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lunes, 17 de octubre de 2016

Y su sangre ya viene cantando

"Y su sangre ya viene cantando: 
cantando por marismas y praderas, 
resbalando por cuernos ateridos 
vacilando sin alma por la niebla"

(Federico García Lorca)

Foto de Laure Crespy

Se terminó el hilo de la temporada taurina; una temporada que, como una madeja con demasiados nudos, no resultó continua, sino cortada por la mitad, dejando en uno de los cabos, el tremendo desorden de la muerte.

Comenzaron a tejerse las corridas allá por el mes de febrero, con la feliz noticia de una resurrección. David Mora y Jiménez Fortes volvían a vestirse de luces en Vistalegre, retomando una vieja senda: la de los hombres que deben seguir su destino hasta las últimas consecuencias. No satisfecho con este renacer, en San Isidro, hiló Mora otra historia épica, además de unas trincherillas que ni el implacable viento de Las Ventas ha sido capaz de llevarse. Este capítulo, cuyo prólogo fue un emocionante brindis al doctor García Padrós, también contó con la aparición de un excelente Alcurrucén, de nombre "Malagueño"; pero no fue el único toro de bandera al principio de este embrollo que llamamos temporada: inolvidables "Cobradiezmos" de Victorino Martín, indultado por Manuel Escribano en La Maestranza, o el fiero "Camarín", de Baltasar Iban, al que Alberto Aguilar trasteó un inicio de faena de torero que se viste por los pies. Y de las mieles, al abismo necesario, con aquella corrida de Saltillo que llevaba la muerte en la imaginación, a la que tres matadores valientes, junto a sus cuadrillas, le hicieron frente en las postrimerías de mayo. 

Foto de Juan Pelegrín

De la primavera al verano, y cuando Pamplona ardía en mitad del jolgorio de San Fermín, apareció, sin avisar, como de costumbre, la muerte. La tarde del 9 de julio, un pitón atravesó el pecho de Víctor Barrio, trastocándolo todo. La parca se llevó por delante las resurrecciones de invierno y los triunfos primaverales, el brillo y la alegría cosidos a esta vieja fiesta. Un ataud portado por toreros descendió las calles empedradas de Sepúlveda, los crespones negros comenzaron a brotar en las chaquetillas, y nada volvió a ser como antes. El 10 de julio, horas después del fallecimiento de Víctor Barrio, a la hora del paseíllo, en Pamplona sonó un desasogante silencio poco antes de que, sin tregua, una inmensa corrida de Pedraza de Yeltes saliera de los chiqueros de La Misericordia. Se lloró entonces en el ruedo y en los tendidos, no sólo por el héroe muerto, sino por todos sus compañeros que tenían que continuar la temporada con la muerte a cuestas. El traje de luces jamás pesó tanto. 

Foto de André Viard

El sol no volvió a brillar hasta el descorche de agosto, en Azpeitia, donde, a orillas del Urola, Curro Díaz trenzó una faena de oro a un toro de Pedraza llamado "Sombreto". Porque el de Linares, testigo silente de la cornada de Víctor Barrio, está tocado por la varita, y ni la muerte ha podido apagar su toreo este año. Él y Talavante han dispendiado personalidad, gusto y clase, con toro y sin él. Y aunque Manzanares se llevó merecidamente la Puerta Grande en Madrid por una bellísima faena, la genialidad, por el momento, está reservada para Curro y Alejandro, un mano a mano que revolucionaría cualquier plaza el próximo año.

Soberbia también la temporada de Juan Bautista, amo absoluto de los anfiteatros romanos de Arles y Nîmes, donde estuvo majestuoso; apabullante Roca Rey, que ha pagado muy caro su valor, pero a quien su determinación lo hará figura; y algún nombre más, que se pierde en la maraña de tantas tardes de toros.


En estos días de mediados de octumbre, ha ido terminando la temporada, apagándose lentamente, desatando sus últimos nudos, en Zaragoza, en Jaén, en Madrid. Igual que cada año, los toreros y las cuadrillas -los afortunados- festejan el seguir vivos. Se suceden las celebraciones, las cenas, los brindis, los bailes; un epílogo feliz y amargo, a veces excesivo, a veces socavado por un silencio. Porque, aunque ya nadie desea volver a ver la sangre derramada en la arena, ésta surge, como un relámpago, en mitad de la despedida. Ciertas tardes de verano seguirán quemando varios inviernos.

viernes, 18 de marzo de 2016

Vidas paralelas

"Pues las alegrías súbitas, como las penas, al principio desconciertan"
(Daniel Defoe)


