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lunes, 9 de noviembre de 2015

México y los falsos mitos


Vivimos rodeados de falsos mitos. Ni la Muralla China es visible desde el espacio, ni vive un monstruo en el Lago Ness, ni el toro en La México ha sido nunca una fiera corrupia. Los mitos son amigos del boca a boca, pero enemigos de las imágenes. Cuando en diciembre de 1945, Manolete cortó el rabo de "Gitano" en D.F., para fortuna suya, no existían ni Twitter ni Televisa. Las noticias que llegaron a España al día siguiente fueron que el figurón de Córdoba había cortado los máximos trofeos en su confirmación de alternativa y se había visto obligado a dar tres clamorosas vueltas al ruedo.


Cincuenta y un años después, en febrero de 1996, José Miguel Arroyo "Joselito" paseó el rabo de "Valeroso" en La Monumental. Internet aún no había llegado a nuestras vidas y, como con Manolete, aquel hito también se habría agigantado en España de no ser por un discrepante imprevisto: la televisión. El programa Tendido Cero compró las imágenes de aquella corrida, rebajando tanto el trapío de "Valeroso" como la hazaña de "Joselito". Con bastante mala leche, los Lozano, enemigos a muerte de "Joselito", dijeron que Enrique Martín Arranz había estropeado el éxito mexicano de su torero permitiendo que las escenas de Insurgentes se vieran en España. 

Figuras contemporáneas como José Tomás o El Juli han entendido la incompatibilidad de los mitos con la "caja tonta", por eso no se dejan televisar durante sus comparecencias en D.F. Sin embargo, no han comprendido que todo es en vano. En una sociedad mediatizada como la del siglo XXI, en la que los móviles hacen fotos de excelente calidad, se suben vídeos a la velocidad del viento y se tuitea a tiempo real, no existe la privacidad ni lo "invisible". Por eso, anoche Twitter ardía de indignación después de que El Juli cortara las dos orejas de "Ser de luz", un nombre revelador, pues ahora todo sale a la luz, incluidos los toros de tan escasa fuerza y presencia como los de Fernando de la Mora.    


¿El toro de Manolete tenía más trapío que el de Juli? Posiblemente no (y de ahí el desconcierto de Julián con el público español). Pero en la postguerra tampoco éramos "tuiteros".

miércoles, 27 de mayo de 2015

De bandera

Se llama de bandera al toro que es excepcional por su bravura y nobleza. La Real Academia puede incluir como acepción de esta expresión a Jabatillo, de Alcurrucén. ¡Qué clase sacan estos "núñez" coloraditos! Son incomparables por su embestida profunda y humillada, metiendo la cara con un ritmo creciente por ambos pitones (aquello que los viejos taurinos llamaban "el tranquito Núñez"). Jabatillo es -o fue- una maravilla que se degusta de tarde en tarde: un toro de bandera que no peleó en el caballo -clásico en este encaste- y que se vino arriba en el último tercio persiguiendo los engaños con una fijeza y categoría incomparables. ¡Y que claro lo vio Castella! Su inicio de faena resultó magistral, con pases cambiados seguidos de un rosario de trincherillas, molinetes y pases del desprecio en el mismísimo centro del anillo. La plaza, llena a reventar, empezó a rugir con el francés. A continuación, llegó el toreo al natural, tremendamente templado. Y el de pecho. El kiosco rugía al unísono, al sol y a la sombra. Jabatillo continuaba embistiendo como un jabato, peinando la arena con el pitón izquierdo. 


Nunca he ocultado mi afición radical, ni mi debilidad por el tercio de varas, ni mi pasión por lo de Santa Coloma. Pero cuando un Núñez sale bueno, reconozco que entro en colapso. Por eso me he emocionado durante la vuelta al ruedo de este Alcurrucén de bandera. Imagino la felicidad de la familia Lozano: los aficionados les estamos muy agradecidos, al igual que Castella, que ha abierto la Puerta Grande tras pasear dos orejas triunfales, recompensa que también celebro. Jabatillo es un toro que descubre, para bien y para mal, y el de Béziers ha estado a la altura a pesar de que la estocada cayó baja. Con los años, Castella ha dejado a un lado las faenas prefabricadas y los arrimones innecesarios y se ha puesto a torear de verdad. ¡Bravo! 


