Mostrando entradas con la etiqueta José María Manzanares. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta José María Manzanares. Mostrar todas las entradas

sábado, 23 de mayo de 2015

Y llegaron las figuras entre tragaldabas y ajumados


Cada vez tolero peor las corridas de figuras: por la escasa pujanza del ganado, la previsibilidad de las faenas y el público de clavel. Mientras Padilla toreaba a su cuarto toro, un señor ha comenzado a repartir Miguelitos de La Roda por el tendido a voz en grito. "¡Pili, coge uno, que son los auténticos! ¡Los rellenos de crema!". La tal Pili ha respondido con otro alarido: "¡Ahora me cojo uno de postre, que aún estoy tomando jamoncito!". Entre medias, cinco tíos, altos como armarios, colapsaban el pasillo que divide el tendido alto del bajo porque "tenían que salir urgentemente a por un cubata". Casi simultáneamente, Pili ya había finiquitado el jamón y echaba mano del Miguelito. "¡Pero qué rico! Mucho mejor que los de chocolate blanco". A lo que respondía el experto en Miguelitos: "Es que los auténticos son estos, los de crema". ¡Cuánta chusma! Aquello, más que Las Ventas, se había transformado en un manicomio. Y todos estos tragaldabas y ajumados, ¿dónde se meten el resto de tardes, cuando en el cartel no se anuncian las figuritas? 


No sé si por los Miguelitos o por la corrida de El Pilar -que también iba rellena de crema-, pero ha sido la primera tarde en este San Isidro que he salido de Las Ventas con mala leche. Y cuidadito con los nombres de los toros, que los carga el diablo: ni Mira-bajo ni Miralto... Petardo de Moisés Fraile se mire por donde se mire, con viento, avaricia y alevosía. Por arriba, por abajo y de lado. El único que se ha salvado de la quema ha sido Curro Javier.


Moisés y sus figuras pueden quedarse en el exilio egipcio separando las aguas del Mar Muerto. Aconsejo a Su Majestad que regrese a Las Ventas durante la semana torista porque estos carteles "de campanillas" se indigestan más que una caja de Miguelitos al sol.

martes, 11 de noviembre de 2014

Givenchy... ¡torero!


El conde Hubert de Givenchy nació en Beauvais, un municipio francés situado en la región de la Picardía, muy al norte del país. Sin embargo, el maestro del diseño mantuvo cierta vinculación con la cultura española en general, y con la tauromaquia en particular. Amigo y discípulo de otro genio, Cristóbal Balenciaga, Givenchy tiene creaciones profundamente inspiradas en la fiesta de los toros, como puede comprobarse en la exquisita retrospectiva que ha presentado el Museo Thyssen.

 
Casualmente, con Monsieur Hubert retirado de la firma desde 1995, la casa Givenchy fichó al torero José María Manzanares junior para la campaña primavera/verano de 2013. Todo un horror, por cierto. Con razón, Hubert de Givenchy, un auténtico gentleman, declaró recientemente que la pasarela de ahora es muy vulgar. "Balenciaga es mi religión. Me apoyó y me asesoró. Era una excelente persona", afirmó en una ocasión.
 
 
"Nací el 20 de febrero de 1927 en Beauvais, localidad de la Picardía que es famosa por su magnífica catedral y también por sus tapices, ligados a la Manufactura de los Gobelinos. Mi abuelo materno, Jules Badin, administrador de la Manufactura de Tapices de Beauvais,  era un gran coleccionista no sólo de muebles y otros objetos sino también de trajes antiguos y telas preciosas, como los bordados que atesoraba entre sus piezas. Tuve por este motivo el gran privilegio de crecer rodeado de cosas bellas, algo que influyó sin duda en mi futura vocación. Cuando sacaba buenas notas en el colegio, como premio me dejaba acceder a esos tesoros, tocarlos un poco, admirarlos y así soñar...
 
 
Decidí que un día sería modisto debido a la admiración que me producía el corte impecable, la elegancia y la modernidad de las creaciones de Cristóbal Balenciaga. Tuve la gran oportunidad de entrar a trabajar con Jacques Fath, diseñador joven y de gran talento, y un año más tarde continué mi formación con Robert Piguet. Por entonces conocí a Christian Dior, que estaba preparando la apertura de su propia casa, y me propuso que trabajara con él más adelante. Mientras tanto, hice un breve stage en la firma de Lucien Lelong y después me ocupé de la tienda de la diseñadora Elsa Schiaparelli. Esta última experiencia me reafírmó en la idea de hacer una línea propia y de abrir mi propia casa de moda con esa nueva fórmula de un prèt-à-porter de lujo. Decliné así la invitación del Sr. Dior y su generosa propuesta de trabajar con él.
 