Inverosímiles. Sorprendentes. Geniales. Talavante y Roca Rey llevan vidas paralelas. Desde el bombazo del extremeño durante una novillada en Las Ventas en el San Isidro de 2006, la fábrica de las figuras había cerrado sus puertas. Cada año, salían buenos toreros, pero no figuras. Talavante fue la última. Hasta que llegó Roca Rey. Otro ascenso meteórico. Nacido en Lima en 1996, toreó su primera novillada en Madrid el año pasado, de donde salió a hombros. No satisfecho con ello, abrió la Puerta del Príncipe de Sevilla en el festejo del Corpus Christi. Y en septiembre, tomó la alternativa en Nîmes, saliendo en volandas por la Puerta de los Cónsules.


Este jueves, por primera vez, el peruano ha compartido cartel con otro prodigio del toreo, su "antecesor" Alejandro Talavante. Gran acierto de la empresa de Valencia al acartelarlos juntos. A pesar del pésimo juego de los toros de Victoriano del Río, ambos diestros han dado un auténtico espectáculo, a veces inverosímil: de pie, de rodillas, de frente, por la espalda, con la pañosa desplegada, en cartucho, al volapié, recibiendo... Las leyes de la física se van al garete cuando estos dos agarran la muleta. Olviden lo que decía Belmonte: "es muy sencillo. Viene el toro, se quita usted. Que no se quita usted, lo quita el toro". Talavante y Roca Rey atropellan al toro, la lógica y lo pronosticable.


Si arman esto con moruchos, ¿qué pasará cuándo les salga un toro con casta y poder? El dueto volverá a repetirse en Madrid, para la confirmación de alternativa de Roca Rey, con Sebastián Castella como testigo y toros de Núñez del Cuvillo (13 de mayo). Dos días después, el 15 de mayo, de nuevo juntos, con Posada de Maravillas confirmando la alternativa y ganado de Juan Pedro Domecq. Si el arte debe tomar a la realidad por sorpresa, en ello están, Alejandro y Andrés. Vidas taurinas paralelas... e imprevisibles. ¡Qué buen ojo tuvieron Corbacho y Campuzano!

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Después se olvida el fuego, pero nunca la llama


"Con una cerilla, esto es, con la llama peligrosa, enciende uno un cigarrillo que arde y que se apaga después por la consunción de todos los peligros agotados, saboreados, arrojándolo aún vivo, cuando por el humo se sabe donde está el fuego. Todavía. Después se olvida el fuego, pero nunca la llama" (César González-Ruano).  

Fotografía: Santana de Yepes

Antiguamente, solía decirse que "los listos salían de la caja de mixtos" puesto que, en los laterales de las cajas de fósforos, venían dibujados retratos de todo tipo de personalidades: políticos, artistas, escritores y, por supuesto, toreros. Y es que los españoles, con su natural alegría, siempre supieron que es mejor encender una cerilla que maldecir en la oscuridad.


A mediados de los años 60, Ochaíta, Valerio y Solano compusieron La lumbre de tu cigarro, una rumba picarona acorde con la apertura social que atravesaba el país.

Ay, cógeme, cógeme,
cógeme en tus brazos,
creí que era una estrellita
la lumbre de tu cigarro.


"Cuántas veces nos quemamos los dedos, ambiciosos, viciosos, afilados como silbidos de la noche oscura..." (CGR).

sábado, 30 de mayo de 2015

El sueño de una tarde de tormenta en la que no llegó a llover

Fotografía de Antonio Heredia

Hace más de un mes que no llueve sobre Madrid y, desde el último chaparrón, ya casi olvidado, la ciudad acumula sus miserias. En Madrid, sobre todo en primavera, la lluvia cumple una función purificadora. Antes de empezar la corrida, cayeron unas tímidas gotas, insuficientes. La tarde estaba cargada de tormenta cuando rompió el paseíllo. 

Lo admito: apenas pude ver a Finito con el que abrió plaza. La gente aún se acomodaba en sus localidades -inconvenientes de una tarde de "No hay billetes"- y tuve que esperar desde la bocana del tendido hasta acceder a mi localidad. Aunque escuché algunos pitos, no me dio la impresión de que el torero de Sabadell estuviera tan mal ante un astado con clase pero de nula fuerza. A lo sumo, anduvo bochornoso, como la tarde misma. Me instalé en el tendido cuando salió el segundo toro de Juan Pedro Domecq, de nombre "Embestido". Gran toro, a la altura de una sobresaliente corrida, con otros tres ejemplares vibrantes: "Destajoso" (3º), "Ballenito" (5º) y el sobrero de Parladé, "Mensajero" (6º bis). Juan Pedro puede enorgullecerse de haber lidiado la mejor corrida, hasta el momento, de este San Isidro 2015, bien presentada, de impecables hechuras y brava, tanto en el caballo como en la muleta. 


