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domingo, 3 de febrero de 2013

Madrid en las tardes de partido

Las tardes de fútbol son las mejores para pasear por Madrid. No hablo de una vulgar tarde de fútbol, sino de ésas "históricas" que se celebran cinco o seis veces al año y baten todas las marcas de audiencia televisiva, como la del pasado miércoles, sin ir más lejos. Las mejores se producen cuando juega la Selección Española, a la que últimamente llaman "La Roja", porque está mal visto decir España... Pues yo lo digo, así, con todas sus letras: ES-PA-ÑA. Total, que cuando juega la Selección o eso que los cursis llaman "Clásico" -que no es una tostada de tomate con jamón ni una película de Fritz Lang, sino un Real Madrid-Barça- la ciudad se vuelve una delicia, con sus grandes avenidas tan íntimas y solitarias. Al igual que la belleza de una persona aumenta cuando la vemos en soledad, Madrid, siempre hermoso, se enaltece en las tardes de partido. Algunas calles parecen un cuadro de Antonio López.


"La mañana era hermosa, en todo idéntica a tantas mañanas madrileñas en las que la cínica candidez del cielo pretende hacer ignorar las lacras estruendosas de la tierra" (Luis Martín Santos)


"La mañana sube, poco a poco, trepando como un gusano por los corazones de los hombres y de las mujeres de la ciudad; golpeando, casi con mimo, sobre los mirares recién despiertos, esos mirares que jamás descubren horizontes nuevos, paisajes nuevos, nuevas decoraciones. La mañana, esa mañana eternamente repetida, juega un poco, sin embargo, a cambiar la faz de la ciudad, ese sepulcro, esa cucaña, esa colmena..." (Camilo José Cela).

Y cuando acaba el partido, la ciudad vuelve a llenarse de coches y personas, como si una presa se hubiera roto y el caudal bajara incontenible por las calles, formando un gran estruendo. De nuevo, "las gentes se cruzan, presurosas. Nadie piensa en el de al lado, en ese hombre que a lo mejor va mirando para el suelo; con el estómago deshecho o un quiste en un pulmón o la cabeza destornillada..." (Cela).



Cuadros de Jeremy Mann

Inspiración Pollock

Hace unos meses, un informe revelaba que la Gran Vía es la calle más transitada de Madrid con 29.000 peatones al día (cuando no hay partido, por supuesto).

Lisette Model



sábado, 8 de septiembre de 2012

Últimas mañanas al sol


La mañana de sábado invita sentarse al sol y dejarse acariciar por los últimos rayos del verano: ya no queman, suavizados por la brisa, y son súmamente tibios y agradables (el sol del invierno es limpio y luminoso, pero insensible al calor). Vivir en ciertas latitudes donde el invierno ocupa tres cuartas partes del año y el sol es un bien escaso, sencillamente, no es vivir.

"Hay ciudades tan descabaladas, tan lejanas de un mar o de un río, tan favorecidas por un cielo espléndido que hace olvidar casi todos sus defectos, tan pobladas de un pueblo achulapado; que no tienen catedral. Es preciso, ante estas ciudades, suspender el jucio hasta un día [...] Hasta que llegue ese día, con el juicio suspendido, nos limitaremos a penetrar en las oscuras tabernas donde asoma sobre las botellas una cabeza de toro disecado con los ojos de vidrio...". Así describía Luis Martín Santos la ciudad de Madrid, "con un cielo tan espléndido que hace olvidar casi todos sus defectos".

Si ahora me sentase en un banco al sol, como estas mujeres de Sorolla, sin duda, casi de inmediato, mi padre me preguntaría: "¿Estás parada o estás pensando?". O me animaría con un familiar: "¡¡¡Arranca!!!". Los traperos del tiempo, como los llamaba Gregorio Marañón, aprovechan cualquier retal e idea que salta a las mientes igual que una liebre. En ciertas familias resultan intolerables esas actividades modernas del yoga y el karma cuyo mayor logro consiste en dejar la mente en blanco. Solearse está bien, siempre y cuando las neuronas se encuentren en movimiento. De lo contrario, no tomaríamos el sol: vegetarímos. Oh, fatalidad.


En este cuadro de Hopper, "un pequeño grupo de gente toma el sol en unas sillas colocadas en fila. Pero ¿están ahí con el propósito de solearse? Si es así, ¿por qué están vestidos como si estuvieran en el trabajo, o como si se encontraran en la sala de espera de un médico? ¿Es que están siempre esperando, no importa dónde se encuentren, y el mundo entero es su sala de espera? Quizá [...] La naturaleza y la civilización casi parecen estar mirándose la una a la otra. Esta pintura es tan extraña que en ocasiones pienso que las figuras sentadas están mirando un paisaje pintado, y no el real" (Mark Strand).

Lisette Model

"A plena luz de sol sucede el día,
el día sol, el silencioso sello
extendido en los campos del camino.

Yo soy un hombre luz, con tanta rosa,
con tanta claridad destinada
que llegaré a morirme de fulgor.

Y no divido el mundo en dos mitades,
en dos esferas negras o amarillas
sino que lo mantengo a plena luz
como una sola uva de topacio".
(Pablo Neruda)

Audrey Hepburn durante el rodaje de "Dos en la carretera"