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lunes, 27 de abril de 2015

Saetas, toreros caninos y Miuras

Estrellita Castro cantando una saeta (Sevilla, 1942)

Manuel Jiménez Centeno podría considerarse el padre de la saeta moderna. Nació en la sevillana Puerta la Carne en 1885 y, antes de dedicarse al cante, sintió la llamada del toro. Siguiendo su primera vocación y ayudado por un tío materno -el afamado matador José Centeno-, se hizo banderillero y después novillero, pero la aventura duró poco, pues a los tres años colgó el traje de luces al recibir varias cornadas. Tiempo después, reconocería en una entrevista a El Liberal:

"Me da la afición por el toreo y salgo el año 1907 como banderillero. Verme la gente y decir aquí hay un matador de toros, todo fue uno. Ese mismo año marcho a Méjico con mi tío José Centeno, que fue gente en el toreo, y estoy allí un año. Regreso y debuté en Sevilla como matador, con Cuatrodedos y Morenito Chico de San Bernardo. Se me dio regular, y toreo seis novilladas, alternando con Angelillo, Ostioncito, Punteret y varios más. De estas corridas sacan mis amigos la impresión de que yo no soy banderillero ni matador, sino un buen torerito. ¡Y desgraciado de aquel que le digan que es un buen torerito. Hay que ser torero a secas, no toreador ni torerito. ¡Como no se sea torerazo, malo!".

Manuel Centeno con su tío, el torero José Centeno

Resultó que Centeno tenía la torería en la voz y no en los trastos. Afortunadamente, el hambre le hizo encontrar el camino y, tras su desafortunado lance taurino, se hizo cantaor de flamenco. En aquella entrevista para El Liberal, explicaba: "Yo empecé a cantar en un día raro. Era torero. Tenía mi coleta y todo. Llegué a mi casa a la hora en que se suele almorzar, y aquel día no había de qué. Con mi coleta, con cuerpo para pensar en otra cosa, en vez de pensar me puse a cantar tarantas y granaínas y fuera porque tenía el cuerpo vacío, o porque cantara con más sentimiento aquel día, lo cierto es que escuché más de una vez decir que me las podía buscar por el cante, y decidí buscármela".

"El Emperador de la Saeta"

El escritor Antonio Puente Mayor, en su libro Cofrades de Leyenda, resume así la trayectoria del Emperador de la Saeta: "Centeno fue un hombre muy polivalente, ya que además de cantaor fue novillero, actor y tenor de zarzuelas. En la Semana Santa de Sevilla llegará a ser el saetero más cotizado, tanto que le bautizarán con el sobrenombre de Emperador de la Saeta. Suya es la mágica innovación de cantarle a la Cruz de Guía del Silencio al salir de su templo. Fue en el año 1926 y la letra comenzaba diciendo: Silencio pueblo cristiano....

El cantaor Manuel Torre

[...] Otro de los grandes fue sin duda el jerezano Manuel Torre, figura a la que se le llegó a considerar cantador de leyenda pese a ser un gitano analfabeto. Federico García Lorca decía de él, sin embargo, que era el hombre con mayor cultura en la sangre. Manuel Barrios recoge una anécdota del cantaor en su apogeo saetero en Sevilla, cuando llegó a hacer llorar al ganadero Eduardo Miura una mañana de Viernes Santo:

Cuando cierra el pellizco del último ¡ay!, la gente que asiste, pasmada, al acontecimiento no aplaude ni vitorea. Todos sacan los pañuelos, en silencio, y la plaza de la Encarnación se convierte en un inmenso aletear de palomas blancas que piden una nueva saeta a aquel hombre fabuloso a quien un gitanillo, que le acompaña, dice, señalando a don Eduardo Miura:
- Fíjate, primo, con la mala uva que se gasta criando toros y ahí lo tienes, que me los ha hecho llorar".

