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martes, 15 de julio de 2014

Fotomatón de San Fermín


Como en un puzzle perfecto donde, milagrosamente, encajaran piezas de distintas procedencias, el día de toros ideal estaría compuesto por el apartado en los corrales de Bilbao, el previo al festejo en Pamplona y la corrida en Madrid. Cada San Fermín, del 7 al 14 de julio, a las cinco y media de la tarde, la banda de música "La Pamplonesa" arranca su melodioso paseíllo desde la Plaza Consistorial. Durante su recorrido por la calle Chapitela, gente de toda condición se une a la comitiva, que desemboca en la Plaza del Castillo. El público baila, al son de pasodobles, las sortijas del repertorio: La Giralda, Amparito Roca, El tío Caniyitas o Viva El Maera. De esta manera, Pamplona, con su pañuelo rojo atado al cuello, durante esta procesión pagana, escolta a su banda hasta la puerta de la Plaza de Toros, donde los músicos se funden con las peñas.


Cuando la corrida da comienzo a las seis y media, los tendidos reverberan, cuajados de camisas blancas que reflejan la luz estival. Una ilusoria frontera separa el sol de la sombra, convirtiendo el ruedo en una trinchera donde los toreros pechan con los pitones más pavorosos de nuestras ganaderías. Sin embargo, el armisticio entre las dos mitades de La Meca resulta impecable: el sol jamás molesta a la sombra, ni la sombra increpa al sol. A lo sumo, al cuarto toro, un avioncito fabricado con papel de aluminio y olor a chorizo puede aterrizar en los tendidos de penumbra. En eso consiste la regla no escrita de las fiestas de San Fermín: llegar hasta el límite de tu propio desenfreno sin importunar al vecino. Así, unos beben vino mientras otros se lo tiran por encima. Locuras bendecidas por el santo que reside en la parroquia de San Lorenzo.


Dice un amigo que los Sanfermines son las fiestas más alegres del mundo. Probablemente tenga razón. Yo también añadiría que son las más acogedoras. Por ello, el próximo año prometo volver a lucir el pañuelico rojo.

viernes, 25 de octubre de 2013

La vida es un toro, Manolo

En 1967, Antonio Retana, en su maravilloso libro Historia de la canción española, escribió: "Manolo Escobar, por su voz y su arte, es la figura más cotizada en el folklore varietinesco por la gracia de Dios. Y ya es millonario, naturalmente. La nueva ola de cancioneros folklóricos debiera ir a aprender de este gran artista la perfección en la mímica, la seriedad en el vestuario y la habilidad para hacer compatibles las canciones de ayer y las de hoy".
 
 
A finales de la década de los 50, en España, los espectáculos de variedades aún contaban con fieles seguidores, aunque pronto iba a comenzar la era de la canción moderna, con influencia primero de la música francesa e italiana y después de la anglosajona. Recuerdo una entrevista en la que, una reportera muy dicharachera, le preguntó a Manolo Escobar si él hacía música pop. Tras unos segundos de duda, con la simpatía que siempre le caracterizó, dijo que lo suyo tiraba más a música pop... popular. ¡Qué viva España y el castellano de toda la vida!
 
 
Publicó Manuel Román en su obra La copla y los toros: "En la postrera etapa de la canción española surgieron nuevos nombres. De ellos, el más significativo fue Manolo Escobar. Un cancionero con estilo propio, aunque en el fondo siguiera la línea que Pepe Blanco impusiera veinte años atrás. Varonil, defendiendo costumbres autóctonas, con estilo folclórico aunque menos ligado a la música andaluza, pese a su ascendencia. Había nacido en El Ejido, Almería, en 1932, llamado Manuel García Escobar. Su padre tenía una fonda, el negocio se vino abajo y Manolo, con algunos de sus hermanos, emigró a Barcelona. Allí desempeñó modestos oficios hasta que en 1958 encontró en los concursos radiofónicos su trampolín para cantar. Tres años después empezaba su gran lanzamiento, con discos en el mercado y compañía propia, en la que iban tres de sus hermanos. Se hacían llamar Manolo Escobar y sus guitarras. El Porompompero fue su primer gran éxito. Lo había estrenado El Príncipe Gitano, en cuya compañía iba Manolo".
 
