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domingo, 1 de febrero de 2015

Февраль... o, sencillamente, febrero


Февраль
Борис Пастернак

Февраль. Достать чернил и плакать!
Писать о феврале навзрыд,
Пока грохочущая слякоть
Весною черною горит.

Достать пролетку. За шесть гривен,
Чрез благовест, чрез клик колес,
Перенестись туда, где ливень
Еще шумней чернил и слез.

Где, как обугленные груши,
С деревьев тысячи грачей
Сорвутся в лужи и обрушат
Сухую грусть на дно очей.

Под ней проталины чернеют,
И ветер криками изрыт,
И чем случайней, тем вернее
Слагаются стихи навзрыд.


Este poema ruso, escrito por Boris Pasternak, el autor de Doctor Zhivago, lleva por título Febrero. Dice algo así como "Es febrero. Coge tinta y llora. Solloza escribiendo sobre febrero...". Otro de sus poemas, llamado Noche de invierno, termina así:
 
Duró todo febrero la tormenta,
y sin cesar, día tras día,
sobre la mesa, ardía una vela,
ardía una vela.
 

martes, 29 de enero de 2013

"Pornolectoras", con taconazo y a lo loco

"Jamás hubo joven casta que hubiese leído novelas"
(Rousseau)

Mientras limpiaba y preparaba un cuenco con fresas (¡benditos manjares de la primavera que, aunque casi insípidos, regresan anunciando días más cálidos!), escuché en la radio que, en España, cada vez somos más "pornolectoras". Oh là là!  ¿Lo cuálo? El feliz descubrimiento ha sido obra de una crítica italiana, Francesca Serra, que ha publicado un libro titulado "Las buenas chicas no leen novelas". Según esta señora, cuyas majaderías sazonaron las insulsas fresas de invernadero, todas las lectoras vivimos dentro de "un sistema sexualizado de la cultura del libro" que nos supera: "los hombres leen con la cabeza, haciendo uso, en esencia, de la razón, mientras que las pornolectoras lo hacen desde la pasión y el consumo voraz, desde el útero, por decirlo de una forma drástica y rápida. Llevamos tres siglos siendo pornolectoras, al final nos convertimos, aunque no queramos".  

Una "pornolectora" en potencia

Eché un vistazo rápido a los libros de mi alrededor, esparcidos por el salón: "Viaje a los toros del sol" de Navalón, "Historia de una finca" de los hermanos De las Cuevas, "Las cosas del campo" de José Antonio Muñoz Rojas, las obras completas de Fernando Villalón, algún número de Tierras Taurinas... Mi involuntaria conversión a "pornolectora" no parecía inminente, pero empecé a preocuparme.

Marilyn, enfrascada con el Ulyses

Sin duda, la "pornolectora" número uno a lo largo de la Historia ha sido Emma Bovary, y alcanzar su frenesí parece complicado. Otra lectora tan histérica como compulsiva, fue nuestra Anita Ozores, "La Regenta", muy partidaria de las Confesiones de San Agustín y la vida de Santa Teresa, porno duro: "Había él visto perfectamente a la Regenta, una guapísima señora, pasearse, leyendo un libro, por su huerta..." (Leopoldo Alas "Clarín").

Marilyn hace pesas tras leer un capítulo de Ana Karenina

Sin embargo, la lectora más hermosa y serena de todas las épocas, como una diosa intemporal,  es Lara Antipova, desde la biblioteca de Yuriatin:

"Un día decidió ir a la biblioteca […] Ensilló el caballo, aseguró las bridas con vigor: era la primera vez que montaba desde que llegaron a Varýkino […] Entonces lo supo, siempre lo había sabido en el apenas formulado deseo que se agazapaba en el talud de su conciencia y clavó con ímpetu las rodillas en los ijares del animal ya en un rapto de impaciencia, devorado por una pasión sorda que zumbaba en sus oídos y el mundo a su alrededor se oscureció con el galope, permaneciendo únicamente el fanal que lo orientaba hacia ella, esa única luz que había brillado en sus días desde aquél ya lejano que la viera partir, no por distante ahora, sofocada a lo largo de su exilio de frío y estepa durante el cual nunca dejó señalarle el camino de vuelta. Ahora lo sabía, los cañones de la revolución y el odio no podrían apagar la luz, porque esa luz en pétalos desatada vivía más allá de todo y de todos, de las convulsiones de la Historia y sus veleidades criminales, de sus deberes y vocaciones, de sus miedos" (Boris Pasternak).


Las "pornolectoras" de hoy, sin embargo, no leen Madame Bovary, ni La Regenta ni Doctor Zhivago: todas guardan en el cajón de su mesilla las "Cincuenta sombras de Grey". Tengo una amiga -poco aficionada a los libros- que, tras devorar la trilogía, me dijo que esta "obra" le había cambiado la vida. Menos mal que en todas partes leo que sólo se trata de "porno soft"...


