Mostrando entradas con la etiqueta chanson. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta chanson. Mostrar todas las entradas

lunes, 22 de septiembre de 2014

Aux couleurs de I'ete Indien


En la década de los 70, el cantante Joe Dassin puso de moda una canción que parecía compuesta por la Agencia Estatal de Meteorología. Se titulaba L'été Indien y arrancaba así:
 
Tu sais, je n'ai jamais été aussi heureux que ce matin-là
nous marchions sur une plage un peu comme celle-ci
c'était l'automne, un automne où il faisait beau
une saison qui n'existe que dans le Nord de l'Amérique
Là-bas on l'appelle l'été indien.
 
 
El estribillo era de traca y sólo decía: Da da daaaa da da daaaa. En los 70 se produjeron extraños éxitos, un tanto horteras, pero con encanto, como éste de Dassin, que llegó a vender dos millones de copias en todo el mundo. Justo estos días, la prensa francesa anuncia que las playas del sudoeste vuelven a llenarse hasta la bandera a causa de l'été Indien: "La météo annonce encore un temps de rêve sur la côte landaise. Sept plages restent surveillées jusqu'à la fin du mois de septembre: Mimizan, Vielle-Saint-Girons, Moliets, Vieux-Boucau, Seignosse, Hossegor et Capbreton".
 
 
Toute la vie
Sera pareille a ce matin
Aux couleurs de I'ete Indien.
 
Menos romántico, el cómico Guy Bedos se cachondeó del éxito de Dassin en su versión humorística Le tube de l'hiver (1975), donde rememoraba un invierno donde se peló de frío en París.
 
Tu sais, j'ai jamais autant dégusté qu'avec toi, cette année-là.
Je me souviens de ce matin de décembre.
Il faisait froid à en crever.
C'était l'hiver.
Évidemment puisqu'on était en décembre.
Je me suis jamais autant pelé que ce matin-là.
C'était l'hiver.
 

viernes, 4 de julio de 2014

La llegada del tren... a veces, sin frenos


"Satisfechos con los ensayos iniciales, los Lumière decidieron efectuar una presentación pública de su invento [el cinematógrafo] en la capital [París]. Un amigo de Antoine Lumière, el fotógrafo Clément Maurice, fue el encargado de gestionar la búsqueda de un local idóneo para llevar a cabo la presentación. El local que eligió finalmente Clément Maurice fue un saloncito situado en el sótano del Grand Café, en el número 14 del Boulevard des Capucines, elegante arteria de la orilla derecha del Sena, situada entre la Ópera y la Madeleine. El saloncito había sido bautizado con el presuntuoso nombre de Salon Indien y utilizado como sala de billares hasta que, unas pocas semanas antes, la prefectura de policía ordenó la clausura de las salas de esta clase, que se habían convertido en un terreno abonado para fáciles ganancias de los jugadores poco escrupulosos.

 
La sala era de dimensiones reducidas, tal como convenía a los Lumière, ya que pensaban que un fracaso pasaría así más inadvertido, mientras que un éxito provocaría aglomeraciones sensacionales en la entrada del local [...] Los inventores eligieron para la presentación del cinematógrafo la semana de Navidad, durante la cual los bulevares parisinos suelen estar atestados de viandantes, que pasean contemplando los escaparates de los comercios. Se estableció que el precio de la entrada sería de un franco y que se celebraría una sesión cada media hora [...] La fecha elegida para la presentación del cinematógrafo fue el 28 de diciembre de 1895 [...] Sin embargo, tan sólo algunas de las personas invitadas asistieron a aquella proyección histórica y el aspecto de la sala antes de comenzar la sesión no era muy alentador. Algunos transeúntes ociosos, que tenían media hora que perder, decidieron bajar los peldaños que conducían hasta el Salon Indien.
 

Aseguran las crónicas que flotaba en la sala, antes de comenzar la proyección, un ambiente de frío escepticismo. Este sentimiento duró todo el tiempo que las luces permanecieron encendidas, pues al apagarse, un tenue haz cónico de luz brotó del fondo de la sala y al estrellarse contra la superficie blanca de la pantalla obró el prodigio. Apareció, ante los atónitos ojos de los espectadores, la plaza Bellecour, de Lyon, con sus transeúntes y sus carruajes moviéndose. Los espectadores quedaron petrificados [...] La cinta La llegada del tren provocaba el pánico en la sala, pues los espectadores creían que la locomotora se les iba a arrojar encima. Esta inocente peliculita asustaba tanto a las damas y ponía tan nerviosos a los caballeros porque resultaba excesivamente realista para su mentalidad precinematográfica".
 