 
En 1952 nacía la Maison Givenchy con una primera colección a la que llamé Separates, que fue presentada por las más bellas modelos de París. A mi lado, Bettina Graziani se ocupó con gran entusiasmo de la prensa y el acontecimiento fue todo un éxito, aunque creo que mi fórmula era demasiado nueva para la época [...] Dos figuras icónicas me ayudaron desde el principio a crear la Maison Givenchy. Una fue Jackie Kennedy Onassis, y la otra, claro está, Audrey Hepburn. Ambas me dieron su confianza. Hubo a partir de entonces muchas clientas americanas que querían parecerse a aquellas dos mujeres excepcionales.
 
 
Vestir a la Sra. Kennedy en su viaje oficial a Francia, en el que apareció junto al General De Gaulle, supuso un gran éxito para nuestra casa. La juventud, la belleza y el encanto de la Sra. Kennedy pedían la imagen de un estilo sencillo, despojado de artificios y elegante como era ella misma. Con su aspecto más juvenil, y con un estilo distinto tanto por su encanto como por su marcada personalidad, Audrey Hepburn hizo también mucho por el éxito de nuestra firma. Durante años, Audrey me pidió que la vistiera en películas suyas, como Sabrina, Desayuno con diamantes, Una cara con ángel y muchas otras, con lo que fue creciendo nuestra amistad. Y la alegría de trabajar juntos nos fue deparando momentos inolvidables.
 
 
En 1995 decidí que había llegado la hora de retirarme. Además, los tiempos habían cambiado. Fue una decisión que me produciría una gran nostalgia, pero sé que fue acertada. Mis sueños infantiles se habían cumplido".
 
Hubert de Givenchy (septiembre 2014)
 

sábado, 24 de mayo de 2014

Miguel Ángel Perera y la magnitud del enemigo


El éxito es directamente proporcional a la magnitud de las fuerzas contrarias. Cuanto mayor es el enemigo, mayor el triunfo. Miguel Ángel Perera (dos orejas y oreja) ha toreado francamente bien en Las Ventas, con enorme temple y ajuste. A excepción de la estocada al tercer toro de la tarde, que quedó atravesada, sus dos actuaciones -y su actitud en el ruedo- han resultado impecables. Merecida, por tanto, la Puerta Grande, a pesar de la generosidad presidencial tras su primera faena, que, en Madrid, tendría que haber sido premiada con un único apéndice. ¿Por qué, entonces, el triunfo de Perera no permanecerá en la memoria del aficionado como un hito indeleble? Por las características, morfológicas y de comportamiento, de sus dos toros de Victoriano del Río: chicos y con poco remate, el tercero era un bombón de carretón y el sexto, vulgar y parado. Para remontarnos a un caso reciente, a los enemigos de Perera les faltó la emoción, peligro e imprevisibilidad de los ejemplares de Parladé que permitieron a Fandiño salir a hombros el 14 de mayo.
 

El único toro de la corrida que tuvo algo de jiribilla fue el cuarto, un manso con genio y embestidas descompuestas lidiado por El Juli, que estuvo firme. El primero que pasaportó, un sobrero de Zalduendo que sustituyó a un ejemplar inválido del hierro titular, era un rajado loco por reencontrar la sombra de una encina. Con este ganado, el "Gallito de Velilla" ha añadido una perla más a su rosario de decepciones en Las Ventas. Por otro lado, resulta cada vez más escandalosa la forma en que se tira a matar, dibujando una curva que ya roza la boca de metro de Manuel Becerra.
 
 
Sobre Manzanares, ná de ná: se le da mejor el asunto de las portadas que torear en plazas serias. Y hablando de cosas enjundiosas, apetece ver a Perera dentro de unos días ante un toro encastado de Adolfo Martín. Porque los verdaderos triunfadores siempre se han medido por la fortaleza de sus adversarios. Mientras los integrantes del G5 sigan toreando los bichos acostumbrados, mantendrán saneadas sus cuentas bancarias, pero no pasarán a la historia del toreo.

viernes, 17 de mayo de 2013

Crónica del 16 de mayo: "Mi torero lleva chándal"


Alrededor de las seis, tomaba café en un bar aledaño a Las Ventas. Diez minutos después, entró un amigo, casi en tromba, me dijo: "-Suelta el café" y, presintiendo el desarrollo de los acontecimientos, pidió dos gin tonics. Yo, que nunca bebo pelotazos, obedecí de inmediato, en parte por respeto, y en parte también porque sabía que me iba a hacer falta. Tras semejante merienda, media hora más tarde estaba subiendo a mi grada con la tranquilidad que da la anestesia. Los recuerdos de la corrida son, pues, imprecisos.
 