"Intimidada por las peculiares prácticas eróticas y los oscuros secretos del atractivo y atormentado empresario Christian Grey, Anastasia Steele decide romper con él y embarcarse en una nueva carrera profesional en una editorial de Seattle. Pero el deseo por Christian todavía domina cada uno de sus pensamientos, y cuando finalmente él le propone retomar su aventura, Ana no puede resistirse. Reanudan entonces su tórrida y sensual relación, pero mientras Christian lucha contra sus propios demonios del pasado, Ana debe enfrentarse a la ira y la envidia de las mujeres que la precedieron, y tomar la decisión más importante de su vida".

Paul Newman: lectura erótica

El gusto por el sado del tal Grey está dando bastante que hablar. La coordinadora del Instituto de la Mujer de Huelva, Rosario Ballester, ha dicho que "leer a Grey es el primer síntoma de maltrato a la mujer". No contenta con eso, ha afirmado que otra de las causas de la violencia machista es llevar "taconazos". Éste es el perfil de doña Rosario en Badoo, conocida red social de citas y contactos a través de Internet:


Rosario, de 63 años y defensora del zapato plano,
busca al amor de su vida en Badoo

jueves, 25 de octubre de 2012

Lara: homenaje a la belleza


Si el otoño huele a castañas asadas, el invierno lleva grabado la melodía de Lara. Me refiero a la célebre banda sonora que Maurice Jarre compuso para la película "Doctor Zhivago" (David Lean, 1965).


En la creación de esta obra maestra estuvo presente, cómo no, el azar. Lo explicaba el propio Jarre en una interesante entrevista realizada en su apartamento de Londres en abril de 1984. Al principio, Lean se enamoró de una supuesta canción popular rusa, "una pieza realmente bonita", reconocía el francés. Sin embargo, cuando los responsables de MGM investigaron los derechos de autor de aquella melodía, descubrieron que no era una composición tradicional y que, por problemas legislativos, no podían utilizarla en la película. Cuando Jarre conoció está vicisitud, tuvo que empezar a componer algo completamente nuevo en un plazo de escasas semanas.


"Hasta ese momento, había estado relajado porque sabía que íbamos a usar la canción tradicional como tema principal. Al componer la nueva pieza, subconscientemente o no, traté de darle la vuelta a aquella melodía que había escuchado tantas veces con anterioridad para captar su sentido y expresión. Cada vez que le presentaba un nuevo tema a David, él lo rechazaba y decía que podía hacerlo mejor. Escribí cuatro canciones diferentes en ese tiempo, pero ninguna terminó de convencerle. En aquella época yo no sólo estaba deprimido, sino también muerto de miedo, porque el tiempo se agotaba... Entonces, un viernes, David me ordenó que parase el trabajo, que dejase de pensar en la película o en su banda sonora y que me fuera el fin de semana a la playa o a la montaña, con el fin de aclarar la mente y retomar la tarea el lunes. Le hice caso, lo que fue muy difícil a causa de la presión por los días que corrían. En cualquier caso, el lunes regresé e intenté escribir algo totalmente diferente, y compuse una especie de vals. Tras aquellos dos días con la mente en blanco, en una hora el lunes por la mañana, había creado el Tema de Lara, que era absolutamente opuesto a la melodía original".



La composición de Jarre, la interpretación de la bellísima Julie Christie, la iluminación de Lean y, por supuesto, el personaje de Lara ideado por Pasternak, forjan una de las creaciones más mágicas, hipnóticas y sublimes de la Historia del Cine. ¿Qué representa Lara? La fuerza, la vitalidad, la salud, el espíritu de supervivencia, el amor y la luz en mitad del caos, la guerra, la muerte, el hambre, la incertidumbre y la desesperanza. Cerca de Lara, ya sea en el frente o en un palacio de hielo, siempre hay un jarrón con flores amarillas, girasoles o narcisos, que se marchitan cada vez ella parte.


Muy pocos personajes femeninos, en la literatura o en el cine, han sido tan arrebatadores como Lara Antipova. La composición de Jarre conmueve tanto como ella misma.


"Al día siguiente vio a Antipova. La encontró en el cuarto de plancha. Tenía delante un montón de ropa y planchaba. […] Las ventanas que daban al jardín estaban abiertas. El cuarto se había llenado con el perfume de las flores de tilo, el amargo aroma del comino seco, como en los parques de otros tiempos, y el ligero vaho de las dos planchas, con las cuales Larisa Fiodorovna planchaba alternativamente, poniendo una u otra a calentar sobre el hornillo".
Fuera del cine y los libros, existió una auténtica Lara...:
fue el gran amor imposible de Pasternak.