domingo, 5 de abril de 2015

Domingo de Resurrección

Aquel maestro de mi infancia -¿Don Daniel? ¿Don Matías?- nos enseñaba las sílabas. Por cada sílaba, dábamos una palmada. “Y ahora vamos a hacer palabras bisílabas, esto es, las de dos sílabas” dijo. Levanté la mano y con dos palmadas pronuncié PA-SO. “Muy bien, paso, cuando uno camina da pasos” explicó aquel hombre bueno. Pero yo, que entonces no sabía que aquello se llamaba polisemia, me refería a nuestros pasos con canastos de oro y candelabros de guardabrisas. Aquellos que yo dibujaba, llamitas encendidas en los candelabros, con mis lápices de madera en los márgenes de los libros […] El Sábado Santo aquel mundo esperado se me iba desinflando. Poco a poco sentía que todo se acababa, un sentimiento de estar en el fin del mundo me poseía y me impedía, casi, disfrutar de las cuatro cofradías  que entonces procesionaban. “Esta es la última que da cera”, “éste, el último paso de palio”, “ésta, la última que lleva música”… 


Aquí estaban las sillas, queda cera
de cirios desangrados. Todo ha muerto
este domingo mudo cual desierto. 
No hay más nadie, tú y yo por la Carrera.

Aquí estuvo tu mano, niño mío,
como antes las de tantos, hacia el cielo
esperando una estampa, un caramelo…
y ahora sólo el azul, sólo el vacío.

Piensa en lo ya vivido, una quimera
será siempre este tiempo en tu memoria.
De soñar una nueva primavera
                       
ya no habrá desengaños que te quiten.
Sonreirás cuando cirios, oro, gloria…
como Dios -hoy domingo- resuciten. 

(Lutgardo García, Pregón de Semana Santa de Sevilla 2015) 


jueves, 2 de abril de 2015

¿Conocéis el lugar?

¿Cómo está la Virgen? Preguntaba la abuela al recibirnos en el patio donde ardía un jazmín en el centro y la ropa en los tendederos resumía la luz del día que reluce más que el sol. “¿Cómo está la Virgen?” “Cómo va a estar, abuela, tan guapa como siempre”. Y nos daba un beso, que eran varios juntos engarzados. En su mecedora, el abuelo, serio, apurando un cigarrillo negro que duraba un siglo, economizaba sus palabras, hasta que, por fin, mi insistencia de niño preguntón le hacía salir de la laguna de sus silencios para contarnos aquellas mañanas de Jueves, las madrugadas y los Viernes en la vieja casa.


¿Conocéis el lugar donde la luz ultima
miniaturas de estrellas dentro del limonero,
y un diapasón de plata marca el son de las tardes
mientras –como un faquir- hace pompas de incienso?

¿Conocéis el lugar,  donde –un río, un ocaso-
Jesús anda las aguas sobre los costaleros,
y, al sonar de tres golpes, un disparo de flores
de cera y bambalinas va directo hasta el cielo?            

¿Conocéis el lugar donde los niños llevan
 vestiduras de siglos, vuelan globos al aire
buscando a nazarenos que una tarde partieron
a hacer la estación última a la casa del Padre?
                       
¿Conocéis el lugar donde una cruz velada
abre malvas veredas y veis venir al Hombre,
a un desarmado Cristo -ay tic tac de aquel jueves-
bajando del Madero entre cardos y bronces? 

¿Conocéis el lugar donde los siglos corren
y los abriles vuelven renovando su rito
de cirios encendidos, y cornetas que sangran
tras el buen Galileo al que llevan prendido?

¿Conocéis el lugar, donde Dios suda sangre,
y las voces son flechas que lanzan ballesteros
cargadas del veneno de antiguas seguiriyas,
donde hay ya tanto mío que, al recordar, me hiero?
           
¿Conocéis el lugar donde el viento devuelve
antiguas melodías -Ione, Virgen del Valle-,
y las puertas alumbran las potencias de un Cristo
litigando en la piedra por salir a la calle?

¿Conocéis el lugar donde Dios dentro vive
-como aquello de Chesterton- de un capullo de rosa
despertado de un dedo; y hasta el dolor es bello
como bello es el llanto de nuestras dolorosas?
                                  
