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martes, 4 de agosto de 2015

El secreto de Azpeitia


Al caer el segundo toro, los huecos que quedan libres en los tendidos de Azpeitia se llenan de niños. Un sitio vacío no vale nada. En cambio, después de vivir una feria como los San Ignacios de 2015, es muy probable que alguno de esos críos se haga abonado el día de mañana. En el peor de los casos, respetará las tradiciones de su pueblo porque las ha conocido desde dentro.

El modelo de gestión de Azpeitia es impecable: carteles que se salen del cliché de la previsibilidad, ganaderías que aportan un tremendo espectáculo, toreros con hambre que arrean, una empresa que premia a los triunfadores, una plaza con personalidad y un público agradecido.

Paco María picando a un Cuadri (Foto: Tierras Taurinas)

Con estos mimbres, se han visto tres corridas apasionantes: las de Cuadri, Ana Romero y Pedraza de Yeltes. Y nueve matadores que han dado todo lo que tenían, con enorme dignidad y verdad: Paulita, Pérez Mota, Sergio Serrano, Juan Bautista, Manuel Escribano, Arturo Macias, Javier Castaño, Juan del Álamo y Lopez Simón.

Sergio Serrano ha sido declarado triunfador de la feria tras apechugar con tres Cuadris y la desazón de saber que sus compañeros de cartel (Paulita y Pérez Mota) se encontraban en la enfermería. Con justicia, la Presidencia le concedió las dos orejas como recompensa a su mérito durante toda la tarde. En las antípodas, al día siguiente, Juan Bautista cuajó una de las faenas más bellas de la temporada a un excepcional toro de Ana Romero. Y el domingo, como broche, un monterado Javier Castaño planteó un comienzo de faena torerisimo a un excelente Pedraza de Yeltes (el ejemplar más completo del ciclo guipuzcoano) premiado con la vuelta al ruedo. Entre medias, brillaron tercios de varas, bregas y pares de banderillas de enorme arrojo.

Javier Castaño con Pedraza de Yeltes (Foto: Tierras Taurinas)

Azpeitia es una plaza donde se cuida el detalle. Incluso la banda de música suena como la de La Malagueta o La Maestranza. Pero no hay que dormirse en los laureles: el éxito nunca es fruto de la casualidad y menos en el toro. La Comisión de Azpeitia ya mira hacia los San Ignacios de 2016... Enhorabuena a todos.

miércoles, 4 de junio de 2014

Las Ventas y su Torre de Babel (promoción 2x1)


Estos últimos días de San Isidro, los alrededores de Las Ventas rezuman un encanto especial. Al abrigo de las corridas de Cuadri, Adolfo Martín, Victorino y Miura, los peregrinos del toro acuden a besar al santo a la catedral del toreo. Con un poco de atención, en los bares de las estribaciones, se distinguen acentos heterogéneos procedentes de Bilbao, Zaragoza, Valencia, Castellón, Salamanca, Valladolid, Logroño, Mérida y, por supuesto, Francia. Para ser ecuánimes, los dejes norteños superan, por mucho, a los sureños, algo más ateos. Las tertulias y corrillos previos al festejo arrojan una ilusión casi infantil. Alguien recuerda tal faena grandiosa en su ciudad, otro a cual torero, y un tercero se relame sólo de imaginarlo. Sin embargo, tras presenciar las corridas de Cuadri y Adolfo, si en esto consiste la famosa "semana torista" en Madrid, que venga Dios y lo vea. En ambas tardes ha faltado el misterio de la fe, es decir, la casta. El geniudo y emocionante "Macetero" de Cuadri y el templado "Revoltoso" de Adolfo, lidiados en sexto lugar, no fueron lo bastante buenos como para maquillar la decepción.
 
Peregrinos llegando a Ventas con la fe aún intacta
 
Para que la fe mueva montañas, los toros deben arrear en el caballo y, de momento, ninguno lo ha hecho. En concreto, este martes, vimos unos tercios de varas calamitosos, con algunos lanzazos traseros criminales; mientras que el espectáculo protagonizado por el picador de Venegas el lunes, merece un comentario aparte. No se puede admitir que, por ahorrarse un sueldo o devolver un favor, un matador que confirma la alternativa, traiga a Madrid semejante fardo montado a caballo. Es una estafa para el aficionado y una irresponsabilidad por parte del torero, que puede pagar un precio mucho más caro que un jornal.
 
Fotos de Juan Pelegrín
 
Tampoco el capote de seda de Marco Galán, los puros muletazos de Urdiales ni la Puerta Grande de Perera disimulan el desastre. A propósito del extremeño, mucho poderío con la mano baja, templando, ligando y peinando el albero durante su faena al último Adolfo, al que mató de una estocada fulminante, aunque un poco trasera. Y como en Las Ventas, últimamente, las orejas se dan de dos en dos ("llévese dos por el precio de una, oiga"), yo también escribo estos apuntes isidriles con la técnica del 2x1: Cuadris y Adolfos en tres párrafos, que la cosa no ha dado pa´más. No obstante, como la afición es santa, esta particular Torre de Babel que se agolpa en los aledaños de Las Ventas volverá el viernes, a la espera de que Victorino conmueva su peregrinaje.
 
