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miércoles, 16 de septiembre de 2015

Después se olvida el fuego, pero nunca la llama


"Con una cerilla, esto es, con la llama peligrosa, enciende uno un cigarrillo que arde y que se apaga después por la consunción de todos los peligros agotados, saboreados, arrojándolo aún vivo, cuando por el humo se sabe donde está el fuego. Todavía. Después se olvida el fuego, pero nunca la llama" (César González-Ruano).  

Fotografía: Santana de Yepes

Antiguamente, solía decirse que "los listos salían de la caja de mixtos" puesto que, en los laterales de las cajas de fósforos, venían dibujados retratos de todo tipo de personalidades: políticos, artistas, escritores y, por supuesto, toreros. Y es que los españoles, con su natural alegría, siempre supieron que es mejor encender una cerilla que maldecir en la oscuridad.


A mediados de los años 60, Ochaíta, Valerio y Solano compusieron La lumbre de tu cigarro, una rumba picarona acorde con la apertura social que atravesaba el país.

Ay, cógeme, cógeme,
cógeme en tus brazos,
creí que era una estrellita
la lumbre de tu cigarro.


"Cuántas veces nos quemamos los dedos, ambiciosos, viciosos, afilados como silbidos de la noche oscura..." (CGR).

jueves, 24 de abril de 2014

El orgullo del hambriento


Conocíamos la copla "No puedo vivir contigo" de Quintero, León y Quiroga (No puedo vivir contigo / ni sin estar a tu vera / unas veces te bendigo / y otras matarte quisiera), pero, ¿qué me dicen de "No quiero comer contigo"? Francamente, yo hasta la prefiero.
 
Tú comes ricos manjares,
arroz con leche y canela,
yo, con la probe de mi mare
suspiro en la cazuela.
 
Los tuyos tienen un coto
y un monte de toros bravos,
los míos, los codos rotos
y el hambre colgá de un clavo.
 
Mas con todo eso,
me siento feliz.
Y prefiero comer pan y queso
que mirarte a ti.
 
Yo no quiero comer contigo
que ni gallina ni pavos reales,
que prefiero comer habas verdes
con la probe de mi mare.

La primera versión de esta copla (también de León y Quiroga) la grabó Juanita Reina en 1945, sin embargo, quien la bordó por tientos fue Gracia Montes.
 

 
"Yo no quiero comer contigo" nos enseña que con el orgullo de un hambriento no se juega, que uno bien puede tener el estómago vacío y la honra henchida. El mismo argumento teje la historia de "Mentira y maldad", copla de León y Solano, interpretada por Gracia Montes en 1976.
 
Delante de mi familia
presumes de tus quilates,
y somos pobres gitanos,
descalzos y en cueritates.
 
Pasaste por mi chabola
comiendo pan y sandía,
y no me dijiste: ¿quieres?
sabiendo que yo quería.
 

jueves, 24 de octubre de 2013

Mediodía en la venta de Lora del Río

Un canario amarillo que pía dentro de su jaula. Un reloj de Cruzcampo que marca el mediodía. Una red en cada ventana para evitar que entren las moscas. Varios servilleteros vacíos en la mesa donde, a comienzos del invierno, se venden sacos de naranjas “cosecha propia” a 2 euros. Un cartel de “prohibido cantar en este establecimiento” y otro con un rosario de montaditos: lomo, carne mechá, jamón con salmorejo o gambas alioli. Para las tostadas, a elegir entre pan blanquito, redondillo o mollete. Hay aceite de oliva, manteca colorá, sobrasada y zurrapa. Hay zumo de naranja natural. Es época de caracoles.

- ¡Manolo! Ponme otra copita que la anterior ya se ha caío.


A primera hora, media docena de mayorales que trabajan en las fincas aledañas a Lora del Río se agolpaban en la barra, como si se tratara del callejón de una pequeña plaza el día de una corrida concurso de ganaderías. Viven en las casas de Miura, Moreno Silva, La Quinta, Javier Molina. Este año, el tiempo está raro y, al final del invierno, apenas florecieron las varitas de San José.
- Me han contao que está a la venta la finca de Cabra Alta.
- A ver quién compra eso. Yo, sin verla, ya no la quiero. Si ahí se pueden criar cabras, mal terreno. No brota ná.
A esta hora, en la que el sol ya se encuentra casi perpendicular y empieza a hostigar a los toldos verdes y blancos,  los hombres de campo dejan paso a los camioneros que hacen un alto para repostar en la vecina gasolinera del Álamo. La radio recoge la señal de Córdoba, a pesar de que Lora pertenece a la provincia de Sevilla. A 19 kilómetros se encuentra Peñaflor y a 78, Córdoba.


Canta la copla que en Lora -pueblo natal de Gracia Montes- vivía un barquero que soñaba con ser un matador de mucho tronío.

"El verde Guadalquivir,
Pasa por Lora, pasa por Lora,
Lora del Río,
Y dicen que vive allí,
Un barquerito,
Un barquerito muy presumío,
Que quiere ser mataor,
Dice a las niñas de la Ribera,
Y no le importa el amor,
Ni que le canten de esta manera:

Barquerito de Lora, cariño mío,
Se me pasan las horas cruzando el río,
Que te quiero y te quiero, para marío,
Y en tu sueño torero, no ves que muero,
Barquero mío".


El guapo barquerito un buen día se marchó y dejó a las loreñas llorando por su ausencia. Quizá fuera él, ya convertido en matador, aquel torero a quien le cantaba Marifé de Triana...

"Manolo de Lora del Río,
figura y temple de gran torero,
Manolo de Lora del Río,
tus alamares me dieron celos.
[...] Manolo de Lora del Río,
en tu capote tabaco y oro,
escrito te puse, amor mío,
te quiero con tós mis sentíos
y apártate ya de los toros..."

domingo, 28 de abril de 2013

Las flores de la copla (II)

"Española,
lirio, jazmín y amapola,
rojo clavel reventón,
nardo con bata de cola".