Román Gubern, Los fantasmas del Salon Indien
 
 
Efectivamente, en diciembre de 1895, los parisinos huían despavoridos del Salon Indien con sólo intuir el resoplido del tren de los Lumière. No era para menos. Hay un detalle que ha pasado inadvertido en todos los manuales sobre Historia del Cine que he leído. Exactamente ese mismo año, el 22 de octubre del 85, la locomotora de vapor de un Exprés que cubría la ruta Granville-París, atravesó la fachada de la estación de Montparnasse a causa de un fallo en los frenos. El accidente fue tan espectacular que creó una verdadera psicosis en la población. Milagrosamente, los 131 pasajeros y los dos conductores de aquel convoy salieron vivos del trallazo, siendo la única víctima mortal una mujer que, en mala hora, pasaba por la calle. Son los peligros de esperar el silbido del tren...
 
 
Je pouvais t´imaginer, toute seule, abandonnée
Sur le quai, dans la cohue des "au revoir".
Et j´entends siffler le train,
Que c´est triste un train qui siffle dans le soir...




lunes, 23 de junio de 2014

El tiempo de las cerezas... y las picotas

Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.
Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.
(Pablo Neruda)


Pasó la primavera de Neruda, cayó la flor blanca y las cerezas, del Jerte o del Bierzo, ya esperan en los puestos entoldados de los mercados o en el cuenco fresco de una cocina a la sombra. Uno descubre que ha comenzado el verano cuando, una noche, sale a la terraza con una docena de cerezas en la mano. ¡Pero es tan corto el tiempo de las cerezas...!
 
 
J'aimerai toujours le temps des cerises
C'est de ce temps-là que je garde au cœur
Une plaie ouverte!
Et Dame Fortune, en m'étant offerte
Ne pourra jamais fermer ma douleur...
J'aimerai toujours le temps des cerises
Et le souvenir que je garde au cœur!
 
 
Le temps de cerises es una canción antiquísima, compuesta en Francia en 1866, con letra de Jean-Baptiste Clément y música de Antoine Renard. Otra canción dedicada a este fruto rojo, más reciente y alegre, es la que lleva por título Life is just a bowl of cherries (La vida es un cuenco de cerezas), interpretada por Jack Hylton y su orquesta en 1931.
 
 
 
Realmente, las picotas -que se recogen en el Jerte- son más dulces y de carne más firme que las cerezas. Para distinguirlas, uno tiene que fijarse en el rabito: si no lo tiene, son picotas extremeñas. La maduración de éstas últimas es también un poco más tardía, por lo que su temporada dura hasta mediados de agosto. El tiempo de las picotas termina, aproximadamente, con la Semana Grande de Bilbao.
 
 
Vino Teresa y callaron todos. Y como no quisieron probar un guiso de pernil que aquélla trajo, se sirvieron compotas y rubios melindres bañados en miel y un canastillo de cerezas, grandes relucientes, que descansaban sobre hojas de su mismo árbol. Toda la mesa pareció regocijarse; en cada fruto encendía la lámpara un rubí húmedo [...]
-Hijo, no merecen estas cerezas tu entusiasmo. Son las más tempranas y las más ruines. Más adelante las tendrás riquísimas.
-¡Qué cerezal, tía Lutgarda, el de Posuna! ¡El del cementerio ya resulta negro de tan apretado!
-Come sin recelo, que estas cerezas no son de este paraje, y están recién cogidas.
-A mí me es igual que sean de allí.
 
(Las cerezas del cementerio, Gabriel Miró)

miércoles, 28 de mayo de 2014

Los lirios que tapizaban el Parnaso


Apenas crece en España, sin embargo, cada Primero de Mayo, para festejar el Día del Trabajo, los franceses regalan a sus vecinos ramilletes de "muguet", flor aquí conocida como lirio de los valleslágrimas de Salomón. Desde la Edad Media, el "muguet", con sus delicadas campanillas blancas, simboliza la fortuna y la felicidad.
 

 
La leyenda cuenta que Apolo tapizó con esta flor el monte Parnaso -patria simbólica de los poetas- para evitar que sus nueve musas se dañaran los pies. En épocas más piadosas, los ramilletes de "muguet" se asociaron con las lágrimas vertidas por la Virgen al pie de la Cruz. Fue Carlos IX quien, durante el Renacimiento, lo implantó como amuleto. Al llegar la primavera, ordenaba recolectar manojos de "muguet" para regalárselos a las damas de la Corte con las siguientes palabras: "Qu'il en soit fait ainsi chaque année". Rápidamente, esta bella tradición se extendió por toda Francia y ni siquiera la revolución consiguió acabar con la costumbre real.
 
