas Fogg, protagonista de La vuelta al mundo en 80 días, maravillosa novela escrita por Julio Verne en 1872. Como sucedía en Miguel Strogoff, la obra reflexiona sobre la importancia del honor y la palabra dada. De esta manera, Fogg, un maniático de la puntualidad, se compromete ante sus colegas del Reform Club a dar la vuelta a la Tierra en tan sólo 80 jornadas, siguiendo el trayecto publicado en su periódico de cabecera, el Morning Chronicle.
 

Mucho más profana, la publicación de cabecera del Phileas Fogg español no es el Morning Chronicle, sino la revista Hola. Con un bastón y una medallita de San Judas, Cayetano Rivera comenzó este lunes su particular vuelta al mundo, aunque su primer destino es un misterio que desvelará próximamente en las páginas del cuore. Por si le sirve de inspiración, Fogg partió de Londres a Suez, de Suez a Bombay, de Bombay a Calcuta, de Calcuta a Hong Kong, de Hong Kong a Yokohama, de Yokohama a San Francisco, de San Francisco a Nueva York y de Nueva York a Londres. En el trayecto, conoció la amistad de su mayordomo, el francés Jean Passepartout, e incluso el amor de Mrs. Aouda, una hermosa mujer india.
 
 
Preguntado por la prensa si durante su trayecto "estaría dispuesto a enamorarse", entre los efluvios de Loewe, Cayetano no ha cerrado la puerta a esta posibilidad: "Todo puede ocurrir", contestó. ¿Encontrará el Fogg ibérico a su Mrs. Aouda? No es la única coincidencia con el personaje británico, pues ambos usan chistera.
 
 
Suceda lo que suceda, podemos respirar tranquilos porque, en los próximos 80 días, Cayetano no pisará un ruedo. ¿Llegará a tiempo para la goyesca de Ronda? "La cuenta atrás ya comenzó, llegaremos sí o no, mi vuelta al mundo va a empezaaaaar...".
 

miércoles, 12 de febrero de 2014

Eulogio Varela, el padre del Modernismo madrileño

"El arte y nada más que el arte. ¡Es el que hace posible la vida, gran seductor de la vida, el gran estimulante de la vida!" (Nietzsche)
 

El museo ABC de Dibujo e Ilustración, en la calle Amaniel, ha tenido el buen gusto de organizar una exposición con la obra gráfica de Eulogio Varela, uno de nuestros mejores dibujantes y diseñadores, injustamente olvidado. Varela es el Alphonse Mucha español, pero, mientras que en Francia aún se realizan hasta bolsos con los dibujos del checo Mucha, en España casi nadie conoce a Varela, a pesar de ser uno de los nombres clave de nuestro Modernismo y un gran referente del diseño gráfico.
 

Eulogio Varela Sartorio (1868-1955), nacido en El Puerto de Santa María y posteriormente acogido en Madrid, comenzó colaborando como ilustrador en la revista Blanco y Negro en el funesto año de 1898, aunque terminó ocupando el puesto de jefe de confección (algo similar al actual director artístico). Hasta 1936, realizó unos 1.400 trabajos.
 
 
Junto a la naturaleza, la mujer, urbana y cosmopolita, representa uno de los temas principales de su obra. La mujer se erige como protagonista absoluta a través del juego con las formas curvas, en arabesco y sensuales de su anatomía, forzada al máximo con largas cabelleras onduladas al aire y gasas vaporosas que provocan una sensación de erotismo y ensueño.
 

La exposición del museo ABC, que puede visitarse hasta el mes de junio, reúne unas trescientas obras -encerradas en vitrinas y archivadores- de este padre del Modernismo madrileño: portadas, dibujos, caligrafías, diseño de joyas y mobiliario, vidrieras... En todos sus trabajos, se aprecian numerosas influencias, como el Art Nouveau, los prerrafaelitas británicos, la Secesión vienesa, el grafismo alemán, las estampas japonesas, Ramón Casas o Juan Gris. Imprescindible.
 
 

sábado, 25 de enero de 2014

La fiera de mi niña


Continuamos analizando l´amour fou de François Hollande, ya conocido por todos como Follande. En el último capítulo, habíamos dejado a su mujer, la Rottweiler, ingresada en el hospital por un ataque de ira. Algunas fuentes apuntan que fue el propio Hollande, preocupado por su integridad física, quien indicó que le administraran a su señora un potente tranquilizante. Pues bien, madame Rottweiler ya está libre y ha decidido que este fin de semana se va a la India en un viaje de "carácter humanitario". ¿Humanitario porque así evita asesinar a su marido? ¿Quizás la Primera Dama aspira a alcanzar la paz budista o sencillamente simpatiza con este país donde los cornúpetas son considerados animales sagrados?
 
 
¿Y qué opina el Papa Francisco de su tocayo François? No lo sabemos con seguridad. Al parecer, el líder de la Iglesia católica ha recibido "con frialdad" a Follande, que este viernes ha visitado el Vaticano. Al finalizar el encuentro, el Pontífice ha sentenciado: "Dios perdona siempre. El hombre, a veces". Y madame Trierweiler ni de coña.
 
 
Últimamente, todo el mundo abandona a Flamby y se solidariza con la Primera Dama que, según ha comentado entre amigos, teme convertirse en una "sintecho" cuando se largue definitivamente del Elíseo. No hay de qué preocuparse, chérie Valérie, en la Puerta del Sol acogemos a todos los "indignados" y "okupas" del mundo. Siempre tendrás un hogar a la vera del oso y el madroño. Con De Gaulle estas cosas no pasaban.
 
 

viernes, 17 de enero de 2014

Corazón loco: de Flamby a Follande


En pocos días, el presidente francés, François Hollande, ha cambiado de apodo entre la ciudadanía: de Flamby, por su carácter huevón, a Follande, a causa de su incontinencia sexual. El supuesto romance del Jefe del Estado con la actriz progre Julie Gayet -a quien llevaba croissants montado en una Scooter- ha desviado la atención sobre la catastrófica situación económica, educativa y moral del país.
 

Su último lío de faldas también ha mandado al hospital a su actual mujer, Valérie Trierweiler, conocida como La Rottweiler por su mala leche. Los médicos aseguran que sufre "un etat de fatigue extreme". A pesar de su "debilidad", Hollande no ha tenido huevos para ir a visitarla al hospital, algo que sí podría haber hecho su primera esposa, Ségolène Royal. Las dos primeras damas, probablemente, han perfilado la estrategia para lanzar a Hollande al fondo del Sena.
 
 
Para rematar el asunto, el Ministro del Interior, Manuel Valls, ha declarado que Hollande padece un "comportamiento de adolescente tardío", algo que encaja muy bien con la expresión francesa "adulescent", que describe el comportamiento de los adultos-adolescentes.
 
 
Se rumorea que por el Palacio del Elíseo suena Corazón loco de Machín.
 
No te puedo comprender,
corazón loco,
no te puedo comprender,
y ellas tampoco.
Yo no me puedo explicar,
cómo las puedes amar tranquilamente,
yo no puedo comprender,
cómo se pueden querer,
dos mujeres a la vez, y no estar loco.