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miércoles, 14 de enero de 2015

Tres veces fea

Sólo por ver y oír cantar a Lolita Torres el tema Chulona en la película La edad del amor merece la pena haber nacido. La letra de este pasacalle de 1954 fue obra de Gerardo González y la música de Ramón Zarzoso.

 
Cuando sale esta chulilla
por las calles y las plazas,
por mirar mi figurita
hasta el tránsito se para.
Y a mi cola los galanes
que ya forman un millar,
con gracioso sonsonete
todos me suelen cantar...

¡Chulona!
Mírame, chulona mía,
no me dejes de mirar.
¡Preciosa!
óyeme, mariposita,
porque yo te quiero hablar.

 
La edad del amor resultó un éxito en todo el mundo, muy particularmente en la Unión Soviética. Tanto fue así que su protagonista, la argentina Lolita Torres, hija de un telegrafista de ferrocarril, participó en el Festival de Cine de Moscú en 1961. El marido de la bailarina rusa Maia Plissetskaya, Rodión Schedrín, compuso para la actriz de Avellaneda una ópera española titulada Lolita, que más adelante se estrenó en Noruega. El escritor Jorge Asís, escribió sobre esta artista de voz frágil: "Era notable la pasión que aún despertaba Lolita Torres, una argentina agallegada que había atravesado el corazón virginal de todas las rusas. Les había renovado la existencia de sentimientos...".
 
 
He recordado la versión que Lolita Torres hizo de la salerosa Chulona gracias a la última memez de Ángeles Carmona, presidenta del Observatorio sobre la Violencia de Género del CGPJ, quien ha declarado: "El piropo ha sido siempre permitido y se ha asumido como algo normal, pero lo cierto y verdad es que supone una invasión en la intimidad de la propia mujer [...] Para no escuchar los comentarios de este tipo y aunque sean bonitos, buenos y agradables y sean actitudes absolutamente permitidas en nuestra sociedad, deben ser erradicadas". El piropo, flor de los labios desprendida, desde ese momento, dejó de ser español como una bata de cola. Descanse en paz.
 
 
Soy vendedor de piropos,
¿quién me los quiere comprar?
Si le acepto yo un piropo,
lo tendrá que regalar,
los requiebros son suspiros,
que dicen cosas de amores.
A las hembras de bandera
que van regando la flores.
 
 
Ni tres veces guapa, ni leches. Ahora, gracias a la señora Carmona, TRES VECES FEA, que es mucho más liberador.
 
 
Estás que arrebatas preciosa
estás de lo más retrechera
estás tan bonita y graciosa
que luces airosa tu sal postinera
estás tan soberbia y airosa
que luces mimosa tu gracia chispera.

Cuando me miras morena
de adentro del alma un grito se escapa
para decirte muy fuerte
¡Guapa, guapa y guapa!

martes, 5 de febrero de 2013

El taxista que soñaba con un cocido


"No me hable usté
de los banquetes que hubo en Roma.
Ni del menú del hotel Plaza en Nueva York.
Ni del faisán
ni los foagrases de paloma,
ni me hable usté
de la langosta Thermidor.
Porque es que a mí,
sin discusión, lo que me quita el sueño
y es mi alimento y mi placer
la gracia y la sal
que al cocidito madrileño
le echa el amor de una mujer".


Éste fue uno de los grandes éxitos del cantante riojano Pepe Blanco. Cuenta Manuel Francisco Reina que el argumento de esta canción se le ocurrió a Rafael de León observando a un grupo de albañiles que trabajaban en el Teatro Real de Madrid a la hora de comer. La copla se estrenó en 1949.

 
"Cocidito madrileño,
repicando en la buhardilla,
que me huele a yerbabuena
y a verbena en Las Vistillas.
Cocidito madrileño
del ayer y del mañana.
Pesadumbre y alegría
de la madre y de la hermana.
A mirarte con ternura
yo aprendí desde pequeño.
Porque tú eres gloria pura,
cocidito madrileño".

 
José Blanco Ruiz, la voz del cocidito, nació en Logroño en 1911. Su currículum, hasta que terminó la Guerra Civil, estuvo marcado por un exceso de fatigas y la escasez de manduca. Sigue narrando Manuel Francisco Reina: "Al cumplir 16 años de edad, fatigado por la actividad de carretero, y sabiendo que su vocación era cantar, comenzó a trabajar con la extinguida firma comercial Casto Barrio cuya actividad mercantil consistía en compraventa de vehículos, motocicletas, remolques, bicicletas y ciclomotores. A los 18, obtuvo el carnet de chófer comercial, dedicándose a conducir taxis para la familia Casto Barrio, para otras empresas y por cuenta propia. Durante este período, fue, además, chófer particular del alcalde de Logroño, en 1929. En 1935 contrae matrimonio con la riojana Rosa Sistiaga. En esa época Pepe ya actuaba como cantante, su verdadero destino, y su fama se reducía al público que asistía a las tabernas de Logroño y otras poblaciones interioranas de La Rioja.