Mont Parnasse (Edward Dodwell)
 
 
Aún hoy, el primer día de mayo, las calles parisinas se llenan de paseantes con campanillas de "muguet" chorreando entre las manos. Su elegancia es tal que, en la Belle Époque, Christian Dior convirtió este lirio salvaje en el emblema de su "maison de couture" y Grace Kelly lo eligió para su boda.
 
 
Il est revenu le temps du muguet
Comme un vieil ami retrouvé
Il est revenu flâner le long des quais
Jusqu´au banc où je t´attendais
Et j´ai vu refleurir
L´éclat de ton sourire
Aujourd´hui plus beau que jamais.
 

sábado, 10 de mayo de 2014

"Les toros" de Jacques Brel


Les toros s'ennuient le dimanche
Quand il s'agit de courir pour nous.
Un peu de sable du soleil et des planches
Un peu de sang pour faire un peu de boue
C'est l'heure où les épiciers se prennent pour Don Juan
C'est l'heure où les Anglaises se prennent pour Montherlant.

Ah! Qui nous dira à quoi ça pense
Un toro qui tourne et danse
Et s'aperçoit soudain qu'il est tout nu?
Ah! Qui nous dira à quoi ça rêve
Un toro dont l'œil se lève
Et qui découvre les cornes des cocus?

Les toros s'ennuient le dimanche
Quand il s'agit de souffrir pour nous.
Voici les picadors et la foule se venge
Voici les toreros et la foule est à genoux.
C'est l'heure où les épiciers se prennent pour Garcia Lorca.
C'est l'heure où les Anglaises se prennent pour la Carmencita.

Les toros s'ennuient le dimanche
Quand il s'agit de mourir pour nous
Mais l'épée va plonger et la foule se penche
Mais l'épée a plongé et la foule est debout.
C'est l'instant de triomphe où les épiciers se prennent pour Néron.
C'est l'instant de triomphe où les Anglaises se prennent pour Wellington.

Ah! Est-ce qu'en tombant à terre
Les toros rêvent d'un enfer
Où brûleraient hommes et toreros défunts?
Ah! Ou bien à l'heure du trépas
Ne nous pardonneraient-ils pas
En pensant à Carthage Waterloo et Verdun?
Verdun.


Los toros se aburren el domingo. Cuando van a morir por nosotros. Pero la espada va a hundirse y la muchedumbre se inclina. Pero la espada ya se ha hundido y la muchedumbre está en pie. Es el instante triunfal en el que los vendedores ambulantes se creen Nerón. Es el instante triunfal en el que los ingleses se creen Wellington. Cayendo a la tierra, ¿los toros sueñan con un infierno dónde arderán hombres y toreros difuntos? ¿O bien, a la hora de la muerte, nos perdonarán pensando en Cartago, Waterloo y Verdún?

miércoles, 23 de abril de 2014

Taberna ilustrada "La LiVrería"


Taberna ilustrada, "leería", sala de proyecciones, galería de arte y cervecería singular. Todo bajo un mismo techo. Suena raro, pero existe. El local se llama "La LiVrería" y se encuentra en la calle Martínez Izquierdo de Madrid. El dueño del negocio es el antiguo director de una próspera agencia de publicidad que ahora se dedica a coleccionar cervezas exóticas (de Granada, Murcia, La Sagra, etc.) y organizar actividades culturales con viejos amigos. ¡Incluso tiene una sección de libros dedicada a la mirada de los hombres en la novela erótica!
 
 
Conocí el local por casualidad. Gracias a Javier Elorrieta que, a comienzos de mes, digitalizó y volvió a exhibir en el sótano de "La LiVrería" una de sus primeras películas, La noche de la ira, estrenada en 1985. La historia tiene la estructura dramática de un "western castellano": un doctor madrileño se instala en un pueblo perdido de La Alcarria donde la mayoría de los vecinos son tremendamente hostiles. Con la ayuda de la maestra y su hermana pequeña, el médico desentraña el terrible misterio que ocultan sus habitantes: una brutal cacería humana que se repite cada 15 de mayo...
 