 
En la discografía de Manolo Escobar encontramos varias referencias a los toros, como fue el caso de una sevillana que levantó ampollas entre las feministas: "No me gusta que a los toros te pongas la minifalda, la gente mira pa´rriba porque quieren ver tu cara... y quieren ver tus rodillas". También cantó la rumba La vida es un toro: "La vida es un toro y hay que torearlo, si dejas que te embista puede hacerte daño. Con mucha valentía tienes que lidiarlo, cortarle las orejas y también el rabo". Y grabó, por supuesto, el pasodoble dedicado a una de las figuras de finales de los 60: Sebastián Palomo Linares.
 
 
El toro de la vida, que esta vez se presentó bronco y reservón, se llevó a Manolo Escobar el 24 de octubre de 2013. Descanse en paz entre acordes de pasodobles.
 
La vida tienes que tomarla
igual que un juego.
Si a veces se presenta amarga,
le pones menta y caramelo.
No seas nunca pesimista,
busca en las cosas el lado bueno,
que muchas veces los problemas
se nos presentan porque queremos.

 

sábado, 15 de junio de 2013

"En er mundo"

Esta semana ha fallecido el personal y pasional productor de cine Elías Querejeta. Su filosofía se resume en una frase: "Hacer películas sólo para ganar dinero no me parece interesante". Por eso, siempre financió trabajos de exquisito gusto y factura: "La Caza" (Carlos Saura, 1966), "El espíritu de la colmena" (Víctor Erice, 1973), "Pascual Duarte" (Ricardo Franco, 1976) y, sobre todo, "El sur" (Víctor Erice, 1983), una de las películas más bellas del cine español. ¿Quién no recuerda la escena del padre (Omero Antonutti) bailando un pasodoble con su hija, Estrella, el día que ésta celebra su Primera Comunión, ante la mirada de los invitados?
 
 
En aquella secuencia, gracias a un acordeón, suena "En er mundo", melancólico pasodoble compuesto, a principios de los treinta, por el ceutí Juan Quintero Muñoz junto al violinista Jesús Fernández Lorenzo. Aunque se escucha muy poco en las plazas de toros, sus dos intensos solos resultan siempre estremecedores.
 
 
Curiosamente, "En er mundo" y "Pepita Creus" son los dos pasodobles más interpretados en la plaza francesa de Céret. Hasta en eso aciertan. 
 
 

viernes, 29 de marzo de 2013

Un pasodoble torero entre dos Esperanzas


Con las claritas del día, arrancó a llover en Sevilla aguando La Madrugá. La Esperanza de Triana, que divisó los primeros nubarrones cuando el paso de palio entraba en la calle Sierpes, se refugió en la Catedral, donde permanece todavía, esperando a que el cielo dé una tregua. Antes, a su paso por La Campana, procesionó al compás de la rítmica marcha "Macarena". Esta obra, compuesta por el onubense Abel Moreno Gómez en 1988, tiene sus raíces en la copla y el pasodoble torero.
 
(atención a la música a partir del minuto 1:30)
 
Algunos acordes de la marcha "Macarena" comparten asombroso parecido con una copla-bolero de Bernardo Bautista Monterde y Antonio Ortiz Calero inspirada en la Virgen de La Macarena, una imagen muy torera, que fue vestida de luto en 1920 cuando Joselito cayó muerto en la plaza de Talavera de la Reina.

 
"De noche cuando me acuesto
le rezo a la Virgen de La Macarena
y allí solito en mi cuarto
a la virgencita le cuento mis penas.
 
Y de corazón le pido
que la hembra que yo quiera
mientras en el mundo viva
no me sea traicionera".
 
 
Esta composición, nacida en 1944, cuya partitura también fue adaptada para ser tocada como un pasodoble, posee numerosas versiones instrumentales, desde Pérez Prado hasta Paco de Lucía. Actualmente es un clásico en muchas plazas de Sudamérica, sobre todo en México, donde provoca fervor entre el público.
 

 
Este Jueves Santo, la Esperanza de La Macarena le ha prestado su pasodoble torero a otra Esperanza, la de Triana, antes de que el agua obligara a suspender el paseíllo por las calles de Sevilla. La trianera, con el eco de estos sones aún entre su palio, espera a que la devuelvan en volandas a su plaza de la calle Pureza.
 
