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lunes, 1 de junio de 2015

Vivir de la guapura


Que "Zarcillero" era un toro guapo, nadie puede ponerlo en duda. Que hay toros más feos que embisten mejor, también. Sin embargo, de la misma manera que existen personas que viven gracias a su belleza, ¿por qué no van a existir ganaderías? ¿Qué aficionado no recrea la vista ante un Partido de Resina, antiguo Pablo Romero? Generalmente, la guapa no es la más lista... Ni se le exige. 

La corrida de Partido de Resina tampoco salió como la tonta del bote, pero le faltó casta y lucimiento. Siendo generosos, hubo tres toros con cierto interés -sólo cierto-: segundo, tercero y sexto. Los toreros que tuvieron delante -Sebastián Ritter y Rafael Cerro- no están lo bastante placeados para sortear rarezas. Probablemente, un diestro veterano habría sacado algo más de partido -sólo algo-, pero tampoco fue éste el caso. Como suele suceder con estos carteles, se juntaron el hambre y las ganas de comer. Para rematar el asunto, el más decano de la terna, Eduardo Gallo, vino a Madrid inapetente. 

Noticias positivas: que los de Partido de Resina no terminaron rodando por el suelo -antiguo problema de la casa- y que los toreros, a pesar de su bisoñez, se marcharon sin golpe ni multa. Y con esto y un bizcocho, a pensar en mañana, que vienen los Cuadris. 

lunes, 30 de marzo de 2015

Amargura


Un viejo refrán dice que el buen valor asusta a la mala suerte. Y aunque en tardes pasadas Fandiño ha demostrado que tiene las faltriqueras llenas de buen valor, este domingo, el día clave, no fue capaz de espantar su mala estrella. Ninguno de los toros que saltaron al ruedo de Las Ventas (un Partido de Resina, dos Adolfos, un Cebada Gago, un José Escolar y un Palha) era de triunfo: ninguno fue un toro bravo para cortarle las dos orejas. Con una actitud más decidida y tesonera, de matar o morir, Fandiño podría haber arañado una oreja a base de valor seco y sopapos con la espada, pero ni en eso tuvo su tarde. Porque, ¿qué es Fandiño sin su extraordinario valor? Como un Sansón sin pelo de donde extraer su fuerza, el David de Las Ventas se empequeñeció ante sus seis "goliats", algunos de muy feas hechuras, por cierto. Pero éste es el riesgo de quien apuesta. Quien desafía a la fortuna sabe que la moneda puede caer por cualquiera de las dos caras. 


Para el filósofo Gregorio Luri, es mucho más sensato enseñar a los niños a superar las frustraciones inevitables que venderles un mundo eternamente feliz y sin desilusiones. Ciertamente, vivimos en una sociedad donde, los medios de comunicación y los estrategas de marketing, nos hacen creer que las apuestas siempre se ganan y que el triunfo siempre llega. En la vida real, a menudo, las gestas del héroe no tienen un final feliz; sin embargo, seguimos necesitando que David se enfrente a Goliat, que se juegue la vida a carta cabal, que mire a los ojos a sus propios demonios, y después, que salga el sol por Antequera. 

Fotografías de Juan Pelegrín

Unos días antes de su gesta, Fandiño declaró que, en su espada y su muleta, se encontraban su destino y su libertad. A la postre, el cuarto Goliat, un peligroso toro de José Escolar, pegó un puntazo en la mano derecha del torero, una herida por donde se escaparon la fe y la esperanza. No obstante, en eso consiste también la nobleza del héroe: en volver engrandecido al campo arrasado de la batalla y plantar cara de nuevo al azar, sin amargura, porque la moneda, a veces, también cae de cara para los toreros de Orduña.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Los malos augurios de "Carnes Prieto"

En Las Ventas, "concurso" y "desierto" son dos palabras que deberían ir cosidas como "chocolate" y "churros", "sábado" y "domingo" o "chotis" y verbena". Desierto quedó el concurso de las novilladas de promoción del mes de julio e igualmente desierto ha resultado este domingo la novillada concurso de ganaderías de encastes minoritarios (¡el festejo más marginal del mundo mundial!). Sobra decir que en ambos casos, "desierto" equivale a "ruina", pero no se trata ahora de ahondar el dedo en la llaga: los aficionados marginales-minoritarios-trogloditas también tenemos sentimientos.