Sigue sin llover sobre Madrid; a cambio, Talavante ha desencadenado un aguacero de buen toreo. Este viernes, ha estado extraordinario, por distinto e improvisado. De sorpresa en sorpresa, el extremeño ha conjugado el valor con la clase, la naturalidad y la imperfección. No voy a detallar sus dos faenas, de sobra cantadas por los cronistas. Simplemente, fueron como un sueño... el sueño de una tarde de tormenta en la que no llegó a llover. Probablemente, no vuelva a repetirse algo semejante. Lloverá, o quizás prosiga el bochorno, pero Talavante seguirá imaginando sus faenas antes dos excelentes toros de Juan Pedro, de pie, de rodillas, con orejas o pinchando... qué importa. Jamás vi algo igual. Talavante ha estado inverosímil. Seductor.

Ante sus asombrosas filigranas, Luque ha puesto un punto de cordura y realismo a la tarde, de atornillar los pies sobre la tierra, principalmente con el tercero, al que toreó muy de verdad, sin mirarse tras sufrir una escalofriante voltereta. Sin embargo, el sexto pudo con él. Aquel sobrero de Parladé era mucho toro y comenzaba a soplar el viento de tormenta... 

Es tarde. Ya madrugada. El cielo ha vuelto a despejarse y la luna ilumina Madrid. Ni siquiera es hora de escribir. Probablemente, no lloverá en este San Isidro. Talavante tampoco será nombrado triunfador del ciclo al no haber abierto la Puerta Grande tras pinchar sus dos faenas. Tampoco importa. Ciertas tardes de toros no se olvidan. Creo que fue Ortega y Gasset quien escribió: "Por eso -porque el gran torero puede estar mal- es por lo que íbamos a las corridas de toros". Talavante estuvo tan imperfecto como mágico. Así es la rosa, también durante la sequía.

jueves, 21 de mayo de 2015

Un lenguado al que se le caían las dos orejas


Si alguien tiene buen ojo para el marketing en este país es, sin duda, la Asociación El Toro de Madrid, que ha decidido repartir su boletín, "La voz de la afición", en los aledaños de Las Ventas una hora antes de comenzar la corrida de Núñez del Cuvillo. La lectura de la gacetilla mientras desfilaban los lisiados de "El Grullo" ha salvado la tarde. O casi. También ha colaborado un sobrero de Toros de El Torero que respondía al nombre de "Lenguadito". Dicho lenguado ha sido para llevárselo a casa y ponerle una pecera... ¡una máquina de embestir por mar y tierra! El prototipo del toro del siglo XXI: manso en el caballo y exquisito en la muleta, de tremenda clase y duración. Ante él, Castella ha estado casi a su altura, lo que no es minucia. Aunque al lenguado cinqueño se le caían las dos orejas, el francés firmó una elegante y templada faena iniciada con el ya tradicional pase cambiado por la espalda en el centro del anillo, marca de la casa. Primoroso el cambio de mano. Lástima la espada, que cayó baja. Los tendidos -abarrotados- pidieron una oreja que reconcilia a Castella con Madrid tras años plúmbeos. 

Fotografía de Antonio Heredia

Del resto de la corrida, salvo los artículos de "La voz de la afición", poco más que destacar. Algunos Cuvillos salieron derrengados de los cuartos traseros y otros de los delanteros. Ni el prometedor "Arrojado" arregló aquello. Diego Urdiales -que brindó su segunda faena a Curro Romero- pegó una trincherilla eterna. Estremecedora. El resto de la faena tuvo detalles de mucha torería y bastantes imperfecciones... pero, por la trincherilla, se ganó la vuelta al ruedo. De todos modos, que no me hablen de pureza: en el cartel de esta tarde quien realmente sabe torear es Talavante. Ha dejado unas verónicas -mucho debe agradecerle a Curro Vázquez- y un par de naturales sensacionales. Hoy por hoy, es la única figura que apetece ver. 