¿Conocéis el lugar, donde una plaza tiende
sobre el cielo las hojas -bóveda vegetal-,
y una Virgen sostiene en sus brazos a un mundo
que, Soledad del Sábado, sueña resucitar?
                       
¿Conocéis el lugar donde, encima del río,
la bisagra del puente une mis dos orillas?
Ese lugar es nuestro, es un sueño de luz
que hoy enciende mis labios… y se llama Sevilla.

(Lutgardo García, final de "El tiempo vivido", 
prosas y versos del Pregón de Semana Santa de Sevilla 2015)

miércoles, 1 de abril de 2015

Abril


Tengo urgencia de abriles este día.
Urgencia de su luz sobre la mesa.
De tenerlo en las manos como el agua
que, apenas nos bendice, ya se aleja.
Ni siquiera nosotros lo estrenamos,
siempre es el mismo abril el que regresa.
No es distinta la luz, hoy es entonces:
Al final de una calle, veo la niebla
de un paso que se acerca, pero aún tarda
y la bola de cera da sus vueltas.
Una hilera de cirios en el aire.
La túnica colgada de una puerta.
En el contraluz verde de la tarde,
contemplo a un penitente que se acerca,
sus manos bien conocen a las mías…
Es abril y es mi padre que hoy regresan.

(Lutgardo García, pregonero de la Semana Santa de Sevilla 2015)


viernes, 27 de marzo de 2015

Palmas orientales y ramones de olivo

Con el poeta Luis Cernuda, digo: “Es la luz misma, la que abrió mis ojos / toda ligera y tibia como un sueño / sosegada en colores delicados / sobre las formas puras de las cosas”. Cernuda -tan sevillanamente nieto de un comerciante de la Plaza del Pan, donde muchas veces vio a los gallegos que se encorvaban soñolientos y fofos, y sobrino del escultor Antonio Bidón-, definió al niño como dios sin tiempo. Porque en la infancia, ya sabes, los límites temporales son frágiles y un suceso, una tarde de oro en la orilla del río, unas palomas levantadas al oír las pisadas, pueden existir para siempre.


El Domingo de Ramos que mejor conozco es una película que comienza en mi antigua casa donde ya no viven más que los recuerdos. Hay una túnica a la que da el sol y un canario que canta. Después, me veo vestido ya de nazareno, con los primeros miedos por pisarme la blanca vestidura, camino de la Iglesia del Salvador.


Hoy va a ser aclamado con ramones de olivo,
con palmas orientales y ropas en el suelo.
Los gritos de los niños y el hosanna el que viene
se escucharán en Roma, Jerusalén, Sevilla…
Al trote del burrito, se abrirán las ventanas
por ver pasar a un hombre camino de su trono
rodeado de luces de teléfonos móviles.

Por la negra garganta de la puerta ojival,
surgirán los azules y platas de la Hiniesta.
El desprecio de Herodes y el desprecio del mundo
vendrán cuando las tardes ocupen los zaguanes,
y alguien rasgue las ropas dando a beber el trago
de la muerte en la cruz [...]

(Lutgardo García, fragmento del Pregón de la Semana Santa de Sevilla 2015)

viernes, 19 de diciembre de 2014

Poncio Pilato se hace presidente taurino

Se ha visto en Sevilla, a pocos metros del Archivo General de Indias, a Poncio Pilato presidiendo una corrida de toros. Desde el palco, que es su palacio, y escoltado por dos romanos -los asesores-, el prefecto no pierde detalle del festejo que se celebra en una coqueta placita de cal. No sabemos si, antes del arrastre del toro, Pilatos concederá las orejas al valiente matador.
 
 
Allí mismo, en la Feria del Belén, también hay flamencos bailando en honor del Niño. Y una boda. Incluso una procesión, que no aguanta las prisas por echarse a la calle a pesar de que Jesús aún lleva pañales.
 

miércoles, 23 de julio de 2014

Vacaciones Santillana


¿Qué habría sido de nuestros veranos sin los entrañables cuadernillos Vacaciones Santillana? Disciplinaban la vida entre chapuzón y chapuzón cuando, a primera hora de la mañana o durante la siesta, nos obligaban a rellenar "un par de hojitas", con el fin de no olvidar lo aprendido durante aquel curso. Esos cuadernillos constituían, al mismo tiempo, una bendición y una cruz.
 