 
Tan sólo un rosario de juampedros, algunos con hechuras de raspa de pescado, a cual más soso. También recuerdo que, en el tendido 6, casi acaban a tortazo limpio un morantista y un manzanarista. Poco después del minuto de silencio dedicado a Joselito, aún llegan a mis oídos gritos de "Morante, chorizo" y "Manzanares, gamberro". Creo que el confirmante del jueves, Jiménez Fortes, hizo lo que pudo en mitad de aquel ambiente tormentoso y se arrimó mucho. Luego, decidió brindar el sexto juampedro a sus "maestros" y, un aficionado sentado a pocos metros, sentenció con aire de fatalidad: "Si le ha brindado el toro a Morante, no hay nada que hacer". Ah, un quite a Trujillo y frío. Recuerdo que hacía un frío que pelaba.
 
 
Por la noche, llegué a casa y leí varias declaraciones que me despistaron todavía más. Al parecer, Juan Pedro junior solicitó en el Plus "cariño y tiempo" para sus toros. Aquello me sonó a bolero de Los Panchos. Luego, en Burladero, José Mari dijo que había estado disfrutando y que, cuando los toreros disfrutan, eso se transmite. Morante también soltó en ABC que, "a pesar de la división", había disfrutado mucho. ¡Arsa! Alegría pal´cuerpo y que nos quiten lo cobrado.
 
 
Y, para rematar la torrija, me rondaba la idea de que, por la mañana, antes del festejo, Morante se había paseado por Las Ventas con un chándal del Real Madrid. Sobre este episodio, sé que un rapsoda anda dándole vueltas a un proyecto de pasodoble que tendrá por título "Mi torero lleva chándal".
 
Cuando las excavadoras quitan
montones de arena gris,
 mientras Morante sueña
 verónicas de alelí,
enseñado la patita
con un chandita cañí,
 voces de coña sonaron
cerca del Guadalquivir.
 José Antonio de la Puebla
moreno de verde cuna,
 se estira el gemelo varonil:
 ¿Quién te ha puesto ese chandita
lejos del Guadalquivir?

lunes, 8 de abril de 2013

Juan Belmonte y Sara Montiel decidieron morir el mismo día


La mañana en que recordábamos el aniversario de la muerte de Juan Belmonte en Gómez Cardeña, fallecía en Madrid Sara Montiel. El 8 de abril, ya sea de 1962 o de 2013, no es buen día para la lírica.
 
 
A última hora del 8 de abril de 1962, Antonio Díaz-Cañabate llamaba a la redacción del ABC para dictar la siguiente crónica: "Llego a Gómez Cardeña al anochecer, directamente desde el aeropuerto. A las últimas luces del crepúsculo la blancura del caserío es todavía más nítida. Diez o doce automóviles se alinean junto a la portalada del cortijo donde ha muerto Juan Belmonte. Hace ocho días lo vi por última vez [...] El sábado 31 de marzo Juan acosó con su hijo. De pronto, después de una soberbia caída, se desmontó de Maravilla, su caballo favorito. Y con andar penoso se dirigió al coche y allí se derrumbó [...] El próximo sábado, 14 de abril, iba a cumplir setenta años. La muerte no le ha dejado redondearlos. La muerte estaba oculta detrás de un acebuche. La muerte salió queda y silente en la tarde del domingo. La muerte se lo llevó, allí mismito, junto al ruedo de una placita de tienta".
 
 
Hace un año, recorrí el camino que lleva hasta Gómez Cardeña. En ese rincón de la campiña de Sevilla, parece que el sol todavía se resiste a salir. El silencio es absoluto, la blancura de los muros perdura y las puertas permanecen cerradas.  
 
 
Ten compasión, Señor, de tanta gloria
y tanta muerte y tan rebelde nudo.
Era un hombre no más, solo y desnudo,
esclavo encadenado a su memoria.
 
Cuánto pesa la púrpura irrisoria
cómo abruma al ungido, al que ser pudo
dueño de tanto azar y cayó, rudo
gladiador contra el bloque de su historia.
 
