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lunes, 3 de diciembre de 2012

Toros al kilo... como si fueran chorizos


Un charcutero charro pesa su cerdo
ante la satisfacción familiar

En las últimas décadas, el público que asiste a las plazas de toros, sobre todo a Las Ventas, se ha tatuado a fuego aquel dicho de "caballo grande, ande o no ande". Desde el tendido, el personal exige kilos a cascoporro, confundiendo peso con trapío y remate. ¿Cuántas tardes hemos escuchado desde nuestra localidad un grito demencial que le reclamaba "más culata" a Victorino, Adolfo Martín o José Escolar? ¡Miauuuuuuu!

En el fondo, ¿qué sería de Las Ventas sin sus protestas y pancartas?

Esta obsesión por la báscula ha permitido la lidia de auténticos bueyes que, por supuesto, han perdido las manos o se han atornillado al piso a las primeras de cambio. El toro debe cargar con los kilos que le quepan, ni uno más. La historia viene de lejos, cuando en los 80, Mariví Romero y Manuel Molés iniciaron una cruzada a favor del uro-mastodonte en un programa muy popular de Televisión Española. Ellos, como muchos aficionados, veedores y veterinarios de hoy, olvidaron que cada toro procede de un encaste distinto y que, a su vez, cada encaste posee una morfología particular. Un cuatreño en el tipo de Coquilla o Contreras jamás podrá pesar lo mismo que un Domecq o un Atanasio, de la misma manera que un Cocker Spaniel no se parece a un Pastor Alemán.


El mexicano David Liceaga ante un toro de Arranz que,
según las crónicas, ¡pesó 950 kilos! (Barcelona, 1932)

Mucho antes que Molés y Romero, con el fin de quitarse de encima a sus competidores más directos, el astuto y visionario ganadero Antonio Pérez -que criaba hondos ejemplares murubeños- popularizó la exhibición de la tablilla con el peso de los toros. Aún hoy, a algunos espectadores les sugestiona más la cifra que marca esta pizarra que el trapío del astado que asoma por chiqueros.


En junio de 1994, el inolvidable Bastonito de Baltasar Iban a punto estuvo de no superar el fielato veterinario. Algunos aficionados, incluso, lo pitaron de salida. No en vano, aquella histórica corrida estuvo remendada por dos ejemplares de Victoriano del Río -lidiados en quinto y sexto lugar- que sustituyeron a sendos Contreras que no pasaron el reconocimiento. En el último San Isidro, Pistolero, otro toro en el tipo de Iban, fino y terciado -554 kilos marcaba la caprichosa y poco fiable tablilla-, ha sido de los más bravos de la temporada. En estos días, a causa de la subida del precio del pienso y el gusto por los toros-rinocerontes, los veedores de Las Ventas andan enloquecidos porque no encuentran novilladas y corridas "puestas" para comienzos de temporada. Éste es uno de los motivos por los que un lote cinqueño de Dolores Aguirre, comprado el año pasado, abrirá fuego en Madrid el Domingo de Ramos. ¿Y qué sucede con las novilladas de Santa Coloma? Temen que muchas tengan problemas a la hora de pasar el caótico reconocimiento.


¿Y si alguno de los dos toros rechazados aquella tarde
de 1994 hubiera tenido la casta de Bastonito?

En abril de 2011, Juan Sánchez-Fabrés, propietario de una vacada procedencia Coquilla, dio una interesante conferencia sobre las limitaciones de algunos encastes en el siglo XXI:

"Madrid es el origen del cambio en el toro. La protesta del público es tan violenta y radical que la única posible salida airosa para quien organiza el festejo y para quien determina la validez de los toros para la lidia no es otra que ir subiendo el listón de la fachada del toro progresivamente […] Este proceso de exigencia de un trapío ascendente ha sido constante, lo que ha provocado la desaparición completa e irreversible de muchos encastes carentes de esas determinadas condiciones morfológicas […] El principio del fin ha comenzado. Solamente en las plazas de menor categoría es aceptado el toro pequeño, con lo que los circuitos para poder lidiar este tipo de toros cada vez son más cortos".

Bueyes de Salvador Domecq (Madrid, mayo de 2010).
Aunque el caballo sea grande, si se cae, el negocio tiene poca gracia.

Paradójicamente, un año y unos meses después de esta charla, en septiembre de 2012,
a Sánchez-Fabrés le rechazaron dos novillos en Las Ventas por pesar más de 540 kilos. En esas mismas fechas, otro utrero de Barcial tuvo que volver a Salamanca por rozar los 600. Desde que los toros se venden al kilo como si fueran chorizos, muchas ganaderías están perdiendo las hechuras, casta y movilidad que las hicieron únicas. El campo bravo tampoco se ha librado de la lacra de la globalización ni la homogeneización de la economía de mercado.