 
Los niños sevillanos reciben una educación especial para repasar y reforzar sus conocimientos cofrades. El verano sin procesiones se hace demasiado largo, por ello existe un programa educativo específico de ejercicios capillitas. Antes de bajar a la playa de Mazagón o la Antilla, en esta web, los más pequeños de la casa tienen varios dibujos de pasos de Semana Santa para imprimir y colorear. 
 
 
Para los más mocitos, en la lista de lecturas recomendadas para el verano 2014, sobresale la obra bilingüe Una vez un niño quiso ser nazarenito (A child that wanted to become a nazarenito), un edificante cuento ilustrado.
 
 
La ortografía quizá flaquee, pero la próxima Semana Santa, en materia cofrade, todos nuestros niños y niñas, penitentes y penitentas, van a sacar matrícula de honor.

viernes, 18 de abril de 2014

Tuyo es el Viernes Santo

 
El Cachorro en el Puente
 
Esta noche, Manuel, tú sobre el puente,
tú sobre el río; prometiendo abrazos
que nunca habrás de dar porque no puedes,
porque un madero y unos clavos dicen
que nadie es libre de morir su muerte.

Esta noche, Manuel, tú sobre el río.

Quién te puso corona de saetas,
Cachorro de Sevilla...
Quién pudo hacerte interminable el tránsito...

Hoy no se pasa: aquí muere Sevilla
mientras tu silueta va en el río
caminando otra vez sobre las aguas...
Y ya tu pelo, nebulosa trágica,
río de miel lentísimo,
va velando la muerte que te vela.

Trono moreno de Judea, pasa.

Pasa, Manuel, tuyo es el Viernes Santo,
tuyos son estos ojos que te lloran,
esta voz que te canta,
esta espuma de estrellas andaluzas.
Sigue pasando, alzado y ofrecido.

Esta noche, Manuel, tú sobre el puente.

Quién te trajo hasta mí, quién levantaba
tu belleza, tu cuerpo como un río,
lanza de luz nocturna en el costado...
Quién pudo hacer que el último suspiro

de tus labios se dé a cada momento,
desde no sé qué siglos hasta ahora,
hasta ahora, para ir diciendo al mundo,
para ir diciendo al tiempo: Así se muere.
Así mueren los Hombres.
 
(Aquilino Duque)
 

miércoles, 16 de abril de 2014

El costalero que llevó a hombros al Cristo de los Toreros

Mientras yo tenga memoria,
una pluma y un tintero,
no olvidará San Bernardo
que un día llevaste a hombros,
al Cristo de los Toreros.

 
José Portal Navarro nació en la calle Cofia, en el barrio sevillano de San Bernardo, donde vivieron tantos toreros de leyenda, como "Costillares", Cúchares y, por supuesto, los Vázquez, Pepe Luis y Manolo. Escribía recientemente Fernando Carrasco en el ABC: "La historia deja claro por qué la Hermandad de San Bernardo es la de los toreros. Más de sesenta han pasado por la nómina de esta corporación, dejando su impronta tanto en su participación como en las numerosas donaciones de vestidos de torear, capotes de paseo y otros enseres que han servido para confeccionar sayas a la Virgen". Era José Portal, decíamos, costalero en el paso del Santísimo Cristo de la Salud, hasta que falleció el Miércoles Santo de 1986, a causa de un infarto cuando realizaba la estación de penitencia a su paso por la plaza de la Alfalfa.

 
Tu fuiste mi redentor
y yo fui tu costalero,
yo abajo, tú en el madero,
por amor.
 