El malo malísimo está interpretado por el colosal Agustín González, aunque todo el reparto es fantástico: Patxi Andión, Valentín Paredes, Lina Canalejas, Aldo Sambrell, Beatriz Elorrieta, Terele Pávez, Tony Fuentes, Isabel Ordaz, Lola Gaos, Aramis Ney y Yolanda Ventura. Algunas secuencias recuerdan a La Caza de Saura, hay un flashback muy siciliano, estilo Coppola, mientras que el final tiene un aire a Scarface. A pesar de haber sido rodada hace 30 años, La noche de la ira de Javier Elorrieta ha envejecido envidiablemente bien, con una fotografía y un montaje notablemente cuidados.
 
 
Hablando de rarezas, en los últimos tiempos, Elorrieta ha sacado tres discos donde versiona clásicos de la chanson, con un toque de jazz, muy agradables de escuchar. A destacar un repertorio exquisitamente escogido. Es habitual que esta música suene de fondo en "La LiVrería" una tarde de primavera.
 

martes, 19 de noviembre de 2013

La segunda parte de "Las hojas muertas"


El otoño nos atrapa realmente cuando la noche pide a gritos echar una manta gruesa sobre la cama y el espíritu reclama escuchar de nuevo Las hojas muertas de Jacques Prévert (letra) y Joseph Kosmá (música). Las feuilles mortes, canción compuesta en 1945, es un himno a la nostalgia, la imposibilidad de olvidar y los grandes amores desunidos por el paso del tiempo. Con esta chanson aprendimos que el mar borra sobre la arena los pasos de los amantes que se separan.
 
En ce temps-là la vie était plus belle,
Et le soleil plus brûlant qu’aujourd’hui.
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle.
Tu vois, je n’ai pas oublié…
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle,
Les souvenirs et les regrets aussi.

Et le vent du nord les emporte
Dans la nuit froide de l’oubli.
Tu vois, je n’ai pas oublié
La chanson que tu me chantais.
 

Dieciséis años después de que Prévert escribiera una de sus obras más bellas, en 1961, un joven Serge Gainsbourg reunió el valor suficiente para componer la segunda parte de Las hojas muertas, a la que tituló La chanson de Prévert. Aunque los versos de Gainsbourg no rozan la maestría del poeta parisino, esta secuela contiene un mensaje esperanzador: hasta que la canción no se olvida del todo, el amor continúa vivo.

Oh, je voudrais tant que tu te souviennes
Cette chanson était la tienne
C'était ta péférée
je crois qu'elle est de Prévert et Kosma.

Et chaque fois Les Feuilles mortes
te rappelle à mon souvenir
Jour après jour, les amours mortes,
n'en finissent pas de mourir.
 

sábado, 19 de octubre de 2013

Porque... es una canción hermosa

Porque es una canción hermosa para un sábado de otoño en el que empiezan a caer las primeras lluvias. Porque antes se escribían letras extraordinarias. Y porque, si magnífica es la versión de Aznavour, su compositor, aún me gusta más la interpretación de Gainsbourg. Parce que...


Parce que t'as les yeux bleus
Porque tienes los ojos azules

Que tes cheveux s'amusent à défier le soleil
Y tus cabellos se divierten desafiando al sol
Par leur éclat de feu.
Porque flamean como una llamarada.
Parce que tu as vingt ans
Porque tienes veinte años
Que tu croques la vie comme en un fruit vermeil
Te comes la vida como una fruta madura

Que l'on cueille en riant.
Que se recoge riendo.

Tu te crois tout permis et n'en fait qu'à ta tête
Crees que todo te está permitido y no basta con que tu cabeza

Désolée un instant prête à recommencer
Lo lamente un instante para volver a empezar
Tu joues avec mon coeur comme un enfant gâté
Juegas con mi corazón como un niño malcriado
Qui réclame un joujou pour le réduire en miettes.
Que pide un juguete para hacerlo añicos.

Parce que j'ai trop d'amour
Porque tengo demasiado amor

Tu viens voler mes nuits du fond de mon sommeil
Te permites robar mis noches desde el fondo de mi sueño
Et fais pleurer mes jours.
Y haces llorar mis días.

Mais prends garde, chérie, je ne réponds de rien
Pero te prevengo, querida, no me responsabilizo
Si ma raison s'égare et si je perds patience
Si mi razón se extravía y pierdo la paciencia
Je peux d'un trait rayer nos coeurs d'une existence
Puedo de un trazo rayar nuestros corazones de una sola existencia
Dont tu es le seul but et l'unique lien.
De la que tú eres la única meta y el único vínculo.