El resto de la corrida de Alcurrucén no sirvió. Morante se marchó entre una injustificada pitada y El Juli advirtiendo con la mano que le queda otra tarde este San Isidro. En el tendido 2, además de Don Juan Carlos, se encontraba el Embajador de Francia en España, Monsieur Jérôme Bonnafont. Con uniones tan soberbias como Jabatillo y Castella, la Fiesta se defiende sola. Los toros son algo excepcional. 

martes, 16 de septiembre de 2014

El invitado pobre a la mesa de las figuras traía hambre


Este lunes, en Salamanca, Ponce, Juli, Perera y Del Álamo formaban el cartel con ocho toros de Garcigrande. 8 toros 8. Pasadas las nueve de la noche y superadas las tres horas de corrida, durante la faena al octavo Garcigrande, el invitado pobre a la mesa de las figuras -que no era el Plácido de Berlanga sino Juan del Álamo- dio una lección de clase ante las barbas de los jerarcas del escalafón. El torero mirobrigense tiene aquello que ni se compra ni se vende: naturalidad, improvisación y gusto, sin trampas ni resabios. Es una tauromaquia noble, intemporal, liberada de modas. Y, encima, esta vez mató bien.
 
 
Tras 8 toros 8, prácticamente sólo recuerdo el trasteo de Del Álamo y la faena del Juli al segundo Garcigrande, un toro descastado, malo y peligroso. Con esa prenda, me reconcilié con Juli, justo cuando se rumorea que el próximo año apenas hará campaña en España con el fin de exiliarse en las Américas. Sea como fuere, en La Glorieta estuvo hecho un tío y un maestro. Dio una lección de poderío emocionante. Desplegó la muleta y puso en práctica aquella frase de Muñoz Seca de "mantenella y no enmendalla" hasta que el belcebú rodó sobre el albero. El Juli gana ante lo difícil. No cabe duda.
 
 
En cualquier momento, las figuras pueden ponerle la cruz a Garcigrande si echa dos toros más como aquel. Bien es sabido que la gratitud es una cualidad que flaquea en el corazón de un torero.
 

Fotos: Carlos Pereletegui
 
Estos dos momentos, las faenas de Juan del Álamo y El Juli, son los dos únicos recuerdos nítidos que mantengo de la tarde. Ocho toros nublan la vista y el juicio de cualquiera. También se me ha quedado en la retina la imagen del maestro El Viti y Morante de la Puebla -que torea hoy- contemplando, juntos, la tarde desde una barrera. El primero, impecable, vestido con chaqueta y corbata. Un señor. El segundo, con su estilo bohemio e indescriptible, una chaqueta roja y el eterno puro de dos palmos. Fuera, esperaba aparcado, escupiendo una música infernal, el autobús del arte y el miedo...

jueves, 5 de junio de 2014

Un torero sin Dios ni Rey

Procurando evitar los desmanes de esta plaza esquizoide -de "toristas" y "toreristas", de "julistas" y "anti-julistas", de monárquicos y republicanos, de complacientes e indignados-, para La Beneficencia, trepé hasta la última fila de la andanada de 1, el punto más alto de Las Ventas, por encima incluso del Palco Real, cara a cara con el reloj, porque el secreto de la objetividad reside -eso dicen- en saber tomar distancia.
 