Después de la debacle por el Barcial que jamás se lidió, el invento de la novillada concurso pintaba negro zaíno y sin lucero vega-villar que nos salvara; sin embargo, los sufridores-minoritarios peregrinamos hasta Las Ventas para vivir en nuestras carnes las tribulaciones del festejo. Los dos primeros novillos, ovacionados en el arrastre y que no salieron del todo mal, fueron un espejismo que nos insufló falsas esperanzas. Se trataba de los utreros de Partido de Resina -el más escurrido- y Jaral de la Mira, que sustituía al maldito de Barcial. Ambos se arrancaron tres veces al caballo, sin emplearse en exceso, pero con alegre galope. Luego, en la muleta, el de Partido de Resina fue noble, facilón, algo soso y con la cara a media altura (para cortarle una oreja sin apreturas). El de Jaral, tuvo algo más de clase, aunque fue a menos. Llegó el desastre con el tercero, un novillo guapo de Alonso Moreno de la Cova que se arrastraba derrengado de los cuartos traseros y que se devolvió por inválido. Salió en su lugar un sobrero de Casasola, esto, es, Producciones Domecq, que no pintaba nada entre tanto encaste minoritario y marginal. Fue un zambombo, manso, escobillado y protestón que no sirvió ni para filetes.

El camión de "Carnes Prieto" enfilando el Patio de Arrastre.
Una premonición

Llegó el turno del cuarto novillo, de Cubero-Buendía, que manseó en el caballo -recibió una primera vara criminal-, pero que no embistió mal en la muleta, humillado y con cierta chispa. La faena fue, no obstante, desastrosa y al animal lo arrastraron al desolladero sin torear. El quinto llevaba el hierro de Aurelio Hernando, un jabonero que acometió con emoción en el capote antes de lastimarse la mano derecha en el caballo y de ser escoltado por los bueyes de Florito de nuevo a los corrales. Salió un sobrero, también jabonero de Aurelio Hernando, que produjo cierto efecto de "déjà vu". Al picador no lo quiso ver ni en pintura y en la muleta desarrolló genio y trató de defenderse hasta que lo apuntillaron. El sexto y último novillo era un Coquilla de Sánchez Arjona, más serio que la mar (¿cómo es posible que un supuesto Coquilla pese casi cien kilos más que un Partido de Resina?) que, para no desentonar, cantó la gallina en el caballo y con la pañosa se puso bronco y peligroso. Hasta aquí el capítulo ganadero.

Después de caer el tercero, el personal de la plaza repasando el tapón
de champán para acabar con la mala suerte

Los novilleros -Miguel Hernández "Miguelín", Raúl Rivera y Alberto Escobar-, con sus correspondientes cuadrillas -a excepción de Rafa González-, colaboraron para que el espectáculo fuera aún más ruinoso. Sin presenciar una novillada como la de este domingo, ya dijo el optimista de Murphy que todo es susceptible de empeorar.

Sobre el público, un único apunte: Las Ventas se parece cada día más a la ONU. El mestizaje cultural, como lo llaman ahora los modernos, es apabullante. ¡Eso sí que es variedad de encastes!

Mexicana con mantón de Manila "low cost", vaqueros y a lo loco

La procesión asiática (siempre huyen al tercero)

Amor japonés... pero sin soltar el iPhone

Un nativo con puro, chaqueta de coderas y pulserita de capote.
Prototipo del neo-pijo-taurino

Un andaluz: no sin su "Guita". Rebujito forever

Un clásico: siete chatos de vino (uno por novillo y el de regalo)