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sábado, 4 de mayo de 2013

El inefable "look" goyesco


Han transcurrido ya varias horas desde la tarde del 2 de mayo y sigo horrorizada con el desfile de trajes goyescos. No existe prenda más anti-erótica que ese pijama colorinesco y flojucho. Mi amiga Josephine sostiene que el problema proviene de la chaquetilla, que queda demasiado suelta. A mí me preocupa todo el conjunto, desde el sombrero de medio queso hasta las medias que, para más dolor, en el caso de Alberto Aguilar y Morenito de Aranda (que llevaba una calzona más fea que un frigorífico por detrás), fueron negras. Negras como las más profundas duquelas que taladran el alma. Y la vista.
 
 
Aunque los diseñadores Victorio y Lucchino, autores del pijama de Antonio Ferrera, aseguraron que su terno iba a ser rompedor, yo lo encontré francamente familiar. Esa chaquetilla gris-celeste la llevo viendo desde mi más tierna infancia, cuando en el colegio nos martirizaban con leer "El Principito", la sobrevalorada -y peligrosísima- obra de Antoine de Saint-Exúpery.
 
 
“Tiene que haber una revolución en los vestidos de torear, así que espero que después de este vestido, nos encarguen muchos más. Respetando lo esencial, yo cambiaría casi todo el diseño del vestido para dotarlo de una gran categoría y elegancia. Ahora mismo, se siguen haciendo los mismos vestidos que hace un siglo y no se ha cambiado en nada. Lo antiguo no vale en estos momentos en los que estamos reinventando el mundo” (declaraciones de José Víctor Rodríguez, "Victorio").


Unos inventan el toro-artista y otros, los vestidos de torear... ¡Dios nos libre! Sobre todo que algún ser extra terrenal nos proteja de esas zapatillas de raso celeste que le embutieron al pobre Ferrera. Menos mal que el extremeño, incluso de Victorio y Lucchino, es un tío de cabo a rabo y acabó manchando de sangre la chaquetilla "principesca". Aún no he olvidado aquella tarde de Pamplona, en la que un Victorino casi le arranca la oreja... Eso sí que era un "look" para un torero cuajado como él.  
 
 
Lo de Luis Carlos Aranda me parece algo sobrenatural: no sólo derrocha torería sino que, además, le sienta bien el sombrero de medio queso. Un caso único.
 
Gracias a Juan Pelegrín y a su incansable objetivo
 
Salvando el "front row" de pijamas, la goyesca del 2 de mayo en Madrid tiene el encanto del desfile de carruajes justo antes de comenzar la corrida, un momento amenizado por la banda de música, que cierra el cortejo tocando "Los Nardos". Los de Taurodelta ya podrían invitarnos a un bailecito en el ruedo de Las Ventas más a menudo. La gente sube después al tendido con otra cara. ¿Dónde guardan Matilla y Choperita la hoja de sugerencias? Además, seguro que Casas, responsable máximo del Arte y la Cultura, estaría encantado con la idea. 
 
 

domingo, 6 de enero de 2013

Yo también le quito la fruta escarchada al Roscón de Reyes

Misión cumplida. Este año he encontrado un roscón de Reyes sin fruta escarchada. Enhorabuena a los pasteleros de Moulin Chocolat (C/Alcalá, 77 de Madrid) por haber eliminado de la receta esta infernal sustancia. Sus defensores dicen que simulan las joyas de las coronas de los Reyes, pero yo sostengo que alguien que no aparta la fruta escarchada del roscón, no es de fiar.
 

 
Hablando sobre el asunto, el banderillero Luis Carlos Aranda me contó que, en sus tiempos de novillero, trabajaba de noche en una panadería para poder entrenar durante el día. Una víspera de Reyes se pasó 24 horas haciendo roscones y dejó varios sin fruta escarchada, justo como a él le gustan. Me dijo que se vendían como churros. Un negocio.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Los disfrutadores


Es indudable la transformación del público, no privativa del de los toros, sino generalizada a los de todos los demás espectáculos. Lo más radical de este cambio reside en una inclinación a una benevolencia que antes no existía, singularmente en lo taurino […] Se entrega la gente al disfrute de la euforia. Nada de sobresaltos ni de emociones. Paz, sosiego, es lo que se anhela. Y, dentro de la paz, el arrullo del sosiego; que lo jacarero retoce sin que turbe el esparcimiento un ramalazo de angustia. Se busca la risotada provocada como sea. Se desea el recreo, el pasatiempo, la diversión; esto es, el apartarse,el desviarse de lo que pueda atosigar el ánimo con preocupaciones, con disgustos, con sacudimientos emocionales. ¿Es la corrida de toros una fiesta apropiada para este apetecer? En manera alguna. Todo lo contrario. Propiamente, no es una fiesta aunque participe el regocijo y brinque la alegría a momentos, muchas veces apagados, cortados por clamores de aflicción. Una corrida de toros es un espectáculo cruel y, por lo tanto, serio y fuera de alegrías, aunque sólo sean superficiales y fugaces”.

Antonio Díaz-Cañabate, Paseíllo por el planeta de los toros (1970)

En los últimos dos años, las "figuras" también se han contagiado del Disfrute Sin Fronteras (DSF), con un único matiz: algunos prefieren estar "agusto" antes que "a gusto". Cuando los toros "ayudan" y "sirven", no se aguantan del placer, vaya. Sin embargo, si una corrida sale dura, bronca o áspera, inician una cruzada contra el ganadero o empresario que ha organizado el festejo.


Sucedió hace poco en Hoyo de Pinares, cuando un novillo de Adolfo Rodríguez Montesinos corneó a un chaval que aún no había debutado con picadores. La maquinaria de las "figuras" y sus palmeros echó a rodar: ¿Un novillero no ha disfrutado en la plaza? ¿Ha recibido una cornada? ¿Ha padecido en sus propias carnes la dureza del toreo? ¿No ha podido practicar ballet? ¡Inadmisible! Ése ganadero es un desalmado que cría fieras corrupias; el empresario, un ser sin corazón ni escrúpulos; y el apoderado, un irresponsable. ¡A la hoguera todos ellos! Pobre niño que ha caído herido entre las fauces del monstruo... así le quitarán las ganas de torear. Y el toreo es algo tan bello, tan fácil, alegre y ligero... Esto es una profesión de artistas inscritos en el Ministerio de Cultura, a ver cuando nos enteramos. Se acabaron las tragedias: todo aquel que tenga un espíritu "disfrutador", a inscribirse en una escuela taurina. Por eso, las "figuras", cada vez que torean, nos obsequian con tweets como estos para recalcar su karma y buen tauro-rollito. ¡¡A gozar todo el mundo!!


"Cuando sale el toro con dos puntas y dos cojones, aquí no disfruta ni su puta madre, coño ya...".
(Luis Carlos Aranda, banderillero en la contraquerencia)


Esta tarde, cuando salí de la oficina, encontré este cambalache en el kiosco de la esquina: Manzanares en Vanity Fair, un Barcial en Tierras Taurinas y, en medio, el pobre Antonio Ordóñez. La Fiesta del Disfrute frente a la del Toro. Más gráfico, imposible. Por cierto, en páginas interiones, José Mari confiesa que siempre viaja con un psiquiatra para hablar "sobre sus miedos". A tenor de lo que escribe, ¿miedo a sentirse excesivamente "agusto"?