Cuántas veces luchando en la faena
buscaba aire y era nazarena
fe, fe viva y causal lo que pedía.
 
Todo el ruedo se ha abierto en horizonte.
Y cómo lanceaba y qué armonía.
Apiádate, Señor, de Juan Belmonte.
 
("Oración por Juan Belmonte", Gerardo Diego)
 
 
Belmonte murió con 69 años. Sara Montiel, la primera estrella española en Hollywood, a los 85. A Sara también le gustaban los toros... No hace tanto, se dejó caer en el tendido 4 de la plaza de La Misericordia con un inmenso puro. Belleza y personalidad a raudales. Desde Campo de Criptana a la Meca del Cine. Ni "Google Maps" es capaz hoy de trazar una ruta entre ambos puntos, pero Sarita lo hizo.


Fumando esperaremos a que la vida vuelva a dar artistas como estos que nos dejaron un 8 de abril. Algunos, en vano, piensan que un capote de paseo echado sobre el hombro izquierdo basta para rayar a su inmortal altura.
 
Portada del País Semanal del 7 de abril de 2013


Un 8 de abril también fallecían Picasso (1973) y Margaret Thatcher (2013)
 

martes, 22 de enero de 2013

La encrucijada de los Miuras


En nuestro querido, vehemente y particular planeta de los toros, lo mediocre se ha convertido en triunfo y lo ordinario en gesta. Este año, al fin, las figuras han decidido echar la pata pa´lante y salir del sota, caballo y rey (Cuvillo, Garcigrande y Victoriano del Río) para lidiar otras ganaderías menos "amables". Talavante ha pedido matar seis Victorinos en Madrid, Manzanares también ha elegido un Albaserrada de la "A" coronada para su encerrona en Sevilla y El Juli, herido en su amor propio, previsiblemente, se va a apuntar a la tradicional corrida de Miura que viene cerrando la Feria de Abril. Irreprochables decisiones que deberían tomarse con mayor frecuencia.

Fotografía: Tierras Taurinas

Llega a mis oídos la noticia de que, para la de Miura en Sevilla, va cogiendo fuerza la opción de montar un "mano a mano" entre El Juli y Javier Castaño, torero que esta temporada, al igual que la anterior, ha pedido matar toda la camada que pasta en Zahariche. Esta atractiva idea, al parecer, ha sido de los propios ganaderos, Eduardo y Antonio, quienes, deseosos quizás de agradecer la fidelidad y valor de Castaño, ya la han compartido con la empresa Pagés. De momento, Canorea ha aceptado, el torero charro también y ahora sólo falta conocer la opinión del Juli.

El Juli con un Miura en Valencia en 2006

Sin embargo -ya asoma por chiqueros el toro de la adversativa-, se rumorea también que Julián anda meditando emular a Talavante en Madrid y estoquear la de Miura en solitario, dejando fuera del cartel a un torero que tiene ganado su puesto a sangre y fuego. El madrileño, que además de buen y poderoso diestro es extremadamente listo, bien sabe que el reto no sólo reside en elegir las ganaderías más exigentes sino también a los compañeros que podrían hacerle sombra. Confío en que El Juli acabará aceptando medirse con el mayor especialista en Miuras que hay ahora mismo en el escalafón. De lo contrario, ¿qué corrida matará Castaño? ¿Acaso le dejarán entrar en la de Garcigrande, Cuvillo o El Pilar? Ni mucho menos.

Javier Castaño con Miura en 2012

¿Y qué ganaría El Juli echándose al coleto el atragantón de seis Miuras? ¿No sobra y basta con tres? Aunque, tal vez, matando la corrida completa, el lote que salga de Zahariche sea menos imponente que el elegido si el cartel queda en un mano a mano. De momento, así están las cosas. Mientras los aficionados esperamos que cuaje la segunda opción, mi enhorabuena a los toreros que compiten con Miuras, Victorinos y similares. Y que nadie vuelva a echar la pata atrás.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Hombres sin mano izquierda

Inés Sastre en el último número de Vanity Fair:
"Necesito un hombre que me lleve con mano izquierda".


Ay, Inés, tú, que te has vestido de luces, ¿sabes lo que estás pidiendo? La mano izquierda es la de los billetes y, por desgracia, hoy está en quiebra. Aquellos hombres que tenían la zurda firme, la muñeca de goma y el brazo vigoroso han desaparecido.