Pepe Blanco arropado por varios taxistas riojanos en 1978

Tras la guerra, "una vez desmovilizado, retornó a Logroño, a la edad de 28 años, estableciéndose como taxista. Pepe, para 1939, contaba con una sólida popularidad entre sus paisanos como cantante de voz varonil, dentro de los arquetipos del nuevo nacionalcatolicismo, y todos los clichés de hombría española [...] Cada noche ofrecía conciertos en el Café Ibiza -ahora "Café Moderno", sobre el que hablamos ayer-, donde había recibido el apodo de Marchenita [...] En 1945, el empresario Tarraman reunió, en el Teatro Maravillas de Madrid, por primera vez a Pepe Blanco y Carmen Morell. Aquí actuaron a dúo, sentándose las bases de aquella pareja profesional y sentimental que tanto que hablar y éxitos daría".


Por aquel entonces, Pepe tenía 33 años y Carmen 16. Tras tres lustros de triunfos y disgustos, Morell decidió dejar a su logroñés, un desengaño que lo marcó hasta el final de sus días, en 1981. Una curiosidad: "Consta en los medios informativos bonaerenses que Pepe ha sido el extranjero que mejor ha cantado el tango".

 

lunes, 4 de febrero de 2013

Logroño, bastión de toros y vino

"Los aficionados de las peñas taurinas mantienen la actualidad
de la Fiesta en los meses sin toros" (Paco Camino).

El pasado sábado embarqué rumbo a Logroño donde los amigos de la peña El Quite me habían invitado a dar una charla sobre los valores en el siglo XXI y su influencia en la tauromaquia. Anteriores conferenciantes me habían dando excelentes referencias sobre este grupo de aficionados riojanos, pero jamás pensé que su amabilidad y hospitalidad fuese tan colosal. Me sorprendió gratamente que tanto el presidente de la peña, Alejandro Lerena, como muchos de sus miembros, con Daniel Velasco a la cabeza, son unos jóvenes entusiastas de la Fiesta y la cultura taurina. A lo largo del año, despliegan una actividad abrumadora: tertulias, exposiciones, ciclos de cine, presentación de libros, visitas a ferias... Son ellos quienes realmente defienden y sostienen el bastión torista de Logroño, ya que, si fuera por la inexistente ayuda de la Casa Chopera, esta histórica afición habría entregado las armas hace ya algunas temporadas. Sirva como ejemplo la desastrosa corrida concurso, o pasarela de desechos de tientas, que organizó la empresa durante la pasada Feria de San Mateo.


El fin de semana empezó y terminó con un brindis taurino en La Laurel, calle de perdición si unas horas después tienes que hablar en público o coger un autobús de regreso a Madrid. El vino elegido fue "Tremendus", que la bodega Honorio Rubio embotella en Cordovín utilizando la varietal viura. Un blanco -vino de mujeres- que resultó todo un descubrimiento, muy fresco y afrutado. En Logroño, a pesar de los Chopera y el viento del norte, conservan la tradición de tomar vinos en la calle mientras se habla de toros y se lidia con un rosario de apetitosos pinchos. Hacía tiempo que no probaba unos champiñones a la plancha más ricos ni con mayor trapío que los que preparan en el bar Soriano. ¿Y qué decir sobre los "caracoles de la tapia del cementerio" que cocinan con mimo en El Muro? ¿Puede existir un nombre más poético?

Gracias también a la amabilidad de Félix y Paco

Harina de otro costal es la solera del Café Moderno, que lleva desde 1916 en la calle de Francisco Martínez Zaporta. En sus paredes conservan un retrato de un riojano ilustre: el genial Pepe Blanco, al que se rifaban en Sudamérica y que tendrá un merecido "post" en este blog.


Pepe Blanco, con el torero local Chicuelo II y aficionados logroñeses,
durante los San Mateos de 1954.

Yo voy recorriendo el mundo
Y la llevo por bandera
Para orgullo de mi pueblo,
La jota de La Ribera.

Tú que me viste nacer,
Calle de la Rua Vieja
De mi tierra que es Logroño,
Tú que me viste nacer,
Ermita de San Gregorio
Chiquitita, chiquitita…
Cuantas veces por el mundo te lloré,
Calle de la Rua Vieja
De mi tierra que es Logroño.


Tanto Pablo García Mancha como Pedro María Azofra, que tuvieron el detalle de entrevistarme para El Diario de La Rioja y El Correo, han resumido el contenido de mi charla, tremendamente humilde en comparación con la acogida de la peña El Quite y de los aficionados que salieron de casa el sábado por la noche, echándole valor al tiempo infernal (gracias a Pablo e Isabel, por encontrarse entre el público):

- En Diario La Rioja: "Hemos terminado con la incertidumbre".

Con el presidente de la peña durante la conferencia

Tras la conferencia, los riojanos del Quite decidieron ir a punta de capote hasta el Asador La Chata, donde nos sirvieron una cena-degustación-pantagruélica de siete platos. Aún se me saltan las lágrimas cuando recuerdo la exquisita menestra de verduras, la sopa y las pencas con foie y queso. Con estos mimbres, se trenzan recios cestos, porque los riojanos son, sin duda, gente sólida, noble y de imperecederas tradiciones. El domingo por la mañana me llevaron de visita a una bodega, pero eso, como diría Kipling, es otra historia que contaré mañana.

Regalo de El Quite que conservaré siempre:
dos copas y un decantador con el escudo de la peña y mi nombre.