 
No sé si porque lo era, o porque desde allí todo se veía pequeño, el primero de Alcurrucén me pareció un torete de plaza de segunda. Salió El Juli a torearlo de capa y recibió las primeras ovaciones y protestas de la tarde, a partes iguales. Un sector de Las Ventas esperaba ayer al madrileño con ganas de soltarle un rapapolvo. Y es que, el abuso de poder en asuntos ajenos a lo que se cuece en el ruedo, desde los tiempos de Guerrita, ha terminado por enojar al aficionado. Con aquel torete, noblón y con poca fuerza, Juli estuvo sobrado. Lo sobó a placer y sólo le faltó montarse encima. Sin embargo, el "julipie", visto en contrapicado, resulta aún más escandaloso que a ras de arena. La estocada cayó, por supuesto, trasera y, en un alarde de esplendidez, el presidente concedió una oreja. Realmente, lo mejor del Juli fue su despliegue capotero al cuarto, al que llevó al caballo con enorme garbo. Luego, en la muleta, el Alcurrucén fue un soso que, desde la primera serie, desmenuzó el sueño de Julián por abrir la Puerta Grande.
 
 
Quizá, más que salir a hombros, la ambición de Juli ayer consistía en quedar mejor que Fandiño, pues bien es sabido que se llevan a matar, pero el de Orduña no es hombre que se aflija al lado de las figuras. Desde el quite por gaoneras al que abrió plaza, se manchó los muslos de sangre. Reconozco que, también desde la última fila de la andanada del 1, me emocionó mucho Fandiño. No su técnica, ni su gusto, sino su actitud. Ese eterno cabreo. Esa lucha que tiene contra el mundo, contra el toro, contra la plaza, contra El Juli y contra él mismo. Y su forma de matar. Parece que, cuando se tira entre los pitones, nos fusila a todos los presentes. No era tarea sencilla domeñar la embestida del quinto Alcurrucén, de nombre Pelucón, que manseó en el caballo; sin embargo, cuando se vio a solas con el matador, dijo: "Allá voy"... y a poco se lo come. Molestaba el aire y aquel Núñez en los medios pesaba como una losa. Más cerrado y acortando los terrenos se entregó al poderío de Fandiño, que le arrancó, casi literalmente, la oreja. 
 
 
Ha sido muy criticado que Fandiño no brindara ninguna de sus faenas a Su Majestad don Juan Carlos. Pero, tras verle en el ruedo, hay que entenderle: Fandiño es un tipo sin Dios ni Rey, un rebelde sin amo y casi sin patria. Un ser ingobernable que no entiende de compadreos. Mientras siga entregando su vida de esa manera, respetaré su desobediencia. Actualmente, de todo el escalafón, es el único hombre que puede permitírselo.
 
 
Finalmente, cerraba la Beneficencia un Talavante espeso de ideas, con una caraja, por otra parte, muy suya. Se fue de vacío mientras la plaza despedía, con emoción y gratitud, al Rey, que presidió la corrida.
 
Fotos de Juan Pelegrín, que ayer,
por cierto, iba muy elegante

sábado, 24 de mayo de 2014

Miguel Ángel Perera y la magnitud del enemigo


El éxito es directamente proporcional a la magnitud de las fuerzas contrarias. Cuanto mayor es el enemigo, mayor el triunfo. Miguel Ángel Perera (dos orejas y oreja) ha toreado francamente bien en Las Ventas, con enorme temple y ajuste. A excepción de la estocada al tercer toro de la tarde, que quedó atravesada, sus dos actuaciones -y su actitud en el ruedo- han resultado impecables. Merecida, por tanto, la Puerta Grande, a pesar de la generosidad presidencial tras su primera faena, que, en Madrid, tendría que haber sido premiada con un único apéndice. ¿Por qué, entonces, el triunfo de Perera no permanecerá en la memoria del aficionado como un hito indeleble? Por las características, morfológicas y de comportamiento, de sus dos toros de Victoriano del Río: chicos y con poco remate, el tercero era un bombón de carretón y el sexto, vulgar y parado. Para remontarnos a un caso reciente, a los enemigos de Perera les faltó la emoción, peligro e imprevisibilidad de los ejemplares de Parladé que permitieron a Fandiño salir a hombros el 14 de mayo.
 