Parce que je n'ai que toi
Porque no te tengo más que a ti

Mon coeur est mon seul maître et maître de mon coeur
Mi corazón es mi único maestro y señor de mi corazón
L'amour nous fait la loi.
Es el amor quien nos dicta su ley.


Parce que tu vis en moi
Porque vives en mí

Et que rien ne remplace les instants de bonheur
Y nada reemplaza los instantes de felicidad

Que je prends dans tes bras
Que obtengo en tus brazos
Je ne me soucierai ni de Dieu, ni des hommes.
No me importan Dios ni los hombres.

Je suis prêt à mourir si tu mourrais un jour
Estoy listo para morir si tú mueres un día

Car la mort n'est qu'un jeu comparée à l'amour
Pues la muerte no es más que un juego comparado con el amor
Et la vie n'est plus rien sans l'amour qu'elle nous donne.
Y la vida es apenas nada sin el amor que nos ofrece.

Parce que je suis au seuil
Porque estoy en el umbral

D'un amour éternel je voudrais que mon coeur
De un amor eterno, es por lo que desearía que mi corazón

Ne portât pas le deuil.
No estuviese de luto.

Parce que
Porque...


 

sábado, 6 de julio de 2013

Un "enfant terrible" en el cine de verano

Tan cierto como que después de la tempestad llega la calma, en Madrid, incluso durante los días más calurosos, al llegar la madrugada, se levanta una brisa que barre todas las miserias acumuladas durante las horas de luz. Como aquel cuadro de Hopper en el que un hombre, ya sin americana, acaba de regresar a casa después del trabajo y se dispone a rastrillar una pequeña parcela a la puerta de su vivienda. Durante el verano, el ocaso en Madrid se comporta igual que este personaje de Hopper.

 
Además de la brisa, proliferan otros bálsamos, como los cines de verano. El que organiza el Institut Français (C/Marqués de la Ensenada) en mitad de su bucólico patio resulta especialmente charmant. Este jueves, al abrigo de la silueta de las Torres de Colón, proyectaron la vida de Gainsbourg, "Vie héroïque", de Joann Sfar. En la invitación se incluía una advertencia que, por supuesto, nadie cumplió, pues hacía una noche merveilleuse: "En caso de lluvia o viento fuerte, la proyección se cancelará. Si es friolero, no olvide traer su mantita".  

 
Para contarlo todo, la agitada vida de Gainsbourg tampoco casaba bien con aquellas primorosas mantas de ganchillo que tejían nuestras abuelas. Probablemente, de su desenfreno vital tenía parte de culpa su ascendencia rusa y, por supuesto, la época que devoró: la Francia de los 60-70. A pesar de su rotundo perfil judío de ojos saltones, prominente nariz, orejas superlativas y extrema delgadez -solía decir que la fealdad era superior a la belleza porque duraba más-, de voz cadenciosa, fumador y bebedor empedernido, enfant terrible, provocador, irreverente, libertino, violento y amante de los excesos, fue también un seductor infatigable que conquistó a las mujeres más deseadas de la época: Brigitte Bardot, Jane Birkin, Juliette Grecó, Vanessa Paradis, Isabelle Adjani... Vivió obsesionado con la Lolita de Nabokov y se propuso "pervertir" a la juventud. Su caos interno quedó reflejado en su obra: empezó con la chanson, rivalizando con Brassens o Brel, y terminó componiendo una versión reggae de La Marsellesa.
 
 
Su tema más conocido es el que grabó a dúo con la Birkin, "Je t´aime... moi non plus" (1969), que Franco, por supuesto, censuró de inmediato. En aquel año, la canción del verano en España fue "María Isabel", cantada por Los Payos. También en 1969, Marifé de Triana estrenó la copla "Compañero". Comparen ustedes mismos.
 
 
La actual clase política europea, la del progreso y las libertades, es hija, culturalmente, de Gainsbourg y compañía. Pero aquí, en España, tras más de treinta años de dictadura, hemos desembocado en la misma moral chusca donde "todo vale", a la vez que se penaliza la responsabilidad individual y la búsqueda de la excelencia. Distintos ríos -uno llamado "Je t´aime... moi non plus" y otro "María Isabel"- que convergen en el mismo lodazal. Al menos, aún refresca de madrugada para no morir de asfixia.   
 