Aunque se ha convertido en un barrio dormitorio, Joselito eligió esta castiza zona de Sevilla para levantar su Monumental, concretamente en la antigua avenida Monte Rey, actual Eduardo Dato. Tristemente, del sueño arquitectónico del Gallo hoy sólo quedan ruinas. Lo mismo sucede con el matadero de San Bernardo, descrito así por Blanco White en sus Cartas desde España:
 
"Todas las semanas llevan dos hatos de flacos animales al gran matadero que está situado entre una de las puertas de la ciudad y el arrabal de San Bernardo. Siempre se reúne en aquel llano un buen número de gente que agitando sus capas y con agudos silbidos logran con frecuencia dispersar la piara y separar a la res más brava para divertirse con ella. Es un juego alegre y efectista, y rara vez resulta peligroso cuando lo practican los entendidos. Recibe el apropiado nombre de ‘capeo’. Todos los vecinos del barrio de San Bernardo: hombres, mujeres y niños, son grandes aficionados a él. Pero es en los mismos corrales del matadero donde se entrenan los toreros de profesión bajo la presidencia de un capitular del Ayuntamiento, que suele invitar a sus amigos a contemplar el espectáculo. El matadero está tan admitido como escuela de tauromaquia que se le da el apodo de Colegio".
 
Encierro en el matadero de San Bernardo (1770)
 

martes, 15 de abril de 2014

Penitente, con su botellita de aguardiente

Anís Extra Seco Martes Santo, de
Destilerías Martes Santo, en Higuera de la Sierra.
Desde 1895. Un clásico.
 
 
Ayer hubo luna llena de Semana Santa y, bajo la luz trasnochadora, se percibió el destello de algunas botellitas de aguardiente Martes Santo, de Higuera de la Sierra, bajo las túnicas de los penitentes.
 
 
 Luna Llena de Semana Santa
 
Denso, suave, el aire
orea tantas callejas,
plazuelas, cuya alma
es la flor del naranjo.
Resuenan cerca, lejos,
clarines masculinos
aquí, allí la flauta
y oboe femeninos.
Mágica por el cielo
la luna fulge, llena
luna de parasceve.
Azahar, luna, música,
entrelazados, bañan
la ciudad toda. Y breve
tu mente la contiene
en sí, como una mano
amorosa. ¿Nostalgias?
no. Lo que así recreas
es el tiempo sin tiempo
del niño, los instintos
aprendiendo la vida
dichosamente, como
la planta nueva aprende
en suelo amigo. Eco
que, a la doble distancia,
generoso hoy te vuelve,
en leyenda a tu origen.
Et in Arcadia ego.
 
(Luis Cernuda)

sábado, 12 de abril de 2014

Otra pasión

Como afirma un buen amigo, la Tauromaquia es una religión pagana. Por eso los toreros encarnan, o deberían encarnar, a los sacerdotes de este dogma. Cuando aparcan los tours y las presentaciones de temporada en Joy Eslava, se acercan bastante. Hace unos años, por Semana Santa, Antonio García Barbeito comparó con enorme lirismo y belleza una corrida de toros en La Maestranza y una procesión en Sevilla. Las fotografías que ilustran el texto pertenecen a Atín Aya,


Es la misma ciudad, la misma gente, pero ya es otra la pasión que empuja, y el aire –el mismo- de otra forma embruja, pagano donde ayer fue reverente. Olvida la ciudad; se hace presente toda. Y gira en torno de una aguja –el toro- que convoca y arrebuja para hacerla la misma y diferente. La banda que tocaba tras el Cristo tiene en su partitura ya previsto pasodobles de arte y torería. La ciudad que rezaba entre varales, reza por seis o siete naturales…, “devota de Frascuelo y de María”.