Aplaudidos el picador Óscar Bernal y el banderillero Juan José Trujillo, de la cuadrilla de Talavante. El rey Juan Carlos I presenció la corrida desde la meseta de toriles. 

jueves, 5 de junio de 2014

Un torero sin Dios ni Rey

Procurando evitar los desmanes de esta plaza esquizoide -de "toristas" y "toreristas", de "julistas" y "anti-julistas", de monárquicos y republicanos, de complacientes e indignados-, para La Beneficencia, trepé hasta la última fila de la andanada de 1, el punto más alto de Las Ventas, por encima incluso del Palco Real, cara a cara con el reloj, porque el secreto de la objetividad reside -eso dicen- en saber tomar distancia.
 
 
No sé si porque lo era, o porque desde allí todo se veía pequeño, el primero de Alcurrucén me pareció un torete de plaza de segunda. Salió El Juli a torearlo de capa y recibió las primeras ovaciones y protestas de la tarde, a partes iguales. Un sector de Las Ventas esperaba ayer al madrileño con ganas de soltarle un rapapolvo. Y es que, el abuso de poder en asuntos ajenos a lo que se cuece en el ruedo, desde los tiempos de Guerrita, ha terminado por enojar al aficionado. Con aquel torete, noblón y con poca fuerza, Juli estuvo sobrado. Lo sobó a placer y sólo le faltó montarse encima. Sin embargo, el "julipie", visto en contrapicado, resulta aún más escandaloso que a ras de arena. La estocada cayó, por supuesto, trasera y, en un alarde de esplendidez, el presidente concedió una oreja. Realmente, lo mejor del Juli fue su despliegue capotero al cuarto, al que llevó al caballo con enorme garbo. Luego, en la muleta, el Alcurrucén fue un soso que, desde la primera serie, desmenuzó el sueño de Julián por abrir la Puerta Grande.
 
 
Quizá, más que salir a hombros, la ambición de Juli ayer consistía en quedar mejor que Fandiño, pues bien es sabido que se llevan a matar, pero el de Orduña no es hombre que se aflija al lado de las figuras. Desde el quite por gaoneras al que abrió plaza, se manchó los muslos de sangre. Reconozco que, también desde la última fila de la andanada del 1, me emocionó mucho Fandiño. No su técnica, ni su gusto, sino su actitud. Ese eterno cabreo. Esa lucha que tiene contra el mundo, contra el toro, contra la plaza, contra El Juli y contra él mismo. Y su forma de matar. Parece que, cuando se tira entre los pitones, nos fusila a todos los presentes. No era tarea sencilla domeñar la embestida del quinto Alcurrucén, de nombre Pelucón, que manseó en el caballo; sin embargo, cuando se vio a solas con el matador, dijo: "Allá voy"... y a poco se lo come. Molestaba el aire y aquel Núñez en los medios pesaba como una losa. Más cerrado y acortando los terrenos se entregó al poderío de Fandiño, que le arrancó, casi literalmente, la oreja. 
 
 
Ha sido muy criticado que Fandiño no brindara ninguna de sus faenas a Su Majestad don Juan Carlos. Pero, tras verle en el ruedo, hay que entenderle: Fandiño es un tipo sin Dios ni Rey, un rebelde sin amo y casi sin patria. Un ser ingobernable que no entiende de compadreos. Mientras siga entregando su vida de esa manera, respetaré su desobediencia. Actualmente, de todo el escalafón, es el único hombre que puede permitírselo.
 
 
Finalmente, cerraba la Beneficencia un Talavante espeso de ideas, con una caraja, por otra parte, muy suya. Se fue de vacío mientras la plaza despedía, con emoción y gratitud, al Rey, que presidió la corrida.
 
Fotos de Juan Pelegrín, que ayer,
por cierto, iba muy elegante

lunes, 3 de junio de 2013

Palmarés de San Isidro 2013: con estos mimbres, el cesto se desfonda


Este lunes navegamos sobre ese limbo taurino que cada año separa la Feria de San Isidro de la del Arte y la Cultura (antes conocida como del Aniversario). Un eslabón perdido en la cadena que, teóricamente, sirve de comodín tras el ciclo isidril para recuperar alguna corrida suspendida a causa de la lluvia. Este mes de mayo, a pesar de que ha llovido mucho y bien -incluso han caído pedruscos de granizo del tamaño de una canica-, no se ha producido ningún aplazamiento, así que los aficionados tenemos la jornada libre para rumiar quiénes han sido nuestros triunfadores de la feria; unos nombres que, por cierto, casi nunca coinciden con los del jurado oficial de Taurodelta.
 