El único toro de la corrida que tuvo algo de jiribilla fue el cuarto, un manso con genio y embestidas descompuestas lidiado por El Juli, que estuvo firme. El primero que pasaportó, un sobrero de Zalduendo que sustituyó a un ejemplar inválido del hierro titular, era un rajado loco por reencontrar la sombra de una encina. Con este ganado, el "Gallito de Velilla" ha añadido una perla más a su rosario de decepciones en Las Ventas. Por otro lado, resulta cada vez más escandalosa la forma en que se tira a matar, dibujando una curva que ya roza la boca de metro de Manuel Becerra.
 
 
Sobre Manzanares, ná de ná: se le da mejor el asunto de las portadas que torear en plazas serias. Y hablando de cosas enjundiosas, apetece ver a Perera dentro de unos días ante un toro encastado de Adolfo Martín. Porque los verdaderos triunfadores siempre se han medido por la fortaleza de sus adversarios. Mientras los integrantes del G5 sigan toreando los bichos acostumbrados, mantendrán saneadas sus cuentas bancarias, pero no pasarán a la historia del toreo.

martes, 10 de septiembre de 2013

Paco Camino y el "mushasho"

José María Íñigo, en su libro "La tele que fuimos", narra un sonado incidente entre Palomo Linares y Paco Camino durante la grabación del programa "Directísimo". Camino le ofreció a Linares, educadamente, partirse la cara en la puerta del estudio, pero no delante del público. Corría el año 1975:


"Entrevisté primero a Palomo, que contó cómo había sido su temporada, su vida profesional, los más de 1.500 toros que había matado en las plazas... Durante una entrevista de quince minutos, muy entretenida, puso de manifiesto su gran oficio y éxito profesional. Salió Palomo Linares del estudio, hubo una canción, y después entrevisté a Paco Camino, que también disfrutaba de un momento profesional excelente. En la charla, Camino se refirió a Palomo Linares como ese mushasho; ese mushasho, sí, está bien; ese mushasho sí, torea, torea... Y dale con el mushasho para adelante y con el mushasho para atrás, de tal manera que Palomo Linares, que estaba viendo la entrevista en la sala de invitados, se le estaban hinchando las venas del enfado, viendo cómo se refería a él, todo un hombre hecho y derecho y un torero reconocido, como mushasho, casi con desprecio. En un momento determinado, no pudo más, abrió la puerta del estudio y se fue directo a la mesa del plató. Salió en pantalla, muy enfadado, y se organizó allí una pelea que apareció posteriormente en todos los periódicos, incluidos los de América en los países donde se celebraban corridas de toros.


Fue muy comentado, porque, después, las cuadrillas de ambos toreros se enzarzaron igualmente en una pelea y no hubo muertos de puro milagro -incluso tuvo que intervenir la dotación de las fuerzas del orden público de Prado del Rey-. Se convirtió en uno de los hechos más sonados en una época en la que no pasaban las cosas que pasan ahora en televisión. La historia del mushasho tuvo una repercusión notabilísima que todavía se recuerda, y que sirvió a los dos toreros para fomentar una especie de rivalidad o duelo en las plazas. Cuando los contrataban a los dos juntos, toda la plaza coreaba a gritos: mushasho, mushasho".

VER VÍDEO DEL BRONCAZO ENTRE PACO CAMINO Y PALOMO LINARES



 
La anécdota me parece aún más simpática ahora, cuando las "figuras" no dejan de mandarse besos y abrazos a través de las redes sociales. Como escribía José Luis Suárez-Guanes en el ABC del 8 de marzo de 2009: "Antes había más belicosidad que en los tiempos que corren. O más rivalidad. Otro concepto de la torería y el compañerismo. Primaba el hambre por cada porción de una tarta de la Fiesta mucho menor que la actual. Cada peldaño, cada puesto, se jugaba a vida o muerte. Otro sentido del orgullo que a veces se iba de las manos en los casos más extremos de tensión". Ya se sabe que, antes de empezar el paseíllo, el venezolano César Girón se volvía hacia sus compañeros y deseaba "muchas cornás pa tos".


sábado, 7 de septiembre de 2013

El abanico del July


"Desde siempre ha habido hombres que usaban abanico. Según cuenta Arturo Llerandi -tercera generación al frente de Casa de Diego, de Madrid-, el abanico era, hace siglos, un signo de poder y de distinción masculinos. En China, los mandarines los llevaban dentro de una funda de marfil que colgaba del cinturón" (publicado en ABC en junio de 2006).