*****


Un adelanto para los aficionados-trogloditas más impacientes. Salvo catástrofe de última hora, algunas ganaderías que se lidiarán este año en Madrid son: Cuadri, Victorino Martín, Adolfo Martín, José Escolar, Baltasar Ibán, Pedraza de Yeltes (que debuta con corrida en Las Ventas), Dolores Aguirre (Domingo de Ramos), Alcurrucén (2 corridas y 1 del Cortijillo), Valdefresno (2),  El Puerto de San Lorenzo (2), Victoriano del Río (2), El Pilar (hasta que no la vea, no me lo creo). Se quedan fuera Moreno Silva, Flor de Jara y Núñez del Cuvillo. En las novilladas tampoco contéis con Mauricio Soler ni Valdellán. A cambio, quizás anuncien una de Rehuelga y Paco Galache. Sobre Jandillas, Martelillas, Montecillos y "desastrillos" varios, prefiero no hablar. Sólo pensar en ellos, empiezo a bostezar.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Los malos augurios de "Carnes Prieto"

En Las Ventas, "concurso" y "desierto" son dos palabras que deberían ir cosidas como "chocolate" y "churros", "sábado" y "domingo" o "chotis" y verbena". Desierto quedó el concurso de las novilladas de promoción del mes de julio e igualmente desierto ha resultado este domingo la novillada concurso de ganaderías de encastes minoritarios (¡el festejo más marginal del mundo mundial!). Sobra decir que en ambos casos, "desierto" equivale a "ruina", pero no se trata ahora de ahondar el dedo en la llaga: los aficionados marginales-minoritarios-trogloditas también tenemos sentimientos.


Después de la debacle por el Barcial que jamás se lidió, el invento de la novillada concurso pintaba negro zaíno y sin lucero vega-villar que nos salvara; sin embargo, los sufridores-minoritarios peregrinamos hasta Las Ventas para vivir en nuestras carnes las tribulaciones del festejo. Los dos primeros novillos, ovacionados en el arrastre y que no salieron del todo mal, fueron un espejismo que nos insufló falsas esperanzas. Se trataba de los utreros de Partido de Resina -el más escurrido- y Jaral de la Mira, que sustituía al maldito de Barcial. Ambos se arrancaron tres veces al caballo, sin emplearse en exceso, pero con alegre galope. Luego, en la muleta, el de Partido de Resina fue noble, facilón, algo soso y con la cara a media altura (para cortarle una oreja sin apreturas). El de Jaral, tuvo algo más de clase, aunque fue a menos. Llegó el desastre con el tercero, un novillo guapo de Alonso Moreno de la Cova que se arrastraba derrengado de los cuartos traseros y que se devolvió por inválido. Salió en su lugar un sobrero de Casasola, esto, es, Producciones Domecq, que no pintaba nada entre tanto encaste minoritario y marginal. Fue un zambombo, manso, escobillado y protestón que no sirvió ni para filetes.

El camión de "Carnes Prieto" enfilando el Patio de Arrastre.
Una premonición

Llegó el turno del cuarto novillo, de Cubero-Buendía, que manseó en el caballo -recibió una primera vara criminal-, pero que no embistió mal en la muleta, humillado y con cierta chispa. La faena fue, no obstante, desastrosa y al animal lo arrastraron al desolladero sin torear. El quinto llevaba el hierro de Aurelio Hernando, un jabonero que acometió con emoción en el capote antes de lastimarse la mano derecha en el caballo y de ser escoltado por los bueyes de Florito de nuevo a los corrales. Salió un sobrero, también jabonero de Aurelio Hernando, que produjo cierto efecto de "déjà vu". Al picador no lo quiso ver ni en pintura y en la muleta desarrolló genio y trató de defenderse hasta que lo apuntillaron. El sexto y último novillo era un Coquilla de Sánchez Arjona, más serio que la mar (¿cómo es posible que un supuesto Coquilla pese casi cien kilos más que un Partido de Resina?) que, para no desentonar, cantó la gallina en el caballo y con la pañosa se puso bronco y peligroso. Hasta aquí el capítulo ganadero.

Después de caer el tercero, el personal de la plaza repasando el tapón
de champán para acabar con la mala suerte

Los novilleros -Miguel Hernández "Miguelín", Raúl Rivera y Alberto Escobar-, con sus correspondientes cuadrillas -a excepción de Rafa González-, colaboraron para que el espectáculo fuera aún más ruinoso. Sin presenciar una novillada como la de este domingo, ya dijo el optimista de Murphy que todo es susceptible de empeorar.