 

domingo, 18 de mayo de 2014

El Atlético Gallista. Resumen de la concurso de Talavera

Cuando estaban picando al cuarto toro de la tarde, para más épica un Cuadri, un grito procedente del tendido 2 anunció la noticia: el Atlético de Madrid acababa de ganar la liga. Justo en aquel lugar, en los terrenos del 2 de la plaza de Talavera, hace 94 años y un día, Bailaor cercenaba la vida de Joselito El Gallo.
 
 
El pueblo siempre se ha rendido ante la heroicidad. Por ello, unos minutos después de conocer la victoria atlética, el público de Talavera de la Reina se puso en pie para ovacionar a Tito Sandoval que, ante un Alcurrucén (5º), había protagonizado un tercio de varas memorable. Cuatro puyazos en su sitio con el toro arrancándose desde la boca de riego. Indiscutiblemente, el momento más emocionante de la corrida concurso celebrada este sábado. Su matador, Javier Castaño, fue premiado con una oreja por la faena realizada a aquel Núñez: un trasteo valiente, templado y con torería, afeado por una estocada en los bajos. Al recoger la pelúa, a Castaño le lanzaron una bufanda del Atléti que no dudó en alzar triunfante.
 
 
Otra oreja cortó Fernando Robleño del ejemplar de Fernando Peña que abrió plaza. El madrileño sorteó un lote muy áspero (completado con el Cuadri), al que fue ganándole pasos y terrenos, demostrando su superioridad. Cerraba el cartel Alberto Aguilar, que saldó una buena tarde, con sendas actuaciones de mucho gusto, rematadas, eso sí, de numerosos pinchazos. En el aspecto ganadero (no excesivamente brillante, por cierto), el Alcurrucén (5º), por sus repetidas arrancadas al caballo, se llevó el premio al mejor toro de la corrida concurso, sin embargo, el de La Reina (6º), propiedad de Joselito, tuvo más codicia. Si hubiera sido menos tardo, habría resultado un ejemplar de lío. También destacó el de Cebada Gago (3º), mientras que el bonito jabonero de Prieto de la Cal (2º) no pudo lidiarse tras romperse el pitón contra un burladero, saliendo en su lugar un sobrero de Fernando Peña.
 
Fotos de Fran Jiménez
 
Los defensores de las causas perdidas, a veces, también ganan. Gracias a su espíritu combativo, inasequible al desaliento, a buen seguro, Joselito El Gallo también habría simpatizado con el Atleti.

 

lunes, 4 de noviembre de 2013

Los nombres de los toros mexicanos. Poesía pura

"Con dinero y sin dinero... ¿¿hago siempre lo que quiero??"


Anoche me enviaron, vía Luis Miguel Parrado, los nombres de los toros que iban a lidiarse en La Monumental de México. Ante mi perplejidad, comprobé que, en unas horas, saltarían al ruedo "Buenos tiempos", "Guardián de ilusiones", "Para toda la vida" y "Guerrero de luz", todos de Julián Hamdan. No piensen, sin embargo, que el sobrero, de una ganadería distinta a la titular, arreglaba el conjunto, puesto que lo habían bautizado como "Buen hombre".
 
 
Parece que los ganaderos mexicanos compiten a la hora de inventar los nombres más cursis y, mucho me temo, que esa moda llegue pronto a España donde, hasta hoy, las líneas maternas han determinado cómo se llamará el futuro toro de lidia. Un ejemplo: el toro Islero, de la ganadería de Miura, era hijo de la vaca Islera. Y sanseacabó.
 
 
En casa de Cuadri también tienen una bonita forma de bautizar a las familias. Hay una línea relacionada con las cosas del comercio: Dependienta, Juguetera, Mostradora, Muñeca, Rebajada... Así lo explicaba José Escobar, el mayoral de la ganadería, en Tierras Taurinas (opus 15): "Tengo veintitantas familias. Las hay muy largas, muy cortas. Hamburguesa viene de una reata del Muro de Berlín: Murera, Alemana, Polaca, Hamburguesa… ¡de Hamburgo! Eso dicen. Otra familia de las güenas: los Lagunero, como Pantanosa. En los Carpinteros tenemos a Cerrajera, Ebanista… es una reata muy cortita que viene de lo de Lancha. ¡Y la reata de los Maños! ¿Ves? Aquí está Aragonesa, madre del Aragonés que se llevó todos los premios en Madrid".