La empresa de Madrid ha decidido que el torero triunfador de 2013 sea Alejandro Talavante por su actuación durante la corrida de Victoriano del Río, en la que salió a hombros. Como los números nunca han sido mis amigos y suelo sufrir amnesia con el recuento final de orejas, propongo como triunfador de San Isidro a la antítesis extremeña de Talavante: me refiero a Antonio Ferrera. Si durante la encerrona con los Victorinos del pasado 18 de mayo, Talavante dejó al descubierto sus carencias en la lidia y sus dificultades a la hora de torear cualquier animal que no proceda del encaste Domecq, Ferrera -que sorteó una corrida del Cortijillo y otra de Adolfo Martín- ha sentado cátedra como lidiador y conocedor de los terrenos y distancias del toro, provenga de la ganadería que provenga. Si en estos momentos regentase una ganadería, pelearía con uñas y dientes para que Ferrera lidiase mis toros.
 

Coincido, en cambio, plenamente con la decisión del jurado de Taurodelta a la hora de premiar a Ivan Fandiño como el autor de la mejor faena por su lucha cuerpo a cuerpo con "Grosella" de Parladé. Ésta fue una oreja de las que no se olvidan, cortada a fuego, durante un enfrentamiento emocionante que le costó una cornada grave. El de Orduña venía mentalizado este San Isidro para darle la vuelta a la tortilla e impedir que las empresas volvieran a regatearle el pan: "en mi hambre mando sólo yo". Aquella determinación sólo tenía dos finales posibles: Puerta Grande o hule. Tocó lo segundo.
 

En el capítulo ganadero, mientras que el tribunal "oficial" ha premiado a Victoriano del Río, en mi palmarés particular, el premio a la mejor corrida, por presentación y comportamiento, se lo llevaría Adolfo Martín. Supongo que, como en cualquier certamen, estas diferencias se producen por una descoordinación en los criterios evaluadores. En Miss España, por ejemplo, algunos miembros del jurado se fijan en los pies de las concursantes, otros en el vigor de su busto y, los menos, en las facciones del rostro. De igual manera, en los toros, unos nos decantamos por la casta y la bravura, y otros por la toreabilidad, la enganchabilidad y la pulseabilidad. Usando como vara de medir el mismo criterio de la casta y la bravura, me veo obligada a dejar desierto el premio al mejor toro, puesto que ninguno ha cumplido de forma sobresaliente en los tres tercios (el que más se acercó fue "Marinero" de Adolfo y, seguido bastante de lejos, estuvieron "Bustillo" de José Escolar, "Pampero" de Alcurrucén y "Dulcero" de Pedraza de Yeltes).
 

Finalmente, un galardón en el que todos coincidimos, tanto los amantes de los tobillos como los del busto, es el que reconoce la labor de la mejor cuadrilla, que este año, tras su apoteósica vuelta al ruedo la tarde de los Cuadris, ha recaído en la de Javier Castaño: Tito Sandoval (mejor picador), Marco Galán (mejor brega), David Adalid y Fernando Sánchez, ex aequo (mejor par de banderillas). Aunque, un año más, tampoco olvido la torería de Luis Carlos Aranda.
 
 
De cualquier manera, salvando los citados reconocimientos, e incluso sumando detalles de Javier Castaño, Alberto Aguilar, Fernando Robleño, David Mora o Juan Bautista durante la interesante corrida de Fermín Bohórquez, estos mimbres son muy escasos para soportar un abono de treinta tardes. O la cosa cambia o mucho me temo que el cesto se desfonda. Veremos, dijo un ciego, qué nos depara la Feria del Arte y la Cultura. Si salen toros bravos y toreros dispuestos, podemos, incluso, ahorrarnos el arrebato artístico y cultural. Menos pipas y más emoción.

sábado, 18 de mayo de 2013

Crónica del 18 de mayo: "Unos se fueron sin merendar, otros sin torear"

- Me voy sin merendar del disgusto que llevo. ¡Sin merendar! Y los flamenquines fríos.


Exterior de Las Ventas. Nueve y cuarto de la noche. Un señor que porta una nevera de camping color azul sube las escaleras hacia el paso de peatones. Dentro de la plaza, varias docenas de almohadillas reposan sobre el albero. La encerrona de Talavante ha terminado. Afortunadamente, ha sido breve.
 
 
No se produjo un solo quite. Los toros se pusieron ante el caballo de mala gana. Se picó mucho y mal. En las seis faenas de muleta no hubo un ápice de pasión. Frío. Frío el ambiente y gélido el torero. Estocadas atravesadas y caídas. Silencio, silencio, ovación, silencio, silencio y pitos. Un sainete insalvable. Sin corazón no se torea.
 