Sobre el público, un único apunte: Las Ventas se parece cada día más a la ONU. El mestizaje cultural, como lo llaman ahora los modernos, es apabullante. ¡Eso sí que es variedad de encastes!

Mexicana con mantón de Manila "low cost", vaqueros y a lo loco

La procesión asiática (siempre huyen al tercero)

Amor japonés... pero sin soltar el iPhone

Un nativo con puro, chaqueta de coderas y pulserita de capote.
Prototipo del neo-pijo-taurino

Un andaluz: no sin su "Guita". Rebujito forever

Un clásico: siete chatos de vino (uno por novillo y el de regalo)

viernes, 28 de septiembre de 2012

La verdadera historia de un Barcial de ida y vuelta


Se dice, se rumorea, se comenta... Es hora de escribir en negro sobre blanco -en berrendo, como los vega-villares-, la verdadera historia del novillo de Barcial que viajó hasta Las Ventas para ser lidiado este domingo y que, con las mismas, el pasado viernes, regresó a su finca en Salamanca.

Antes de contar este trayecto de ida y vuelta, convendría recordar que, a principios de año, la empresa Taurodelta les pidió a los ganaderos que reservaran una novillada completa para sortearla en el "ciclo de encastes minoritarios", que los buenos aficionados han rebautizado como "ciclo de encastes interesantes". Aquella oferta que le hubiera venido como agua de mayo a una vacada acosada por los controles sanitarios y la endogamia del sistema, se retiró de la noche a la mañana: los novillos de Barcial tampoco pisarían el albero de Las Ventas en 2012. Ante esta nueva adversidad, los ganaderos, abrumados por la idea de alimentar durante otro invierno unos animales que difícilmente venderían como toros, repartieron su bonita camada en varios festejos de rejones celebrados en pueblos zamoranos y salmantinos. Y salieron buenos... ¡superiores! Una tarde, incluso, sacaron a hombros a Jesús Cobaleda junto a los caballistas. Pero en agosto volvieron a soplar los aires caprichosos de Madrid: Taurodelta volvió a ponerse en contacto con los dueños de Barcial para pedirles un utrero que sería lidiado en la novillada concurso de finales de septiembre. Quedaba poco para elegir: la camada, aunque barata, ya se había vendido. En los cercados apenas pastaban dos novillos de buena reata: uno que rozaba los 600 kilos y otro los 450.

La mañana del viernes embarcaron al Barcial grandón, hondo y serio. Cuando llegó a Las Ventas para pasar el primer reconocimiento, los veterinarios le comunicaron al ganadero que ni se molestara en desembarcarlo: por ley, no podían aprobar un novillo que superase los 540 kilos. Y como las adversidades siempre llegan a pares, si el animal bajaba del camión y era rechazado, tendrían que apuntillarlo en la misma plaza al no contar con la Carta Verde, que impide que los toros regresen a sus fincas de origen. Los dueños de Barcial, que son sufridores habituales de este tipo de inconvenientes sanitarios, contaban con un salvoconducto conocido como “Zona de Concentración”, recogido en el BOE. Todo fue, sin embargo, inútil y el equipo veterinario no dio su brazo a torcer: si el novillo bajaba del camión, corría el riesgo de no regresar a Salamanca. Y tras chocar por enésima vez contra el muro de la administración, el utrero berrendo compró su billete de vuelta a la dehesa charra.

De fracaso en fracaso hasta la ruina total, malviven estos ganaderos luchadores y amantes de los toros bravos. No hay que desesperar: visto lo visto, todo puede empeorar. Para algunos, la tostada siempre cae del lado de la mantequilla... por eso hay que perseverar y poner la otra mejilla. ¿Así pretende la empresa de Taurodelta ayudar a los encastes que están al borde de la desaparición? Entre semana, en Las Ventas, celebran edificantes conferencias que luego derriban en cada reconocimiento. La teoría contra la práctica.

Aquí termina la historia real del Barcial viajero que no conoció los corrales de Las Ventas y que, a esta hora, estará mojándose entre preciosas encinas. ¿Habrá influido en su destino que justo antes que él, lidiado en primer lugar, el domingo saldrá al ruedo un novillo terciado -para algunos impresentable- de Partido de Resina? ¿Tendrían miedo los veterinarios de Madrid que el gran y poderoso Vega-Villar hiciese sombra al pequeño utrero que abrirá plaza? Esto ya son suposiciones... aunque, bien pensado, en el equipo veterinario de Las Ventas, ¿no trabaja Javier Morales, hermano del propietario de Partido de Resina? Quién sabe. Pero si una nueva vacada del encaste Vega-Villar viaja al matadero como sucedió con la de Sánchez Cobaleda, y esta vez sin billete de vuelta, que no vengan los llantos. Más hechos y menos palabras.