El abanico masculino ha sido símbolo de poderío desde príncipes hasta figurones del toreo, pasando por intelectuales de la Generación del 27. De hecho, este grupo poético se dividía en dos clanes: los partidarios del abanico y sus detractores. El July lo mismo abaniquea con la muleta en el hocico del toro como se abaniquea en los días de calor. Benditas muñecas de goma procedentes de Velilla de San Antón. En la imagen, el matador mueve con fervor el pericón mientras mira a su amigo Talavante, lo que antiguamente, en el lenguaje del abanico, significaba: "te amo con intensidad, pero tengo dudas". No dudes, Julián. La vida es tan corta como una calurosa tarde de verano.
 
 

martes, 22 de enero de 2013

La encrucijada de los Miuras


En nuestro querido, vehemente y particular planeta de los toros, lo mediocre se ha convertido en triunfo y lo ordinario en gesta. Este año, al fin, las figuras han decidido echar la pata pa´lante y salir del sota, caballo y rey (Cuvillo, Garcigrande y Victoriano del Río) para lidiar otras ganaderías menos "amables". Talavante ha pedido matar seis Victorinos en Madrid, Manzanares también ha elegido un Albaserrada de la "A" coronada para su encerrona en Sevilla y El Juli, herido en su amor propio, previsiblemente, se va a apuntar a la tradicional corrida de Miura que viene cerrando la Feria de Abril. Irreprochables decisiones que deberían tomarse con mayor frecuencia.

Fotografía: Tierras Taurinas

Llega a mis oídos la noticia de que, para la de Miura en Sevilla, va cogiendo fuerza la opción de montar un "mano a mano" entre El Juli y Javier Castaño, torero que esta temporada, al igual que la anterior, ha pedido matar toda la camada que pasta en Zahariche. Esta atractiva idea, al parecer, ha sido de los propios ganaderos, Eduardo y Antonio, quienes, deseosos quizás de agradecer la fidelidad y valor de Castaño, ya la han compartido con la empresa Pagés. De momento, Canorea ha aceptado, el torero charro también y ahora sólo falta conocer la opinión del Juli.

El Juli con un Miura en Valencia en 2006

Sin embargo -ya asoma por chiqueros el toro de la adversativa-, se rumorea también que Julián anda meditando emular a Talavante en Madrid y estoquear la de Miura en solitario, dejando fuera del cartel a un torero que tiene ganado su puesto a sangre y fuego. El madrileño, que además de buen y poderoso diestro es extremadamente listo, bien sabe que el reto no sólo reside en elegir las ganaderías más exigentes sino también a los compañeros que podrían hacerle sombra. Confío en que El Juli acabará aceptando medirse con el mayor especialista en Miuras que hay ahora mismo en el escalafón. De lo contrario, ¿qué corrida matará Castaño? ¿Acaso le dejarán entrar en la de Garcigrande, Cuvillo o El Pilar? Ni mucho menos.

Javier Castaño con Miura en 2012

¿Y qué ganaría El Juli echándose al coleto el atragantón de seis Miuras? ¿No sobra y basta con tres? Aunque, tal vez, matando la corrida completa, el lote que salga de Zahariche sea menos imponente que el elegido si el cartel queda en un mano a mano. De momento, así están las cosas. Mientras los aficionados esperamos que cuaje la segunda opción, mi enhorabuena a los toreros que compiten con Miuras, Victorinos y similares. Y que nadie vuelva a echar la pata atrás.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Talavante, la oveja descarriada