 
Sobre los toros, una ganadería de la categoría de Victorino Martín tiene que aspirar a más. Es una obligación. No hubo bravos ni alimañas. Preocupa la deriva que está tomando la divisa extremeña. Sin embargo, tampoco mereció una lidia tan mediocre ni seis tercios de varas desmedidos. Hubo toros para cortar una oreja.
 
 
Talavante aún está esperando una alineación inter-planetaria para ponerse a torear. Siempre se le podrá echar la culpa al viento.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Se hace camino al andar... y al torear Victorinos en Madrid


Se hace camino al andar... y al torear 6Victorinos6 en Madrid. Es el sendero de la épica. Talavante, que aún lleva dentro aquel guerrero samurái que le transmitió Corbacho, lo sabe.
 
 
La grandeza de su acción no radica en haberse convertido en el primer torero que se publicita en televisión, sino en haberse anunciado, en solitario, con una corrida de Victorino en Las Ventas. La noticia habría sido bien distinta si hubiese decidido estoquear seis de Parladé, Jandilla o Garcigrande. O, incluso, si esos seis de Victorino los lidiase en Olivenza o Badajoz. Talavante, con su listeza e intuición, ha puesto los bueyes antes que el carro y, ahora, "solamente" le falta triunfar en el día clave. Algo que estoy convencida que conseguirá a poco que le embistan un par de Victorinos. Su tauromaquia es fresca, improvisada y suave, perfecta para la bravura de los cárdenos.
 
 
Tiene un factor en contra: su cuadrilla, no especialmente brillante. En Madrid, los Victorinos tienen que lucirse en el caballo, pero Talavante sabe donde torea, y seguro que también lo ha previsto. El extremeño, esta temporada, no da puntada sin hilo.
 
"Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar".
 
¿Y qué senda es ésa que nunca se ha de volver a pisar? La de conformarse con apuestas fáciles. El toreo está necesitado de gestos así. De épica. Suerte, Talavante.
 
 
A raíz de esta entrada, recibo un mail del Papa Negro que tengo que copiar íntegramente:
¿Cuántos Victorinos ha matado Talavante ? Esto es como las boinas de Elósegui o los melones de Villaconejo... ¡¡se publicitan a posteriori!! Cien años vendiendo melones y boinas demuestran que son los mejores del ramo… Pues cuando "el figura" de turno mate una camada o dos que se ponga un videoclip con los resultados. Los sacamuelas del Far West metían las muelas extraídas en tarros con alcohol y las exhibían para demostrar su pericia ante su clientela de potenciales "dolientes". Que yo sepa, Talavante todavía no tiene en su tarro ningún Victorino. 
 

martes, 22 de enero de 2013

La encrucijada de los Miuras


En nuestro querido, vehemente y particular planeta de los toros, lo mediocre se ha convertido en triunfo y lo ordinario en gesta. Este año, al fin, las figuras han decidido echar la pata pa´lante y salir del sota, caballo y rey (Cuvillo, Garcigrande y Victoriano del Río) para lidiar otras ganaderías menos "amables". Talavante ha pedido matar seis Victorinos en Madrid, Manzanares también ha elegido un Albaserrada de la "A" coronada para su encerrona en Sevilla y El Juli, herido en su amor propio, previsiblemente, se va a apuntar a la tradicional corrida de Miura que viene cerrando la Feria de Abril. Irreprochables decisiones que deberían tomarse con mayor frecuencia.

Fotografía: Tierras Taurinas

Llega a mis oídos la noticia de que, para la de Miura en Sevilla, va cogiendo fuerza la opción de montar un "mano a mano" entre El Juli y Javier Castaño, torero que esta temporada, al igual que la anterior, ha pedido matar toda la camada que pasta en Zahariche. Esta atractiva idea, al parecer, ha sido de los propios ganaderos, Eduardo y Antonio, quienes, deseosos quizás de agradecer la fidelidad y valor de Castaño, ya la han compartido con la empresa Pagés. De momento, Canorea ha aceptado, el torero charro también y ahora sólo falta conocer la opinión del Juli.