 
 

jueves, 23 de mayo de 2013

Moustaki, con su cara de forastero, de judío errante, de patriarca griego


Georges Moustaki, Edith Piaf
y el secretario personal de ésta, Ginou Richer

Ha fallecido Georges Moustaki, compositor de la canción Milord (1959) que catapultó internacionalmente a Edith Piaf. La letra describe el encuentro entre una prostituta y un hombre rico que, dolido tras un desengaño amoroso, busca consuelo en un cabaret del puerto.

Allez, venez, Milord!
Vous asseoir à ma table;
Il fait si froid, dehors,
Ici c'est confortable.
Laissez-vous faire, Milord
Et prenez bien vos aises,
Vos peines sur mon coeur
Et vos pieds sur une chaise
Je vous connais, Milord,
Vous n'm'avez jamais vue
Je ne suis qu'une fille du port,
Qu'une ombre de la rue...


En una entrevista publicada en 2007, el propio Moustaki narraba la presentación de Milord durante un recital en el Carnegie Hall, una de las salas de conciertos más prestigiosas de Manhattan:

La primera vez que triunfó en Estados Unidos fue en el Carnegie Hall. Hasta entonces, siempre se la había considerado una cantante de segunda […] Después del recital en el Waldorf, Marlene Dietrich la felicitó. No existía nadie más que ella, Nueva York estaba a sus pies. Milord contribuyó a ese éxito. Era una canción que había dejado después de hacer el borrador, hasta un día en que encontré la hoja garabateada al lado de la máquina de escribir que ella me había regalado y la retomé. Cuando escribí la palabra fin, me encontré a Edith sentada en una silla detrás de la puerta de la habitación. Estaba esperando a que terminara el texto (Marguerite Monnot debía componer la música). Yo tenía apenas 24 años y, después de un año viviendo con ella, arrastraba la imagen de un gigoló arribista. Edith convocó a la prensa en Maxim's para presentarme como el autor de Milord [...] Ella dice: "Voy a grabar la canción de un gran gilipollas" y entona Milord.

Edith Piaf y Georges Moustaki en la playa de Deauville (1958)

Moustaki y Piaf se habían conocido un año antes, en París:
Tenía 23 años cuando me encontré con la Piaf […] En aquel entonces, yo daba mis primeros pasos en el escenario de La Colombe y de otros cabarés de la orilla izquierda. Si bien había escrito algunas canciones inspiradas por la Piaf, no había intentado ponerme en contacto con ella para enseñárselas. Había bastante gente que podía impedírmelo y yo tenía tiempo de sobra para hacerlo […] El apartamento de Edith, al que había llevado consigo un piano de cola, no era oscuro, sino amplio, desnudo y luminoso. Estaba situado en el bajo, con grandes ventanales hasta el suelo que se abrían a un pequeño jardín. En cuanto llegamos, Crolla [en referencia al guitarrista Henri Crolla] me elogió ante la Piaf. Ella quiso escucharme inmediatamente […] Yo no estaba afeitado -Crolla me había recogido nada más despertarme- ni preparado para cantar. Cumplí sin ganas y muy intimidado por ella y por todo su círculo de cortesanos (secretarios, autores, compositores, amigos y gorrones). Colé en medio de mis canciones Le gitan et la fille, que había escrito pensando en ella. La destrocé completamente. Me encontró lamentable, con toda la razón, y seguramente muy conmovedor al mismo tiempo. No hubo flechazo, pero sí una complicidad inmediata. Enseguida se mostró conmigo a la vez benévola y burlona. Dijo: "Tengo la impresión de que no me conoces muy bien. Ven esta tarde a escucharme en el Olympia... ¡Si es que sabes dónde está!".

[…] A los dos días, después del espectáculo y de la cena, nos quedamos solos, Edith y yo, en su casa del bulevar Lannes. Me propuso un café, una copa o un baño caliente. Opté por el baño. Esto la divirtió. Luego, como era muy tarde, murmuró: "Deberíamos irnos a dormir" […] Una noche la desperté hacia las cuatro de la madrugada para hacerle escuchar una canción que acababa de terminar, T'es beau, tu sais. Saltó de la cama para escucharla. Es poco decir que la canción era su vida. En casa era una buena mujer, pequeña y un poco encorvada, de salud precaria. Cuando cantaba era hermosa, deslumbrante y risueña. La he visto llegar radiante al Olympia para una sesión matinal cuando tres horas antes estaba enferma de muerte.

