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jueves, 18 de febrero de 2016

Estreno del documental "Tauromaquias Universales"

El próximo jueves, 25 de febrero, después del programa Kikirikí, Canal Plus Toros estrena en España el documental "Tauromaquias Universales", escrito y dirigido por André Viard. Los aficionados a los toros ya pueden señalar en rojo ese día en el calendario si no quieren perderse un apasionante viaje por la historia de las tauromaquias mediterráneas, desde la Prehistoria hasta la actualidad.


Para la versión en castellano del documental, tuve la suerte de poder grabar la voz en off junto al maestro José Miguel Arroyo "Joselito", quien aceptó narrar esta historia sobre dioses, héroes y toreros, como el cazador de uros de la cueva de Villars, el inmortal Gilgamesh, el fenicio Melkart, los acróbatas cretenses, Hércules y Teseo o Karpóforo, un revolucionario "matador" romano. Al igual que ellos, los toreros contemporáneos se siguen enfrentando al toro -animal mítico desde la noche de los tiempos- para elevarse sobre su propia condición humana, para hacer emerger la belleza de su destino trágico.


El documental "Tauromaquias Universales" demuestra que nuestra afición -y nuestra pasión- nació hace 23.000 años, conquistando desde entonces todas las civilizaciones mediterráneas. Por su contenido novedoso y la calidad de sus imágenes, este trabajo está llamado a ser un referente en el debate cultural y social en torno a la Tauromaquia. Jueves 25 de febrero en Canal Plus Toros. Nuestra historia empieza aquí.

domingo, 24 de enero de 2016

José y Juan en Talavera


Quien tiene la moneda, puede cambiarla. Es un dicho en el toreo. Y esa moneda, privilegio de los elegidos, a diferencia del dinero, jamás se pierde, aunque pasen los años o vengan mal dadas. Por distintos motivos, Paco Ojeda, Víctor Méndes, Juan Mora y José Miguel Arroyo "Joselito" nacieron con la moneda del toreo en el bolsillo. Y, como no podía ser de otra manera, la cambiaron este domingo durante el tentadero benéfico celebrado en Talavera de la Reina, particularmente dos de ellos, Juan y José. Pues, si bien no se apellidan Belmonte ni Ortega, los actuales, Mora y Arroyo, también han revolucionado, a su manera, los cimientos de la Tauromaquia de finales del siglo XX y comienzos del XXI. Toreros como ellos alimentan con verlos, aunque sólo sea por un gesto o por la forma de hacer el paseíllo.


La afición, ávida de toros y conocedora de este secreto, abarrotó por ello los tendidos de La Caprichosa, coso donde El Gallo, perdió la vida hace algo más de 95 años. La mañana, además, lucía primeraveral y el sol de enero calentaba como el abrileño. La organización, quizás, jamás auguró semejante éxito popular y, por ello, no cuidó en demasía la calidad del ganado a lidiar, pues las vacas -algunas feas para desecho de tientas- no estuvieron a la altura de tan ilustre cartel. De cualquier manera, como ya se ha dicho, quien tiene la moneda, la cambia siempre, y Juan Mora dilapidó sin mesura naturalidad y torería. Los vuelos de su muleta se deslizaban sobre el alberto entre el clamor, resultando, sin discusión, el triunfador de la mañana.


Ellos, Ojeda, Méndes, Mora y "Joselito", son un espejo para las nuevas generaciones de toreros, chavales perseguidos hoy por una sociedad hipócrita y unos políticos innobles que pretenden prohibir que un hombre se juegue su propia vida delante de un toro o que un aficionado se emocione desde un tendido. "Escuelas Taurinas: derecho a soñar, derecho a decidir", con esa pancarta comenzó todo.