El Juli con un Miura en Valencia en 2006

Sin embargo -ya asoma por chiqueros el toro de la adversativa-, se rumorea también que Julián anda meditando emular a Talavante en Madrid y estoquear la de Miura en solitario, dejando fuera del cartel a un torero que tiene ganado su puesto a sangre y fuego. El madrileño, que además de buen y poderoso diestro es extremadamente listo, bien sabe que el reto no sólo reside en elegir las ganaderías más exigentes sino también a los compañeros que podrían hacerle sombra. Confío en que El Juli acabará aceptando medirse con el mayor especialista en Miuras que hay ahora mismo en el escalafón. De lo contrario, ¿qué corrida matará Castaño? ¿Acaso le dejarán entrar en la de Garcigrande, Cuvillo o El Pilar? Ni mucho menos.

Javier Castaño con Miura en 2012

¿Y qué ganaría El Juli echándose al coleto el atragantón de seis Miuras? ¿No sobra y basta con tres? Aunque, tal vez, matando la corrida completa, el lote que salga de Zahariche sea menos imponente que el elegido si el cartel queda en un mano a mano. De momento, así están las cosas. Mientras los aficionados esperamos que cuaje la segunda opción, mi enhorabuena a los toreros que compiten con Miuras, Victorinos y similares. Y que nadie vuelva a echar la pata atrás.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Talavante, la oveja descarriada


Talavante -que siempre ha tenido el cable un poco pelado- quiere matar 6 Victorinos 6 en Madrid. Decía Dámaso González que cuajar un Victorino requería poesía, valor y temple. Ojalá el extremeño encuentre todos estos factores y, además, tenga la inteligencia de lucir la corrida en el caballo, a pesar de que su cuadrilla no suele darse excesiva coba. Desde que la noticia se hizo oficial, los aficionados estamos desazonados a la espera de que vuelva a saltar la liebre. Pasan los días y El Juli aún no ha anunciado que se encerrará con los Cuadris en San Isidro (si ha twitteado, sin embargo, que estaba disfrutando mucho en una cafetería de Barajas rumbo a México) ni Manzanares ha apostado por la de Miura en La Maestranza (Kate Moss lo tiene absorbido).

José Mari se encierra con Kate

En otros tiempos, entre los figurones del toreo, el fenómeno de "acción-reacción" (también llamado "competencia") se producía de forma casi inminente. Porque, después de que Talavante haya lanzado el guante, Juli no se conformará con los Victorianos del Río ni Manzanares con los Cuvillos y  Moss... ¿o sí?


Quizás hayan considerado el envite de Talavante una afrenta contra al espíritu del "ex G10". ¡Alta traición en la cúspide! Últimamente he escuchado y leído varias declaraciones de cabecillas del escalafón (Juli y Perera, principalmente) en las que criticaban que los toreros no hablasen "con una sola voz", no estuvieran unidos, no defendieran los mismos intereses... Este comportamiento solidario y gregario que se pretende imponer en la Fiesta del siglo XXI me llama extremadamente la atención, sobre todo porque el toreo siempre ha sido una profesión personal, individual y solitaria. Ante ciertas figuras tengo la sensación de estar escuchando a un sindicalista. La semana pasada, con motivo de la Huelga General, Toxo y Cándido Méndez también gritaron que los ciudadanos debíamos plantarle cara al Gobierno "con una sola voz" y que ellos se comprometían a "defender nuestros intereses". Es exactamente el mismo discurso del G10 y, para muestra, un botón:


EL JULI (en Tendido Cero del 3 de noviembre)
: "El mensaje de los toreros se ha distorsionado totalmente, en parte por las dificultades que tenemos de unirnos en una sola voz. Parece que esto es imposible cuando, en realidad, todos los toreros tenemos el mismo interés. Se ha contado mal: sólo se ha sustentado sobre una base económica cuando, de hecho, a varios nos ha supuesto dejar de ganar un dinero por pelear por una serie de cosas... [...] La clave de la desunión de los toreros ha sido una filosofía de vida y un sistema donde parece más importante el hoy que el mañana [...] Los toreros deberían estar representados en un mismo grupo porque, en realidad, nos importa lo mismo a todos, ¿no? El problema es la ideología sobre lo que tiene que ser el toreo y lo que cada uno entiende que aporta a la profesión o su situación... La estructura nos utiliza y no decidimos dónde y cuándo toreamos".

MIGUEL ÁNGEL PERERA (en Tendido Cero del 17 de noviembre)
: "He echado en falta el compromiso más de verdad de algunos compañeros... Ha faltado lealtad. Puedo perdonar muchas cosas, pero la deslealtad entre hombres no la perdono y me hacen ser muy extremista. A las pruebas me remito. Siempre defenderé que cada persona es muy libre para comprometerse, pero de ahí a no ser leal con los hombres que hemos compuesto este grupo [en referencia al G10], no lo perdono".