[…] Su dependencia del alcohol fue el motivo de nuestros problemas. Cuando nos volvimos a encontrar, se hizo la promesa de dejar de beber para merecerme. Comprendí muy tarde que bebía cerveza a escondidas en el cuarto de baño. Salía de allí roja como la grana, con exceso de energía y agresiva. Yo pensaba ingenuamente que lo de los cambios de humor era algo innato en ella […] Pasé un año tan apasionante como doloroso con esta mujer a la vez autoritaria y sumisa, femenina y cortante. Acabé por dejarla.
Con los años, Moustaki compondría una de sus canciones más hermosas: Le Métèque (1969).

Avec ma gueule de métèque
De Juif errant, de pâtre grec
De voleur et de vagabond
Avec ma peau qui s'est frottée
Au soleil de tous les étés
Et tout ce qui portait jupon
Avec mon cœur qui a su faire
Souffrir autant qu'il a souffert
Sans pour cela faire d'histoires
Avec mon âme qui n'a plus
La moindre chance de salut
Pour éviter le purgatoir.


sábado, 9 de febrero de 2013

Le petit taureau

"Soñé con un toro muerto bajo una lluvia de margaritas... un pequeño toro..."

 
Je suis un petit taureau,
Mais moi c'est pas pareil
Je suis un petit taureau,
Mais moi, en plein soleil,
J'entrerai dans la reine,
Dans la reine des abeilles.

Je suis sans doute un animal
Doué de pouvoirs anormaux
Je peux échapper au mal
En jouant avec les mots.

Je ne serai plus taureau,
Tonneau de sang vermeil
Je n'aurai plus au garrot
Ce collier de groseilles
J'entrerai dans la reine,
Dans la reine des abeilles.

À partir de nos épousailles,
La morale va basculer
La reine va crier aïe!
Et moi je dirai olé!
Je la matadorerai
Avec mon appareil
Un bourdonnement doré
Emplira vos oreilles
Quand j'entrerai dans la reine,
Dans la reine des abeilles.

Et si la reine tue ses amants
Comme l'arène tue ses taureaux,
Je crèverai vaillamment
Avec du miel aux naseaux!
On se souviendra de mon sort
Peut-être, deviendrai-je un mythe
J'ai rêvé d'un taureau mort
Sous une pluie de marguerites...
Un petit taureau...
 
(Claude Nougaro, 1967)

jueves, 27 de septiembre de 2012

El tiempo de melones, cortos los sermones (la fruta 2.0)


La fruta del siglo XXI no sabe a nada, sin embargo, tiene un aspecto magnífico: en eso consiste la alimentación 2.0, en comer con los ojos. Da gloria ver las mandarinas, los melocotones, las cerezas..., tan brillantes, coloridos, tersos y perfectos. Eso sí: cuando los metes en la boca tienes la sensación de estar masticando cartón, más o menos jugoso, más o menos crujiente, pero cartón. La fruta ahora es tan moderna que, incluso, venden una aplicación para saber a través del móvil si un melón está en su punto: el Melón Meter. Dar golpecitos en los extremos del melón o calcular cuál pesa más es de antiguos: ¡si quiere catar buenos melones, cómprese un iPhone!

«Dar con buen melón y buena mujer, acierto es.
El casamiento y el melón, por ventura son.
Cigarro puro, melón y mujer; más vale acertar que escoger.
El toro y el melón, como salen, son»

Desgraciadamente, los de iPhone no saben distinguir un melón de una sandía.
De momento, no tengo constancia de que hayan inventado
una aplicación para "catar" mujeres. Seguiré investigando.

«La biodiversidad agrícola se ha visto mermada en el último siglo de manera alarmante y los cultivos son cada vez más homogéneos. La riqueza que antaño atesoraba la tierra, se está perdiendo a pasos agigantados. "Si mantenemos las catedrales ¿Por qué no se defienden las semillas? No es un planteamiento catastrofista, es realismo", censura Jaime García, ingeniero de montes que coordina a 40 agricultores de la Serranía de Ronda (Málaga) en un proyecto para recuperar las variedades locales».

Bueno, bonito y barato


Pero la verdadera revolución es el proyecto «Melonomics» de Villaconejos (cuenta la leyenda que fue un soldado conejero quien, tras regresar a casa desde tierras africanas, trajo las primeras semillas de melón a la Península envueltas en un pañuelo). Sea como fuere, el melón es la única fruta 2.0 que ha ganado con el paso de los años. Ahora venden unos melones estupendos todo el año. El resto de fruta, lo dicho: puro cartón. A cambio, pasear por los mercados se ha convertido en una delicia para los ojos, tanto como visitar un museo.