Fotos de Julián López

lunes, 9 de noviembre de 2015

México y los falsos mitos


Vivimos rodeados de falsos mitos. Ni la Muralla China es visible desde el espacio, ni vive un monstruo en el Lago Ness, ni el toro en La México ha sido nunca una fiera corrupia. Los mitos son amigos del boca a boca, pero enemigos de las imágenes. Cuando en diciembre de 1945, Manolete cortó el rabo de "Gitano" en D.F., para fortuna suya, no existían ni Twitter ni Televisa. Las noticias que llegaron a España al día siguiente fueron que el figurón de Córdoba había cortado los máximos trofeos en su confirmación de alternativa y se había visto obligado a dar tres clamorosas vueltas al ruedo.


Cincuenta y un años después, en febrero de 1996, José Miguel Arroyo "Joselito" paseó el rabo de "Valeroso" en La Monumental. Internet aún no había llegado a nuestras vidas y, como con Manolete, aquel hito también se habría agigantado en España de no ser por un discrepante imprevisto: la televisión. El programa Tendido Cero compró las imágenes de aquella corrida, rebajando tanto el trapío de "Valeroso" como la hazaña de "Joselito". Con bastante mala leche, los Lozano, enemigos a muerte de "Joselito", dijeron que Enrique Martín Arranz había estropeado el éxito mexicano de su torero permitiendo que las escenas de Insurgentes se vieran en España. 

Figuras contemporáneas como José Tomás o El Juli han entendido la incompatibilidad de los mitos con la "caja tonta", por eso no se dejan televisar durante sus comparecencias en D.F. Sin embargo, no han comprendido que todo es en vano. En una sociedad mediatizada como la del siglo XXI, en la que los móviles hacen fotos de excelente calidad, se suben vídeos a la velocidad del viento y se tuitea a tiempo real, no existe la privacidad ni lo "invisible". Por eso, anoche Twitter ardía de indignación después de que El Juli cortara las dos orejas de "Ser de luz", un nombre revelador, pues ahora todo sale a la luz, incluidos los toros de tan escasa fuerza y presencia como los de Fernando de la Mora.    


¿El toro de Manolete tenía más trapío que el de Juli? Posiblemente no (y de ahí el desconcierto de Julián con el público español). Pero en la postguerra tampoco éramos "tuiteros".

miércoles, 21 de octubre de 2015

Aprender a andar... en torero


Ya inscrito [en la Escuela Taurina de Madrid], ese mismo día me dispuse a entrenar con los demás; mi padre había ido al Rastro y me compró todo el equipo: un capote y una muleta, que por cierto me venían grandísimos, mi espada de ayuda, el palillo para la muleta y el pañuelo de hierbas para hacer el típico lío de los maletillas. Creo que él disfrutó más que yo con el asunto.

[...] Y cuando ya me iba a poner a torear -a mi manera, porque yo no tenía ni puta idea- llegó uno de los profesores y me dijo que dejara los trastos quietos y que me pusiera a andar. Estuve dando vueltas y más vueltas a la plaza hasta que acabaron las clases. ¡Dos horas! Luego me enseñaron a doblar el capote y la muleta, los até en el pañuelo y me mandaron para casa. Al día siguiente se repitió la operación: monté la muleta yo solo y cuando me disponía a torear de salón me volvieron a decir lo mismo: ponte a andar. Y otra vez vueltas y más vueltas hasta el final de la tarde. Tres días me tuvieron así. Pasado el tiempo, cuando ya era uno de los alumnos aventajados, me atreví a preguntar a don José de la Cal por qué hizo aquello conmigo.

- Porque no sabías andar, porque no andabas en torero -me contestó.


Era verdad, porque, como chulito del barrio, caminaba de puntillas y moviendo los hombros. De "vacileta". Hasta que no me vio caminar erguido y posando bien los pies sobre la arena aquel hombre no me dejó coger un capote. Aprender a andar, ésa fue la primera lección que me dieron en la Escuela Taurina de Madrid. Eran, claro, mis primeros pasos en el toreo.

Autobiografía de José Miguel Arroyo, "Joselito, el verdadero"