Talavante -que siempre ha tenido el cable un poco pelado- quiere matar 6 Victorinos 6 en Madrid. Decía Dámaso González que cuajar un Victorino requería poesía, valor y temple. Ojalá el extremeño encuentre todos estos factores y, además, tenga la inteligencia de lucir la corrida en el caballo, a pesar de que su cuadrilla no suele darse excesiva coba. Desde que la noticia se hizo oficial, los aficionados estamos desazonados a la espera de que vuelva a saltar la liebre. Pasan los días y El Juli aún no ha anunciado que se encerrará con los Cuadris en San Isidro (si ha twitteado, sin embargo, que estaba disfrutando mucho en una cafetería de Barajas rumbo a México) ni Manzanares ha apostado por la de Miura en La Maestranza (Kate Moss lo tiene absorbido).

José Mari se encierra con Kate

En otros tiempos, entre los figurones del toreo, el fenómeno de "acción-reacción" (también llamado "competencia") se producía de forma casi inminente. Porque, después de que Talavante haya lanzado el guante, Juli no se conformará con los Victorianos del Río ni Manzanares con los Cuvillos y  Moss... ¿o sí?


Quizás hayan considerado el envite de Talavante una afrenta contra al espíritu del "ex G10". ¡Alta traición en la cúspide! Últimamente he escuchado y leído varias declaraciones de cabecillas del escalafón (Juli y Perera, principalmente) en las que criticaban que los toreros no hablasen "con una sola voz", no estuvieran unidos, no defendieran los mismos intereses... Este comportamiento solidario y gregario que se pretende imponer en la Fiesta del siglo XXI me llama extremadamente la atención, sobre todo porque el toreo siempre ha sido una profesión personal, individual y solitaria. Ante ciertas figuras tengo la sensación de estar escuchando a un sindicalista. La semana pasada, con motivo de la Huelga General, Toxo y Cándido Méndez también gritaron que los ciudadanos debíamos plantarle cara al Gobierno "con una sola voz" y que ellos se comprometían a "defender nuestros intereses". Es exactamente el mismo discurso del G10 y, para muestra, un botón:


EL JULI (en Tendido Cero del 3 de noviembre)
: "El mensaje de los toreros se ha distorsionado totalmente, en parte por las dificultades que tenemos de unirnos en una sola voz. Parece que esto es imposible cuando, en realidad, todos los toreros tenemos el mismo interés. Se ha contado mal: sólo se ha sustentado sobre una base económica cuando, de hecho, a varios nos ha supuesto dejar de ganar un dinero por pelear por una serie de cosas... [...] La clave de la desunión de los toreros ha sido una filosofía de vida y un sistema donde parece más importante el hoy que el mañana [...] Los toreros deberían estar representados en un mismo grupo porque, en realidad, nos importa lo mismo a todos, ¿no? El problema es la ideología sobre lo que tiene que ser el toreo y lo que cada uno entiende que aporta a la profesión o su situación... La estructura nos utiliza y no decidimos dónde y cuándo toreamos".

MIGUEL ÁNGEL PERERA (en Tendido Cero del 17 de noviembre)
: "He echado en falta el compromiso más de verdad de algunos compañeros... Ha faltado lealtad. Puedo perdonar muchas cosas, pero la deslealtad entre hombres no la perdono y me hacen ser muy extremista. A las pruebas me remito. Siempre defenderé que cada persona es muy libre para comprometerse, pero de ahí a no ser leal con los hombres que hemos compuesto este grupo [en referencia al G10], no lo perdono".

"No se torea en equipo", "no se torea en equipo", "no se torea en equipo"...

La Tauromaquia se defiende desde el ruedo con tardes extraordinarias (del latín: "fuera de lo común") como la que puede protagonizar Talavante en Las Ventas, o las que ya realizaron la pasada temporada Javier Castaño y Fernando Robleño encerrándose con Miuras y Escolares, respectivamente. Y no: no es cierto que todos los toreros tengan los mismos intereses y necesidades. Quizás sí los mismos sueños, pero cada uno, consciente de su situación, ha elegido un camino, y siento más respeto por aquellos que defienden su profesión en el ruedo, lidiando todo tipo de ganaderías y dando la cara, que aquellos otros que se pelean en un despacho por los derechos de imagen televisivos. Por cierto, Castaño acaba de anunciar que la próxima temporada quiere matar toda la camada de Miura. Suerte para él y Talavante..., y que cunda el ejemplo.