Mercado de San Miguel en Madrid
y la "Señora Fruta" en la Plaza Mayor

jueves, 20 de septiembre de 2012

Promesas de rebecas y franelas

El otoño llegará a las 16.49 horas (hora peninsular) de este sábado, 22 de septiembre, y durará 89 días y 20 horas. La estación acabará el 21 de diciembre con la llegada del invierno.

"El día es más solemne y más sereno
al declinar la tarde. En el otoño
hay brillos en el cielo, hay armonías
que el ardoroso estío desconoce
como si fueran algo inexistente"
(Shelley)


"El otoño es la estación preferida de los conversos. Detrás del cobrizo manto de las hojas, bajo el oro que comienzan a taladrar invisibles gusanos, mensajeros del invierno y el olvido, es más fácil sobrevivir a las nuevas obligaciones que agobian a los recién llegados a una fresca teología. Hay que desconfiar de la serenidad con que estas hojas esperan su inevitable caída, su vocación de polvo y nada. Ellas pueden permanecer aún unos instantes para testimoniar la inconmovible condición del tiempo; la derrota final de los más altos destinos de verdura y sazón" (Álvaro Mutis).

Les sanglots longs
Des violons
De l'automne
Blessent mon coeur
D'une langueur
Monotone.

(Escuchar la maravillosa versión de "Chanson d´automne" de Charles Trenet)

"Alrededor del seis de octubre, las hojas suelen empezar a caer, en sucesivos chaparrones, tras una lluvia o una helada, pero la principal cosecha de hojas, el súmmun del otoño, suele ser alrededor del dieciséis. Las calles están cubiertas por una capa espesa de trofeos, y las hojas caídas de los olmos crean un pavimento oscuro bajo nuestros pies. Tras uno o varios días especialmente cálidos del veranillo de San Martín, percibo que es el calor inusual lo que provoca, más que nada, la caída de las hojas, quizá cuando no ha habido lluvia ni heladas durante un tiempo. El calor intenso las madura y marchita repentinamente, igual que ablanda y pone a punto a los melocotones y otras frutas y las hace caer" (Henry David Thoreau).


Les feuilles mortes se ramassent à la pelle
Tu vois, je n'ai pas oublié
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle
Les souvenirs et les regrets aussi.


"Yo recordaba nebulosamente aquel antiguo jardín donde los mirtos seculares dibujaban los cuatro escudos del fundador, en torno de una fuente abandonada. El jardín y el Palacio tenían esa vejez señorial y melancólica de los lugares por donde en otro tiempo pasó la vida amable de la galantería y del amor. Bajo la fronda de aquel laberinto, sobre las terrazas y en los salones, habían florecido las rosas y los madrigales, cuando las manos blancas que en lo viejos retratos sostienen apenas los pañolitos de encaje, iban deshojando las margaritas que guardan el cándido secreto de los corazones. ¡Hermosos y lejanos recuerdos! Yo también los evoqué un día lejano, cuando la mañana otoñal y dorada envolvía el jardín húmedo y reverdecido por la constante lluvia de la noche. Bajo el cielo límpido, de una azul heráldico, los cipreses venerables parecían tener el ensueño de la vida monástica. La caricia de la luz temblaba sobre las flores como un pájaro de oro, y la brisa trazaba en el terciopelo de la yerba, huellas ideales y quiméricas como si danzasen invisibles hadas" (Valle-Inclán).

Inverno não ainda mas outono
A sonata que bate no meu peito
Poeta distraído cão sem dono
Até na própria cama em que me deito.


"Anteayer mismo, por la ventana abierta a través de la que veía un cielo grisáceo que trileaba con lluvias, entraba un aire que pretendía venderme promesas de rebecas, franelas, haz de luz de una lámpara baja, camilla, taza de té, tortas de aceite de Ochoa y lecturas gustosas. No me creí los grises, ni esperé oír caer la lluvia, ni le eché cuenta al mentiroso vendedor de escalofríos que invitan a recogerse. Hice bien. Ayer, mientras escribía este artículo, a través de esa misma ventana se veía un cielo desafiantemente azul y entraba el sol derramando la melaza caliente de otro día de bochorno. Hagan como yo. No se fíen de estos breves frescores, de estas lluvias impuntuales y perezosas, de estos nublados mentirosos, de estas promesas de otoño. Son tan falsos como las avanzadillas de la primavera que se aparecen, por sorpresa, un medio día de febrero para desvanecerse inmediatamente" (Carlos Colón).


The fundamental things apply
As time goes by...