Manzanares, ante un toro de La Quinta en Málaga (2011)

Antoñete en Las Ventas con el ensabanao de Osborne (1966)

Paco Camino con un Pablo Romero (1971)

"¡Natural!
Escultural,
el brazo tenso -una cuerda
de violín-
haciendo la mano izquierda
-¡un jazmín!-
lentamente su camino
entre el cuerno y el destino..."
(José María Pemán)

Algunos hombres, que parecían perfectos con la mano izquierda, de la noche a la mañana, incomprensiblemente, se esfuman. Como si se tratara de un amor imposible, pensamos que volverán, y esperamos tarde tras tarde en vano que regresen aquellos naturales y trincherillas.


"Porque el toreo también es tan bonito como un amor imposible,
ése que a lo mejor ya no vuelve o puede volver mañana mismo" (Alfonso Navalón).

Asúmelo, querida Inés, a los hombres se les acabó la fuerza de la mano izquierda.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Los disfrutadores


Es indudable la transformación del público, no privativa del de los toros, sino generalizada a los de todos los demás espectáculos. Lo más radical de este cambio reside en una inclinación a una benevolencia que antes no existía, singularmente en lo taurino […] Se entrega la gente al disfrute de la euforia. Nada de sobresaltos ni de emociones. Paz, sosiego, es lo que se anhela. Y, dentro de la paz, el arrullo del sosiego; que lo jacarero retoce sin que turbe el esparcimiento un ramalazo de angustia. Se busca la risotada provocada como sea. Se desea el recreo, el pasatiempo, la diversión; esto es, el apartarse,el desviarse de lo que pueda atosigar el ánimo con preocupaciones, con disgustos, con sacudimientos emocionales. ¿Es la corrida de toros una fiesta apropiada para este apetecer? En manera alguna. Todo lo contrario. Propiamente, no es una fiesta aunque participe el regocijo y brinque la alegría a momentos, muchas veces apagados, cortados por clamores de aflicción. Una corrida de toros es un espectáculo cruel y, por lo tanto, serio y fuera de alegrías, aunque sólo sean superficiales y fugaces”.

Antonio Díaz-Cañabate, Paseíllo por el planeta de los toros (1970)

En los últimos dos años, las "figuras" también se han contagiado del Disfrute Sin Fronteras (DSF), con un único matiz: algunos prefieren estar "agusto" antes que "a gusto". Cuando los toros "ayudan" y "sirven", no se aguantan del placer, vaya. Sin embargo, si una corrida sale dura, bronca o áspera, inician una cruzada contra el ganadero o empresario que ha organizado el festejo.


Sucedió hace poco en Hoyo de Pinares, cuando un novillo de Adolfo Rodríguez Montesinos corneó a un chaval que aún no había debutado con picadores. La maquinaria de las "figuras" y sus palmeros echó a rodar: ¿Un novillero no ha disfrutado en la plaza? ¿Ha recibido una cornada? ¿Ha padecido en sus propias carnes la dureza del toreo? ¿No ha podido practicar ballet? ¡Inadmisible! Ése ganadero es un desalmado que cría fieras corrupias; el empresario, un ser sin corazón ni escrúpulos; y el apoderado, un irresponsable. ¡A la hoguera todos ellos! Pobre niño que ha caído herido entre las fauces del monstruo... así le quitarán las ganas de torear. Y el toreo es algo tan bello, tan fácil, alegre y ligero... Esto es una profesión de artistas inscritos en el Ministerio de Cultura, a ver cuando nos enteramos. Se acabaron las tragedias: todo aquel que tenga un espíritu "disfrutador", a inscribirse en una escuela taurina. Por eso, las "figuras", cada vez que torean, nos obsequian con tweets como estos para recalcar su karma y buen tauro-rollito. ¡¡A gozar todo el mundo!!


"Cuando sale el toro con dos puntas y dos cojones, aquí no disfruta ni su puta madre, coño ya...".
(Luis Carlos Aranda, banderillero en la contraquerencia)


Esta tarde, cuando salí de la oficina, encontré este cambalache en el kiosco de la esquina: Manzanares en Vanity Fair, un Barcial en Tierras Taurinas y, en medio, el pobre Antonio Ordóñez. La Fiesta del Disfrute frente a la del Toro. Más gráfico, imposible. Por cierto, en páginas interiones, José Mari confiesa que siempre viaja con un psiquiatra para hablar "sobre sus miedos". A tenor de lo que escribe, ¿miedo a sentirse excesivamente "agusto"?