El mundo al revés

miércoles, 24 de octubre de 2012

Los disfrutadores


Es indudable la transformación del público, no privativa del de los toros, sino generalizada a los de todos los demás espectáculos. Lo más radical de este cambio reside en una inclinación a una benevolencia que antes no existía, singularmente en lo taurino […] Se entrega la gente al disfrute de la euforia. Nada de sobresaltos ni de emociones. Paz, sosiego, es lo que se anhela. Y, dentro de la paz, el arrullo del sosiego; que lo jacarero retoce sin que turbe el esparcimiento un ramalazo de angustia. Se busca la risotada provocada como sea. Se desea el recreo, el pasatiempo, la diversión; esto es, el apartarse,el desviarse de lo que pueda atosigar el ánimo con preocupaciones, con disgustos, con sacudimientos emocionales. ¿Es la corrida de toros una fiesta apropiada para este apetecer? En manera alguna. Todo lo contrario. Propiamente, no es una fiesta aunque participe el regocijo y brinque la alegría a momentos, muchas veces apagados, cortados por clamores de aflicción. Una corrida de toros es un espectáculo cruel y, por lo tanto, serio y fuera de alegrías, aunque sólo sean superficiales y fugaces”.

Antonio Díaz-Cañabate, Paseíllo por el planeta de los toros (1970)

En los últimos dos años, las "figuras" también se han contagiado del Disfrute Sin Fronteras (DSF), con un único matiz: algunos prefieren estar "agusto" antes que "a gusto". Cuando los toros "ayudan" y "sirven", no se aguantan del placer, vaya. Sin embargo, si una corrida sale dura, bronca o áspera, inician una cruzada contra el ganadero o empresario que ha organizado el festejo.


Sucedió hace poco en Hoyo de Pinares, cuando un novillo de Adolfo Rodríguez Montesinos corneó a un chaval que aún no había debutado con picadores. La maquinaria de las "figuras" y sus palmeros echó a rodar: ¿Un novillero no ha disfrutado en la plaza? ¿Ha recibido una cornada? ¿Ha padecido en sus propias carnes la dureza del toreo? ¿No ha podido practicar ballet? ¡Inadmisible! Ése ganadero es un desalmado que cría fieras corrupias; el empresario, un ser sin corazón ni escrúpulos; y el apoderado, un irresponsable. ¡A la hoguera todos ellos! Pobre niño que ha caído herido entre las fauces del monstruo... así le quitarán las ganas de torear. Y el toreo es algo tan bello, tan fácil, alegre y ligero... Esto es una profesión de artistas inscritos en el Ministerio de Cultura, a ver cuando nos enteramos. Se acabaron las tragedias: todo aquel que tenga un espíritu "disfrutador", a inscribirse en una escuela taurina. Por eso, las "figuras", cada vez que torean, nos obsequian con tweets como estos para recalcar su karma y buen tauro-rollito. ¡¡A gozar todo el mundo!!


"Cuando sale el toro con dos puntas y dos cojones, aquí no disfruta ni su puta madre, coño ya...".
(Luis Carlos Aranda, banderillero en la contraquerencia)


Esta tarde, cuando salí de la oficina, encontré este cambalache en el kiosco de la esquina: Manzanares en Vanity Fair, un Barcial en Tierras Taurinas y, en medio, el pobre Antonio Ordóñez. La Fiesta del Disfrute frente a la del Toro. Más gráfico, imposible. Por cierto, en páginas interiones, José Mari confiesa que siempre viaja con un psiquiatra para hablar "sobre sus miedos". A tenor de lo que escribe, ¿miedo a sentirse excesivamente "agusto"?