La misma pluma que llenó el tintero de incienso y azahar y algo de cera, se ha saltado el tintero a la torera para cantar la gloria del torero. ¡Hay tanto parecido entre el plumero de un “armao” –ay, Roma callejera- y el de un alguacilillo que acelera el trote del caballo hacia el chiquero..! El viva es óle y la iglesia es plaza. Todo para su todo se entrelaza. Y aunque no es Jueves Santo, la mantilla… Ni drama, ni sainete, ni comedia. Es ya Resurrección. Las seis y media. Y han cambiado los pasos de Sevilla…


El capataz es un apoderado, y pasó a subalterno el contraguía; ejerce el mozoespada una priostía al pie de su maestro preparado. El suave terciopelo con bordado que en sagradas imágenes lucía, ahora es seda bordada en fantasía que viste a un dios de reino limitado. “¡Poco a poco…!” fue ayer; hoy, “Más despacio…”, pero todo se mueve en ese espacio donde lo exacto vive sin medida. Ni veinticuatro horas las separan. Pero las dos pasiones acaparan la sevillana concepción de vida.


Y la pasión tan carpetovetónica –en una levantá o en un desplante-, y ese grito “¡el izquierdo por delante!”, y el mismo nombre para la verónica. Y la encendida tinta de la crónica, el dilatado tiempo de un instante, lo justo, lo difícil, lo importante, y que se cuenta con razón ucrónica. Y la cadencia de una bambalina, y el remolino de una chicuelina, y gotas de sudor, gotas de cera… Y el paseíllo, y los nazarenos… Distintos, pero hermanos los terrenos. Todo es posible aquí en la primavera.


La alpargata es zapatilla y el costal es la montera, pero el cambio, a la manera que hace los cambios Sevilla. Impertérrita, acaudilla la multitud de su gente. Taurino es el penitente que camino de los toros, en ese cambio de oros, hermana lo diferente. No le busque la razón a tan distintas pasiones. Ni se dé a la reflexión para entender inflexiones. Que en Sevilla, las razones están en el corazón.
 
 

sábado, 29 de marzo de 2014

Señores, ¿qué va a ser?


En la trianera calle de San Jacinto, concretamente en el número 41, se encuentra la capilla de María Santísima de la Estrella. Allí vive la imagen de una bella Dolorosa del siglo XVII obra, probablemente, de Juan Martínez Montañés. Pared con pared, en la cervecería La Grande, a la sombra de un enorme azulejo del Jesús de las Penas, los parroquianos ven caer la tarde. Algunas veces, en el silencio de la eucaristía, retumba entre las paredes del templo la voz del camarero reclamando la comanda: "Señores, ¿qué va a ser?". Pero nadie piensa en la salvación eterna o en la misericordia de La Estrella, sino en una ración de ensaladilla y de gambas. En estos días, tapas y padrenuestros se engarzan en Sevilla como en un inmaculado rosario.
 
 
Porque a la luz le conviene,
busca tu talle sucinto
y a la calle San Jacinto
toda la luz se te viene.
Después, la luz se entretiene
en madurar a tu lado.
Y al volver sobre lo andado
con toda tu luz aquella,
le basta al cielo tu Estrella
para ser cielo estrellado.

Si los que iban a Flandes
te hicieron Madre de orilla,
yo, de Triana a Sevilla
hago lo que me demandes.
Sigo el paso que Tú andes.
por este desvelo mío.
Jamás mi rumbo desvío
de esa Estrella que se clava
con los ojos en la Cava
y el pensamiento en el Río.

Hija de la alfarería
y madre de capitanes,
Pan de Amor entre los panes
del amor de cada día.
Rosa de Dolor, tenía
contigo un verso pendiente.
Lo traigo, Estrella, caliente
en el amor de la tinta:
es para Ti, por distinta,
por trianera y por valiente.
 
(Antonio García Barbeito)

sábado, 8 de marzo de 2014

Madrugada del destierro y de croquetas

"Como un verso de Rafael Montesinos, tan melancólico, tan delicado; como una flor guardada entre las páginas de un devocionario, tan frágil, tan sustraída del tiempo su hermosura desangrada; como un fino relicario que guardara las lágrimas de la Virgen, crece en la despojada Anunciación el leve palio de la Virgen del Valle" (Carlos Colón).
 