En estas fechas en las que se alargan los días y se acortan las noches, seguimos repasando el fértil jardín de la copla y nos paramos ante un ramillete de nardos.

“Por la calle de Alcalá
Con la falda almidoná
Y los nardos apoyaos en la cadera,

La florista viene y va
Y sonríe descará
Por la acera de la calle de Alcalá,

Y el gomoso que la ve
Va y le dice venga usted
A ponerme en la solapa
Lo que quiera,
Que la flor que usted me da
Con envidia la verá
Todo el mundo por la calle de Alcalá”.


 
He intentado buscar, en vano, una preciosa copla que cantaba Estrellita Castro titulada "La Camelia".  En el océano de las redes, esa canción se esconde igual que aquella oscura clavellina que iba de esquina en esquina volviendo hacia atrás la cabeza. A cambio, sí se deja prender aquella rosa de La Alhambra...
 
“La rosa se distraía
oyendo los surtidores,
mientras el viento gemía
de amor en los miradores. 
[…] Pasó la reina una tarde a la vera de la rosa,
si la rosa era de nieve, la reina era más hermosa,
y cortándola del tallo, con mano de terciopelo
con un alfiler de plata se la prendió sobre el pelo”.


Los rosales, también en la copla, tienen el peligro de herir a aquellos que se acercan demasiado, sobre todo si crecen en las rejas de una gitana. ¡Menuda clase tiene Gracia Montes! La última de las grandes...

"En las cruces de mi reja
Hay un rosal y un clavel
Florecío con el llanto
De los ojos de un marqués.

[…] Con una limosna
Le entregué unas flores,
Le dije no vuelvas
A hablarme de amores,
Si tienes corona de conde o marqués
La mía es de reina de reino calé.
No quiero gente a mi vera
Dejarme, flores, dejarme,
Que aquel que tiene una pena
Ay... No se la divierte nadie".

Y seguimos con el ramo de rosas... esta vez, en una zambra de veneno.

"Que amarillen los hombres
Y se enciendan las mujeres
Ahí va una guapa que pasa
Dando rosas y alfileres
La boca brindando miel
Carita de hacer favores
Por dentro pozo de hiel
Por fuera llena de flores".

En el género de la canción popular, aunque más cerca de las sevillanas, la flor del romero llora... sobre todo si la canta su autor, Manuel Pareja-Obregón.
 
“La flor del romero a solas
Llora cuando ve que cortan
Margaritas y amapolas
La flor del romero a solas.

También llora la ribera
Cuando el río arrastra flores
Al llegar la primavera
También llora la ribera.

Yo también lloré de pena
Aquel día en que con otra
Paseabas por la arena
También yo lloré de pena”.


 
Del trigal de la canción andaluza, ha llegado ha escaparse, incluso, una amapola. Dicen que, por medio de un camino, la vio el almendro, el olivo y hasta la misma luna.

 
Y para los que vivimos en grandes ciudades y no tenemos a mano un jardín, siempre nos quedarán las macetas del gran Antonio Molina.
 
“Vengan y compren la rosa
ruborosa y sin espinas,
miren esta clavellina
que huele a flor de romero,
colio, pilistra y geraneo
de tó trae el macetero”.


 

lunes, 15 de abril de 2013

Ponerse flamenca

Próxima estación... ¡la Feria!

Con el Lunes del Pescaíto, llega la Feria de Abril y los cuerpos se ponen flamencos. Como bien se sabe, los trajes de flamenca se visten de día y nunca de noche, siempre con el pelo recogido, grandes pendientes a juego con el color de la tela y tacón. Se prohíben las gafas de sol y los relojes de pulsera. El vestido será comprado o alquilado, nunca financiado con fondos públicos. El hombre que acompaña a la flamenca llevará traje o, en su defecto, chaqueta; nada de polos o ropa casual.
 

Sere…serenito, guarda el pito.
No me tomes por ladrón, ladrón,
pito, pito, pito, pito, pii…
Guarda, guarda el pito serenito,
pito, pito, pito, pón.


Las flamencas, ya sean honradas o amantes de lo ajeno, antes de lucir palmito en el Real, tienen que estudiar con detenimiento los mandamientos del traje de faralaes (palabra prohibida, por cierto, en el diccionario sevillano). ¿Y cuáles son esas diez tablas de la ley? En el blog "Entre cirios y volantes" lo explican divinamente:

Un traje "serrano". Se recomienda conservar en frío.
 
1. No llevarás el pelo suelto.
2. No te pintarás el famoso lunar.
3. No te pondrás gafas de sol.
4. No te pondrás el mantoncillo a la cintura.
5. No usarás manoletinas (una flamenca no es nadie sin su tacón).
6. No usarás el móvil como un nuevo complemento de flamenca.
7. No vestirás chaquetas con tu traje de flamenca.
8. No lucirás mil complementos a la vez.
9. No enseñarás tu ombligo por todo el Real de la Feria.
10. No llevarás a tu pareja desarreglá.

Ideas poco recomendables para bailar en el Real
 
"Una flamenca es una flamenca y una gitana es una gitana. Aunque la una se vista de la otra. El traje de flamenca es una cualificada elaboración de los vestidos con mucho vuelo, vistoso colorido y adornos en la basquiña que usaban en otros tiempos las gitanas andaluzas y que ya no usa nadie en el día a día... salvo las inmigrantes rumanas llegadas en los últimos años. No hay edad para vestirse de flamenca, el único traje regional que sigue los dictados de la moda y que admite variaciones casi hasta la náusea" (Javier Rubio en el ABC).