 

martes, 26 de marzo de 2013

Callejuela de la O


No es "María de la O" ni "Callejuela sin salida" y, sin embargo, suena tan bien como aquéllas. Se llama "Callejuela de la O" y es la marcha procesional más bella que jamás se ha compuesto. Tiene tanta gracia, emoción y temple que parece un pasodoble torero, sobre todo en la parte del solo de trompeta. Los más puristas argumentan que no es una marcha, sino una "rumbita cofrade". No en vano, la melodía está inspirada en una canción que compuso el grupo Albahaca, al que pertenece Paco Lola, autor también de "Caridad del Guadalquivir" o "La Macarena". En el siguiente vídeo, puede escucharse la rumba original que, con perdón de los puristas, también tiene su salero. No seamos saboríos y estrechos.


Recemos para que los ecos de "Callejuela de la O" crucen el Guadalquivir y lleguen hasta La Maestranza para que inspiren a la banda que dirije José Manuel Tristán, ése que últimamente se dedica a cortar la música cuando torea El Fundi.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Aquí no se celebra Halloween: felices Tosantos

La frontera que separa octubre de noviembre huele a castañas asadas. Incontables autores han descrito este aroma, que es el de la infancia y el paso de las estaciones. Sobre todo Trapiello, al que describen como un "memorialista" (tal y como está el patio, menudo oficio, pienso yo). Así esboza el retrato de la castañera: "envejecida criatura del averno con el rostro tiznado".


En los cuentos infantiles, la castañera no parece excesivamente infernal

En mi ciudad natal, Algeciras, cada 31 de octubre se celebra en la plaza de abastos, obra de Eduardo Torroja Miretla tradicional Fiesta de las Castañas o de los Tosantos. Cuando empieza a caer la tarde, vendedores de frutos secos despliegan sus puestos alrededor del mercado mientras suena una orquestilla. Las castañas, por supuesto, son las protagonistas, pero también los piñones, nueces, pistachos, almendras, cacahuetes, anacardos, garrapiñadas, ciruelas pasas, dátiles, higos secos... Después de dar un garbeo por el mercado y de llenar unas cuantas bolsas, uno sube hasta las pastelerías del centro, a Mónaco, Okey o La Dulce Campesina, a comprar una bandeja de buñuelos y otra de huesos de santo. Y con semejante botín, se regresa casa, a seguir paladeando los Tosantos a la vera del brasero.



Incluso la gran Pastora Imperio le cantó a las castañeras a través de un castizo pasodoble, obra de Rafles y el maestro Larruaga.

"Según mi fe de bautismo,
nació esta preciosidad
en un puesto de castañas
que tenía mi mamá.
¡De castañas asás!
Me crié en la Ribera de Curtidores,
y allí conocí al niño de mis amores,
que de chulo y gitano
que es el chiquillo
apaga las cerillas con un martillo.
Y tiene puesto en su alcoba,
a orilla de San Antón,
un retrato de Vicente Pastor.
Cuando estoy por las mañanas
en mi puesto de castañas
todos los hombres me dicen así:
- ¡Dígame usté, castañera,
qué he de hacer pa´que me quiera
porque estoy por usté fuera de mí!"


a quien el erizo guarda;
la nuez, en su cárcel presa,
y aquí, con la pera parda,
tendrás la rubia camuesa".
(Lope de Vega)

Los modernos, sin embargo, son capaces de rechazar un entrañable cartucho de castañas asadas porque lo consideran "rancio" y alejado de la nouvelle cuisine. ¡Y de los Tosantos o Don Juan Tenorio para que vamos a hablar! Ahora se lleva el Halloween, que no hay Cristo que lo pronuncie. Por esa misma regla de tres, el último jueves de noviembre tendríamos que merendar pavo seco con salsa de arándanos por Acción de Gracias.

Leído en Twitter: "Que celebremos Halloween es como si en Wisconsin
bajaran de romería por el Mississippi al Cristo de los Faroles".

Ante estas amenazas progres, la pobre castañera también ha tenido que modernizarse y saltar a la web. Bienvenidos al castañero.com. Manda castañas.