Este miércoles, marcado con ceniza, dio comienzo la Cuaresma. En Casa Ricardo retiraron sus famosas croquetas de jamón para cambiarlas por las de bacalao. Un día antes, el 4 de marzo, se cumplió el noveno aniversario del fallecimiento del gran poeta sevillano, y doble Premio Nacional de Literatura, Rafael Montesinos.  
 

Ya duele el azahar en la memoria.
Cómo lastima la luz aquella.

Ahora,
un incensiario de plata - péndulo de plata
del reloj de mi tiempo- estará dando
mi pena en un punto en aquel sitio.

Duele el incienso, duéleme en el alma
la lenta cera ardida, oigo el ruido
de los pies que sisean bajo el paso
en el silencio de la madrugada,
como llamando, ¿a quién?, como llamándome.

Regresando estará la luz ahora
a la ciudad que es suya, a su costumbre
de ser azul y cielo y siempre mía,
y avanza a paso largo la memoria
de regreso a su casa.

Es cruel el destierro. cae de bruces
sobre la dolorosa dicha aquella.

Intentar levantarlo
es más cruel aún. Quiere estar solo,
entre dos luces, por aquella calle.

Donde nací una vez moriré siempre.
 
(Rafael Montesinos)

 
Y aunque ya estemos en Cuaresma y andemos tiesos o cenizos, a nadie le amarga una croqueta, incluso siendo de bacalao. Para no pecar más de la cuenta.
 
Yo sé que no necesitas
que a ti te llamen cloqueta,
ni cocina de diseño,
ni papelón, ni menestra,
ni que destrocen tu cuerpo
por tu abdomen, regordeta
ni recetarios de nácar,
ni Arzak, ni Adriá, ni monsergas,
ni platos de pura plata,
ni alabanzas sempiternas,
a esa cara tan gitana
bronceada en cazoleta.
Yo sé que tú no me pides
rebozado de primera,
mil besos de pan rallado,
profusión de servilletas,
título de capitana,
ni una corona de Reina,
ni compaña de otras tantas
cofradía croquetera.
 
(Antonio Cattoni)

jueves, 23 de enero de 2014

Mi niño macareno


Los astrólogos aseguran que en 2014 nos veremos beneficiados por una corriente energética de optimismo y prosperidad. Aunque, según la situación de los planetas, se avecinan numerosos desastres naturales, como nevadas en Egipto. Sin embargo, si nota una perturbación en su karma, se deberá, sin duda, a la celebración del Año Jubilar Macareno, que tiene revolucionado a media Sevilla. Si desean conseguir la Indulgencia, apunten la receta:
 
"La Penitenciaría Apostólica, por mandato del Sumo Pontífice, concede la Indulgencia Plenaria durante el Año Jubilar Macareno a los fieles cristianos que, estando en las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por la intención del Santo Padre), visiten en peregrinación la Imagen de María Santísima de la Esperanza Macarena y participen devotamente en las funciones sagradas o en los ejercicios de piedad, o al menos durante un tiempo adecuado meditaran piadosas consideraciones, concluyendo con la Oración del Señor, el Símbolo de la Fe e invocaciones a la Bienaventurada Virgen María".
 

El Corte Inglés, amablemente, ya ha puesto en marcha la Agencia Oficial del Año Jubilar Macareno, con tarifas especiales de alojamiento y visitas temáticas exclusivas. Y contraten un seguro para cuidarse de los niños macarenos...
 
"Sevilla está enterada que vivo y peno
por culpa de los ojos de un macareno.
Un beso solamente me dio en la boca,
y yo por su cariño me he vuelto loca.
 
Ay mi niño, mi niño macareno,
se me nubla hasta el sentío
de mirarte tan moreno.
Macareno, mi niño macareno,
sin saber ni como ha sío
te has metío en mi terreno.
Yo no sé lo que me has dao,
ni si es malo ni si es bueno,
sólo sé que m’a embrujao
tu cariño que es veneno,
y de ti me enamorao,
macareno, mi niño macareno.
 