 
Sobre el trapío de "Guardián de ilusiones" y sus hermanos, prefiero correr un tupido velo. Hace tiempo que dejé de seguir la temporada en Distrito Federal. Fran Pérez, de @TodoToros, escribió ayer: "Enhorabuena a Villaconejos de abajo. En su pueblo sale el toro más grande que en La México, y más íntegro". No obstante, este lunes por la mañana, algunos "cronistas" taurinos españoles derramaron su arsenal lírico para cantar las maravillas acaecidas en el coso de Insurgentes la noche anterior. Estamos muy tiesos y la plata manda.
 
 
Un buen aficionado de Bogotá, Descabellos, me recomienda seguir las ferias de Guadalajara y Pachuca. Tomo nota, que diría Juncal. Como señaló ayer, no todo es como en el nefasto escaparate de la Plaza México. Afortunadamente.
 

Una de las fieras lidiadas este domingo por Zotoluco, Morante y Diego Silveti...
¿cuánto dinero habrán invertido en publicidad los apoderados del de La Puebla...?
 

domingo, 2 de junio de 2013

Crónica del 1 de junio: "¿Viva Cuadri manque pierda?"


Dura poco la alegría en casa del pobre. Si el jueves nos esponjamos con la corrida de Adolfo Martín, el sábado nos tiraron el jarro de agua fría con la de Cuadri. Algunas tardes uno vuelve a casa con ganas de aficionarse a otra cosa. Al ganchillo, por ejemplo, que da menos "inrritaciones", como dicen en el sur. Los Cuadri son los primeros que no se dan coba y, al poco de arrastrar a su último toro, Antonio, sobrino de Fernando, publicó estás declaraciones en Twitter: "Decepcionado. Corrida sosa y descastada... lejos de lo buscado y esperado. Lo típico es decir: esto es así, pero te quedas jodido igual". Tienes razón, Antonio. Salvando la presentación: la corrida fue mala sin paliativos: muy atacada de kilos, ha manseado en todos los tercios y no ha salido ningún toro bravo. ¿Para qué negar la realidad? Uno debe ser duro con aquello que quiere. Sin embargo, con ganaderos como vosotros, tan íntegros, tan de una pieza, ¿cómo vamos a tirar la toalla? Ahí seguiremos, a las duras y a las maduras, por todos los San Isidros excepcionales que nos habéis ofrecido. Y los que vendrán.
 
Lo que sí me preocupa es que se aplauda en el arrastre un toro como el cuarto, el famoso castaño Brigada. Esto sólo es posible en una afición voluble y sin criterio. Mal la corrida, pero peor el público de Las Ventas, muy caprichoso y con "cuadrimanía" aguda.
 

Sensacional, una vez más, la cuadrilla de Castaño que, gracias a la generosidad de su matador, ha dado una apoteósica vuelta al ruedo tras la lidia del quinto, el mejor toro del conjunto. Qué emocionante ha sido ver a la plaza en pie, batiendo palmas y arrojando sombreros a Tito Sandoval, Marco Galán, David Adalid y el certerísimo Fernando Sánchez. Una estampa de otra época. Si lo pensamos fríamente, ellos han sido los auténticos triunfadores de este San Isidro: ¿qué otro torero ha puesto boca abajo a Las Ventas dos tardes?
 

Sobre los matadores que lidiaron los Cuadris, tan sólo unas breves notas. Fernando Robleño, haciendo gala una vez más de la falta de suerte que le caracteriza, pechó con el peor lote. Anduvo espeso y le faltó picardía para recortar y quebrantar más a sus toros con el capote. A causa de ello, luego, en la faena de muleta, encaró múltiples apuros. Fulminante fue su estocada a Brigada: dejó patente su deseo de quitarse de en medio a ese toraco de casi seis años. Javier Castaño, que toreaba con la mano derecha lesionada tras la corrida de Adolfo, no consiguió rematar la euforia colectiva que desató su cuadrilla. Sorteó los dos toros con más opciones -ni mucho menos fueron buenos- y, aunque estuvo valentísimo, no logró cuajar sendas faenas que se diluyeron al marrar con la espada. Sufrió, por cierto, un pitonazo en la nariz poco antes de despachar al quinto. Luis Bolívar nada pudo hacer con el tercero y quizás le faltó lanzar la moneda con el sexto, al que toreó bien de capa, aunque el público apenas se percató. Sospecho y lamento que algunos aficionados se pondrán de parte de los toros y harán sangre con esta terna que ha tenido la dignidad de lidiar y estoquear a los Cuadris.
 
Personalmente, sigo siendo partidaria de los Cuadris y de Robleño, Castaño y Bolívar. A pesar de los disgustos, y aunque sea una decisión irracional, mientras queden ganaderos y toreros como ellos, el ganchillo tendrá que esperar. Cuestión de temperamento.