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sábado, 14 de junio de 2014

El arte del descanso


"La heroica ciudad dormía la siesta". Con esta magnífica frase arrancaba La Regenta de Leopoldo Alas "Clarín". Pues bien, ahora unos mequetrefes británicos que escriben para el American Journal of Epidemiology han publicado que dormir la siesta aumenta el riesgo de muerte prematura... ¡por problemas respiratorios! ¿Se puede saber cómo se echan la siesta estas criaturas?
 
 

Son las tres de la tarde, julio, Castilla.
El sol no alumbra, que arde, ciega, no brilla.
La luz es una llama que abrasa el cielo,
ni una brisa una rama mueve en el suelo.
Desde el hombre a la mosca todo se enerva,
la culebra se enrosca bajo la yerba,
la perdiz por la siembra suelta no corre,
y el cigüeño a la hembra deja en la torre.
Ni el topo, de galbana, se asoma a su hoyo
ni el mosco pez se afana contra el arroyo
ni hoza la comadreja por la montaña
ni labra miel la abeja ni hila la araña.
La agua el aire no arruga, la mies no ondea,
ni las flores la oruga torpe babea,
todo al fuego se agosta del seco estío,
duerme hasta la langosta sobre el plantío.
(José Zorrilla)
 
 
Hay varios tipos de siesta. Después de almorzar, Azorín se echaba la siesta de las cigarras porque, gracias a ella, "se dormía a sus roncos sones". Como decía mi abuelo, "bien comido y bien bebido, aguanta un cuerpo largo tiempo tendido". Otros prefieren la siesta del burro, que es breve y se ejecuta casi de pie. O la borreguera, que se duerme antes de comer. Mientras que Cela recomendaba hacer la siesta "con pijama, Padrenuestro y orinal". Hombres brillantes como Einstein, Thomas Edison o Churchill fueron unos entusiastas de esta tradición, pues refresca la mente y aumenta la creatividad. Qué tomen nota los articulistas saboríos del American Journal of Epidemiology. ¿O es que ahora también nos van a recortar la bendita siesta? Descansar es un arte. Malajes.
 

"Hay que dormir en algún momento entre el almuerzo y la cena, y hay que hacerlo a pierna suelta: quitándose la ropa y tumbándose en la cama. Es lo que yo siempre hago. Es de ingenuos pensar que porque uno duerme durante el día trabaja menos. Después de la siesta, se rinde mucho más. Es como disfrutar de dos días en uno, o al menos de un día y medio" (Winston Churchill).

martes, 29 de enero de 2013

"Pornolectoras", con taconazo y a lo loco

"Jamás hubo joven casta que hubiese leído novelas"
(Rousseau)

Mientras limpiaba y preparaba un cuenco con fresas (¡benditos manjares de la primavera que, aunque casi insípidos, regresan anunciando días más cálidos!), escuché en la radio que, en España, cada vez somos más "pornolectoras". Oh là là!  ¿Lo cuálo? El feliz descubrimiento ha sido obra de una crítica italiana, Francesca Serra, que ha publicado un libro titulado "Las buenas chicas no leen novelas". Según esta señora, cuyas majaderías sazonaron las insulsas fresas de invernadero, todas las lectoras vivimos dentro de "un sistema sexualizado de la cultura del libro" que nos supera: "los hombres leen con la cabeza, haciendo uso, en esencia, de la razón, mientras que las pornolectoras lo hacen desde la pasión y el consumo voraz, desde el útero, por decirlo de una forma drástica y rápida. Llevamos tres siglos siendo pornolectoras, al final nos convertimos, aunque no queramos".  

Una "pornolectora" en potencia

Eché un vistazo rápido a los libros de mi alrededor, esparcidos por el salón: "Viaje a los toros del sol" de Navalón, "Historia de una finca" de los hermanos De las Cuevas, "Las cosas del campo" de José Antonio Muñoz Rojas, las obras completas de Fernando Villalón, algún número de Tierras Taurinas... Mi involuntaria conversión a "pornolectora" no parecía inminente, pero empecé a preocuparme.

Marilyn, enfrascada con el Ulyses

Sin duda, la "pornolectora" número uno a lo largo de la Historia ha sido Emma Bovary, y alcanzar su frenesí parece complicado. Otra lectora tan histérica como compulsiva, fue nuestra Anita Ozores, "La Regenta", muy partidaria de las Confesiones de San Agustín y la vida de Santa Teresa, porno duro: "Había él visto perfectamente a la Regenta, una guapísima señora, pasearse, leyendo un libro, por su huerta..." (Leopoldo Alas "Clarín").

Marilyn hace pesas tras leer un capítulo de Ana Karenina

Sin embargo, la lectora más hermosa y serena de todas las épocas, como una diosa intemporal,  es Lara Antipova, desde la biblioteca de Yuriatin:

"Un día decidió ir a la biblioteca […] Ensilló el caballo, aseguró las bridas con vigor: era la primera vez que montaba desde que llegaron a Varýkino […] Entonces lo supo, siempre lo había sabido en el apenas formulado deseo que se agazapaba en el talud de su conciencia y clavó con ímpetu las rodillas en los ijares del animal ya en un rapto de impaciencia, devorado por una pasión sorda que zumbaba en sus oídos y el mundo a su alrededor se oscureció con el galope, permaneciendo únicamente el fanal que lo orientaba hacia ella, esa única luz que había brillado en sus días desde aquél ya lejano que la viera partir, no por distante ahora, sofocada a lo largo de su exilio de frío y estepa durante el cual nunca dejó señalarle el camino de vuelta. Ahora lo sabía, los cañones de la revolución y el odio no podrían apagar la luz, porque esa luz en pétalos desatada vivía más allá de todo y de todos, de las convulsiones de la Historia y sus veleidades criminales, de sus deberes y vocaciones, de sus miedos" (Boris Pasternak).


Las "pornolectoras" de hoy, sin embargo, no leen Madame Bovary, ni La Regenta ni Doctor Zhivago: todas guardan en el cajón de su mesilla las "Cincuenta sombras de Grey". Tengo una amiga -poco aficionada a los libros- que, tras devorar la trilogía, me dijo que esta "obra" le había cambiado la vida. Menos mal que en todas partes leo que sólo se trata de "porno soft"...


"Intimidada por las peculiares prácticas eróticas y los oscuros secretos del atractivo y atormentado empresario Christian Grey, Anastasia Steele decide romper con él y embarcarse en una nueva carrera profesional en una editorial de Seattle. Pero el deseo por Christian todavía domina cada uno de sus pensamientos, y cuando finalmente él le propone retomar su aventura, Ana no puede resistirse. Reanudan entonces su tórrida y sensual relación, pero mientras Christian lucha contra sus propios demonios del pasado, Ana debe enfrentarse a la ira y la envidia de las mujeres que la precedieron, y tomar la decisión más importante de su vida".

Paul Newman: lectura erótica

El gusto por el sado del tal Grey está dando bastante que hablar. La coordinadora del Instituto de la Mujer de Huelva, Rosario Ballester, ha dicho que "leer a Grey es el primer síntoma de maltrato a la mujer". No contenta con eso, ha afirmado que otra de las causas de la violencia machista es llevar "taconazos". Éste es el perfil de doña Rosario en Badoo, conocida red social de citas y contactos a través de Internet:


Rosario, de 63 años y defensora del zapato plano,
busca al amor de su vida en Badoo