De la puerta la Carne, yo vengo andando,
por verme en tus ojitos, de vez en cuando,
y están las vecindonas de los corrales,
estando sentaditas, dale que dale". 
 

martes, 9 de abril de 2013

La puta al río

"Oh, Salamanca, entre tus piedras de oro
aprendieron a amar los estudiantes..."

Ayer, los salmantinos celebraron su tradicional "Lunes de Aguas".


- Oye, ¿y eso del "Lunes de Aguas" qué es?
- Celebramos que las putas volvieron a la ciudad. Y comemos hornazo.
- Eso me lo tienes que explicar mejor...


Con dieciséis tiernos abriles en la boca, Felipe II llegó a Salamanca para contraer matrimonio con su prima María Manuela de Portugal. Corría el año 1543. Durante cinco días, los salmantinos celebraron las bodas principescas con saraos de todo tipo, incluidas corridas de toros. A pesar de ser muy joven, al futuro monarca, que poseía un carácter severo y sobrio, profundamente religioso,  no le entraban en la cabeza semejantes excesos, ni que la señorial Salamanca, templo del saber, se hubiera convertido en un putiferio.
 
 
"Y es que Salamanca en aquellos años encierra en su seno a más de ocho mil estudiantes (sirva como dato esclarecedor que Madrid tenía once mil habitantes en el primer tercio del siglo XVI), entre los cuales hay becados, sopistas, señoritos de postín; y mueven a su alrededor un complejo mundo humano plagado de criados, mozos de cuadra, taberneros, curas corruptos, catedráticos rectos y catedráticos visionarios y ocultistas, prostitutas para todos los bolsillos y dones, rameras con más bachillerías que los propios estudiantes, lavanderas, amas de llaves, buhoneros y feriantes. De tal modo que Salamanca es la primera de las universidades destos reynos, la más rancia y antigua, y al mismo tiempo es el mayor burdel de Europa, la Sodoma y Gomorra Occidental".

"Como en los troncos vivos de los árboles
de las aulas así en los muertos troncos
grabó el Amor por manos juveniles
su eterna empresa.
[…] Allí Teresa, Soledad, Mercedes,
Carmen, Olalla, Concha, Bianca o Pura,
nombres que fueron miel para los labios,
brasa en el pecho".
(Miguel de Unamuno)
 
Antes de partir, Felipe II promulgó un edicto por el cual ordenaba que, durante la Cuaresma y la Semana Santa, quedaba terminantemente prohibido catar carne de cualquier tipo y, para alejar la tentación, mandó que las prostitutas fueran expulsadas de la ciudad y conducidas a la otra orilla del Tormes.
 
- ¿Y cómo le sentó esto al personal?
- Como un tiro. Te puedes imaginar. El Felipe II tuvo que pensar aquello de "o follamos todos, o la puta al río". Y no iba desencaminado...
 
 
Así, el segundo Lunes de Pascua, las rameras regresaban a Salamanca para regocijo de los estudiantes, que iban a recibirlas borrachos a la ribera del Tormes. Ellos mismos las cruzaban en barca hasta la ciudad, con alguna orgía a mitad de camino. La bacanal culminaba con un remojón colectivo, de ahí el nombre de "Lunes de Aguas".    
 
"De conducir a las meretrices y pupilas tanto a su exilio temporal, como a su aclamado regreso, se encargaba un pintoresco personaje. Un sacerdote picarón llamado Padre Lucas, y que por degeneración del término, era conocido por los estudiantes por el nombre de Padre Putas, el cual se encargaba de concertar el momento del advenimiento carnal de estudiantes y doctoras de la cátedra del placer".

 
En la actualidad, la carne de las prostitutas se ha sustituido por la que encierra el hornazo -una recia empanada elaborada con lomo de cerdo, chorizo y jamón- y la orgía estudiantil ha terminado siendo un "macro-botellón" junto al Puente Romano. Por supuesto, Salamanca tampoco da ya estudiantes como Luis de Góngora ni rectores como Miguel de Unamuno.
 
 
"Al pie de tus sillares, Salamanca,
de las cosechas del pensar tranquilo
que año tras año maduró en tus aulas,
duerme el recuerdo..."