"No se torea en equipo", "no se torea en equipo", "no se torea en equipo"...

La Tauromaquia se defiende desde el ruedo con tardes extraordinarias (del latín: "fuera de lo común") como la que puede protagonizar Talavante en Las Ventas, o las que ya realizaron la pasada temporada Javier Castaño y Fernando Robleño encerrándose con Miuras y Escolares, respectivamente. Y no: no es cierto que todos los toreros tengan los mismos intereses y necesidades. Quizás sí los mismos sueños, pero cada uno, consciente de su situación, ha elegido un camino, y siento más respeto por aquellos que defienden su profesión en el ruedo, lidiando todo tipo de ganaderías y dando la cara, que aquellos otros que se pelean en un despacho por los derechos de imagen televisivos. Por cierto, Castaño acaba de anunciar que la próxima temporada quiere matar toda la camada de Miura. Suerte para él y Talavante..., y que cunda el ejemplo.

El mundo al revés

miércoles, 24 de octubre de 2012

Los disfrutadores


Es indudable la transformación del público, no privativa del de los toros, sino generalizada a los de todos los demás espectáculos. Lo más radical de este cambio reside en una inclinación a una benevolencia que antes no existía, singularmente en lo taurino […] Se entrega la gente al disfrute de la euforia. Nada de sobresaltos ni de emociones. Paz, sosiego, es lo que se anhela. Y, dentro de la paz, el arrullo del sosiego; que lo jacarero retoce sin que turbe el esparcimiento un ramalazo de angustia. Se busca la risotada provocada como sea. Se desea el recreo, el pasatiempo, la diversión; esto es, el apartarse,el desviarse de lo que pueda atosigar el ánimo con preocupaciones, con disgustos, con sacudimientos emocionales. ¿Es la corrida de toros una fiesta apropiada para este apetecer? En manera alguna. Todo lo contrario. Propiamente, no es una fiesta aunque participe el regocijo y brinque la alegría a momentos, muchas veces apagados, cortados por clamores de aflicción. Una corrida de toros es un espectáculo cruel y, por lo tanto, serio y fuera de alegrías, aunque sólo sean superficiales y fugaces”.

Antonio Díaz-Cañabate, Paseíllo por el planeta de los toros (1970)

En los últimos dos años, las "figuras" también se han contagiado del Disfrute Sin Fronteras (DSF), con un único matiz: algunos prefieren estar "agusto" antes que "a gusto". Cuando los toros "ayudan" y "sirven", no se aguantan del placer, vaya. Sin embargo, si una corrida sale dura, bronca o áspera, inician una cruzada contra el ganadero o empresario que ha organizado el festejo.


Sucedió hace poco en Hoyo de Pinares, cuando un novillo de Adolfo Rodríguez Montesinos corneó a un chaval que aún no había debutado con picadores. La maquinaria de las "figuras" y sus palmeros echó a rodar: ¿Un novillero no ha disfrutado en la plaza? ¿Ha recibido una cornada? ¿Ha padecido en sus propias carnes la dureza del toreo? ¿No ha podido practicar ballet? ¡Inadmisible! Ése ganadero es un desalmado que cría fieras corrupias; el empresario, un ser sin corazón ni escrúpulos; y el apoderado, un irresponsable. ¡A la hoguera todos ellos! Pobre niño que ha caído herido entre las fauces del monstruo... así le quitarán las ganas de torear. Y el toreo es algo tan bello, tan fácil, alegre y ligero... Esto es una profesión de artistas inscritos en el Ministerio de Cultura, a ver cuando nos enteramos. Se acabaron las tragedias: todo aquel que tenga un espíritu "disfrutador", a inscribirse en una escuela taurina. Por eso, las "figuras", cada vez que torean, nos obsequian con tweets como estos para recalcar su karma y buen tauro-rollito. ¡¡A gozar todo el mundo!!


"Cuando sale el toro con dos puntas y dos cojones, aquí no disfruta ni su puta madre, coño ya...".
(Luis Carlos Aranda, banderillero en la contraquerencia)


Esta tarde, cuando salí de la oficina, encontré este cambalache en el kiosco de la esquina: Manzanares en Vanity Fair, un Barcial en Tierras Taurinas y, en medio, el pobre Antonio Ordóñez. La Fiesta del Disfrute frente a la del Toro. Más gráfico, imposible. Por cierto, en páginas interiones, José Mari confiesa que siempre viaja con un psiquiatra para hablar "sobre sus miedos". A tenor de lo que escribe, ¿miedo a sentirse excesivamente "agusto"?